En los tiempos del Yo también, discutir la genialidad de Hemingway parece más arriesgado que abrir la caja de Pandora, pero ya que PBS, la televisión pública, acaba de sacar tres documentales de Ken Burns sobre la vida de Papa Hemingway, y ya que In Our Town (En nuestra cuidad) es otra de las obras que acaban de engrosar este año las filas del dominio público, nos tiraremos a la piscina.
En nuestra ciudad no es que tuviera una acogida extraordinaria. Una tirada minúscula en París en 1924 gracias a la ayuda económica de unos cuantos amigos. Para colmo, seis ejemplares se los llevó la familia. Y la lectura de esta obra de juventud no es que fuera especialmente placentera y reconfortante para sus progenitores. "Sucia", así definió el padre a esta colección de viñetas que no supera las treinta páginas. Parece ser que sus padres se quedaron espantados con el realismo sucio de las escenas con sexo y las gonorreas. Pero estos comentarios no desanimaron a nuestro artista lo más mínimo. El empuje moral que seguramente no necesitaba pero que sin duda agradeció se lo dio Edmund Wilson, el excelente crítico literario de la revista The Deal, especialista en encajar sus análisis literarios bajo corsés freudianos y marxistas.
Wilson destaca su originalidad, su lenguaje novedoso, agudo y elegante como el arte de Goya, dice, así como su pericia para dejarnos un registro de las barbaridades cometidas en el periodo que les había tocado vivir. Años más tarde, la escritora Edna O'Brien también defenderá al ilinés, argumentando que Hemingway no odiaba a las mujeres y que sin duda entendía sus emociones y sentimientos.
Gertrude Stein, a la que llegara de la mano de Sherwood Anderson, sin duda influenció el estilo de sus primeros años. Y lo hizo con sus Three Lives, (Tres vidas). Escritas entre 1905 y 1906, estas Vidas están compuestas sobre tintes literarios cubistas inspirados por Cézanne y, en menor medida, Picasso.
En "Melanctha", segunda vida del libro, Stein desgrana con atino cuestiones raciales, (Melanctha es hija de hombre negro), de género, sexualidad e identidad. Y es de la prosa repetitiva de Stein, de sus frases simples y concisas, de donde Hemingway sacará ese estilo.
La afilada prosa hemingwayana, la esencia psicológica de sus personajes, ¿herencia cubista de Stein?
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