Doscientos veintiséis días al año sin ver la luz del sol se quedan en Seattle. En Pittsburgh el renegrido se recorta casi un mes, que, desde luego, es de agradecer. Un alivio que Pittsburgh no se encuentre entre las ciudades más frías del país. Ese honor se queda en Prospect Creek Camp, en Alaska, con la friolera de -62,2°C registrados en 1971.
Esperemos que el Año Nuevo no nos deje tirititando y a dos velas.
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