Y otra de Pensilvania. Antes, mucho antes de que a nuestro presidente se le ocurriera la posibilidad de que nos armáramos en los centros escolares en previsión de un posible ataque, estaba Blue Mountain School District (el Distrito Escolar de Blue Mountain) en el condado de Schuylkill. Allí, bajo el liderazgo de David Helsel, el superintendente, los alumnos ya hace varios años que saben que la clave del éxito, llegado el caso, está en el ataque: con guijarros de río. Cada clase está dotada con un cubo de unos cinco galones, unos 4 kg de peso.
El método, según Helsel, puede resultar de lo más efectivo, ya que la precisión y la fuerza de algunos de los estudiantes puede derribar cualquier mole armada que esté lanzando fuego indiscriminado.
Se me antoja que quizás una combinación de pedruscos y espuma de extintor, más arrojamiento del botellón rojo, una vez pelado, sobre el intruso, pudiera ser más efectiva. No, mejor escudo de adamantium y listos.
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