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Estilo italiano. Muy común entre los años 60 y 90 del siglo XIX. Inspirado en el renacimiento italiano. Gusto por las líneas verticales de gran altura. Puertas y ventanas también alcanzan altura considerable. Tejados cuadrados que le dan al edificio un aspecto pesado, ménsulas en los aleros y galerías acristaladas.
El románico richardsoniano, llamado así por el arquitecto Richard Morris Hunt. Se usó principalmente entre los años 1880 y 1900. Al querer imitar el románico tenemos un predominio indiscutible de la piedra. Cubierta a cuatro aguas, arcos en semicírculo y torreones de planta circular.
El estilo shingle. Se solapa con el románico richardsoniano, aunque este queda principalmente reservado para las casas de recreo situadas en la costa y que la burguesía adinerada se ha levantado en Nueva Inglaterra. Énfasis en la horizontalidad, listones de madera avejentados con leche cortada para dar la impresión de desgaste. Techumbre a cuatro aguas, amplitud de los porches y numerosos ventanales.
Estilo Stick. Entre el carpintero y el estilo Reina Ana. De finales del siglo XIX, este estilo busca realzar la estructura del edificio, preferentemente en viviendas, con paneles labrados en madera que se colocan en paredes exteriores.
Estilo Reina Ana. Estilo victoriano que principalmente se usó de 1880 a 1910. Torreones de planta circular, techos a dos aguas cruzados, decoración en los porches que imita bordados elaborados con huso y vidrieras en las ventanas.
Por supuesto que en un solo edificio podemos encontrar más de un estilo.
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