Eso si qué no me lo esperaba, la verdad. Aunque lo que desde luego me ha pillado con la guardia por los suelos es el fastuoso donativo que Monsanto entrega a las buenas causas. Nada más ni nada menos que la incomparable suma de 1350 dólares del ala que se ha llevado una organización sin ánimo de lucro de la Universidad de Iowa del Norte para que disfruten de ese dineral.
El senador republicano Charles Grassley, resulta que es uno de los fiduciarios de dicha organización sin ánimo de lucro. Francamente, si yo fuera Grassley me hubiera enfadado muchísimo. Los 1350 dólares se agradecen, pero las semillas dan para mucho y seguro que, escarbando un poquito en el bolsillo, algo más que patentes y polvillo de semillita hubieran salido. Monsanto habrá pensado que, como la organización se ahorra el pago de los impuestos que, lógicamente, pagamos el resto, le basta y sobra. Además, desde el puesto, también se le ha brindado la ocasión de hacer de vocero de las bondades del semillero republicano. ¡Qué más se puede pedir! Si acaso unas semillitas para el jardín.
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