Por lo visto, los papás y mamás de algunos estados, entre ellos los de Massachusetts, Nueva York, Oregón o Florida, no tienen miedo al virus, y piden que sus hijos regresen a las aulas. Según ellos, la educación virtual deja mucho que desear, por eso reclaman la asistencia presencial. Tanto es así, que han llevado el asunto a los tribunales.
No cabe duda de que si los estudiantes se quedan en casa, correrán menor riesgo de llevarse el virus puesto. Ya sabemos que autobuses, comedores, pasillos y baños, inevitables puntos de reunión, pondrán al virus en su salsa. Por otra parte, es comprensible que muchos padres quieran la vuelta al cole presencial. No solo por la calidad de la enseñanza, sino porque, en casa, no disponen de la tecnología necesaria para afrontar el nuevo curso académico. Y no hablemos de los padres con hijos que tienen necesidades especiales. Un panorama francamente espeluznante.
Tampoco debemos olvidarnos de la doña economía. Hay familias que se se verán obligadas a quedarse en casa para cuidar del alumno/s porque no tienen dinero para meter en casa a alguien que se ocupe de ellos. Y también tendremos a aquellos que necesiten usar muchas veces el único ordenador que hay en casa para ganarse el jornal.
Algunos estados americanos barajaban la posibilidad de convertir iglesias, supongo que previo pago, en escuelas. Desde luego acústica no les falta y tampoco espacio, sobre todo en esas mega iglesias. En España será por iglesias...
Lo único en lo que sí podemos ponernos de acuerdo es que personal, recursos y mucha paciencia es lo que va a faltar en todo el orbe.
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