Para el tercer debate presidencial este miércoles, Trump recomienda que a los dos candidatos se les haga un control antidopaje. Por lo visto notó a la Clinton muy eufórica en sus encuentros previos, constatando (¿la había seguido?) que, al dar por cerrado el día, le entró una pájara de cuidado que casi no le permitió abrir la puerta del coche. Si Clinton se niega a la analítica, ¿aprovechará Trump para llamarla drogadicta mientras besuquea la cámara? Peor aún, si le entra uno de sus arranques, ¿le pondrá la mano encima?
Las republicanas por Clinton están saliendo de debajo de las piedras. No sé si Trump debería tomarlo como un anuncio para navegantes o dejar pasar la propuesta y aprovechar para tomarse la pastilla que le ponga a funcionar.
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