
El origen de esta expresión parece remontarse a las cruzadas, cuando, en 1252, Inocencio IV, con la bula Adextirpanda, se saca de las vestiduras las torturas para hacer cantar al hereje. Además del potro, otro de los métodos favoritos era impregnar los pies de grasa y ponerlos delante del fuego, tradición de la que ha derivado la forma que nos ocupa.
Los americanos comenzaron a usar esta expresión de manera figurativa a mediados del siglo XIX. La traducción literal sería aferrarles los pies frente al fuego. Sin embargo, tiene un sentido positivo y su traducción equivaldría a nuestro presionar o convencer a alguien para que haga algo o hacer responsable a alguien.
Frase:
My father will hold their feet to the fire to do what's right.
Mi padre les empujará a hacer lo correcto.
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