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miércoles, 1 de febrero de 2017

¿Habrá un tercero?

Con las últimas escabechinas de Trump parece que las ansias impichatorias se han inflamado.

La historia nos cuenta que solo dos presidentes, Andrew Johnson (no lo confundamos con Jackson) y Bill Clinton han sido acusados. A Johnson por transgredir el Tenure of Office Act (Ley en el Desempeño del Cargo) abolida en 1887, y a Clinton por perjurio y obstrucción a la justicia.

Nixon estuvo a punto de hacerse con un procesamiento, pero presentó su dimisión antes de que la Cámara de Representantes tuviera ocasión de leer los informes procedentes del House Judiciary Committee (Comisión Judicial de la Cámara de Representantes) en 1974. 

El ser acusado no garantiza que el presidente tenga que abandonar el cargo. De hecho, eso es lo que les sucedió a Johnson y a Clinton, que, aunque fueron acusados, pudieron acabar su mandato. 

El Artículo II de la Constitución de los Estados Unidos señala en la Sección 4 que "El presidente, el vicepresidente y todos los funcionarios civiles de los Estados Unidos serán separados de sus puestos al ser acusados y declarados culpables de traición, cohecho u otros delitos y faltas graves". 

La Cámara de Representantes tiene la facultad de llevar a cabo las acusaciones, (para que salgan adelante se requiere una mayoría simple), mientras que el Senado se encarga de juzgarlas. Johnson y Clinton fueron exonerados porque el Senado, presidido por el Chief Justice of the Supreme Court (presidente del Tribunal Supremo), no consiguió los dos tercios (67 senadores) necesarios para proceder a su destitución. 

Proceder a la destitución de un presidente, como se ve, no es nada fácil y aún está por suceder. A nivel federal solo ha habido diecinueve casos de impeachment. La mayoría eran jueces y no todos fueron separados de sus funciones. 

Las acusaciones normalmente se centran en delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, aunque también se han dado casos en los que el Congreso ha acusado y declarado culpables a funcionarios por delitos cometidos con anterioridad a la toma de posesión. 

En el caso de que se declare culpable al funcionario, este será retirado de su cargo o retirado del cargo con la prohibición añadida de no poder volver a ocupar cargo público alguno. Para esta última opción se necesita una nueva votación del Senado. Basta con una mayoría simple.

Un presidente o funcionario puede ser acusado básicamente por 3 razones: 
  • por abuso de poder y excederse en sus competencias
  • por un comportamiento incompatible con la función y propósito del cargo
  • por un uso indebido del cargo para un fin inadecuado o para su propio provecho 
En el caso de Trump, ¿ha cometido algún acto inconstitucional? ¿Ha abusado de su poder? ¿Se ha excedido en sus competencias? ¿Ha causado algún perjuicio? ¿Ha hecho o está haciendo un uso indebido del cargo para enriquecerse?

Si es así, un impeachment no sería tan descabellado, aunque, lógicamente, no hay que perder de vista que las dos Cámaras del Congreso están en manos republicanas y que si se pretende lanzar uno, los demócratas prefieran esperar a ver qué suerte corren el 6 de noviembre del 2018, fecha en la que tendrán lugar las elecciones. Cuatrocientos treinta y cinco escaños en juego en la Cámara de Representantes y treinta y tres de un total de cien en el Senado.

Algunos han decidido no esperar tanto y ya se han puesto manos a la obra. Es el caso de Free Speech for People and RootsAction, dos grupos que busca acusar al presidente, acogiéndose a la Foreign Emoluments Clause y a la Domestic Emoluments Clause (Cláusula de Emolumentos Extranjeros y Cláusula de Emolumentos Domésticos).

Por cierto, que a día de hoy casi medio millón de firmas y todavía no hemos visto (ni creo que veamos) esas famosas declaraciones de la renta. No sé con otros números, pero con estos, desde luego, la ética del mundo Trump se lleva a matar. 

martes, 15 de noviembre de 2016

En Estados Unidos, ¿hay gitanos?

Virginia Pritchard, Sue Spiller, Gertrude Watson
Elvis y Bill Clinton llevan sangre gitana. Aunque parezca extraño, puede haber casi un millón de gitanos que viven en Estados Unidos, pero la mayoría lo desconoce.

Existen distintos grupos.

Los Rom llegaron de Serbia, Rusia, Austria y Hungría a principios de 1880. Su entrada se frenó hacia 1914, al dar comienzo la Primera Guerra Mundial. Los Rom se dedicaban principalmente a arreglar objetos de cobre y a la reparación de maquinaria industrial.

Los Ludar son los llamados "gitanos romaní". Como los Rom, también vinieron en idénticas fechas aunque la mayoría procedía de la zona noroeste de Bosnia.

Su especialidad era ir de sitio en sitio con sus animales, normalmente osos y monos, pasando la bandeja o el gorro. Muchos de ellos se instalaron en Queens en Nueva York y en Chicago, aunque entre 1925 y 1939 se les desalojó de ambos lugares por las precarias condiciones en las que se encontraba su barriada.

Los Romnichels son de origen inglés. Llegaron antes a Estados Unidos, allá por 1850. Estos se dedicaban a los caballos de tiro y al comercio de caballos. Tras la Primera Guerra Mundial y la redundancia del caballo en la agricultura, encontraron trabajo como cesteros y en la fabricación de muebles. También alguno que otro se recicló, principalmente las mujeres, dedicándose a la lectura de la buenaventura.

Los Black Dutch (Holandeses negros). Oriundos de Alemania, su número es bastante reducido.

Finalmente también existe representación de los Hungarian Gypsies (gitanos húngaros). La mayoría se dedicaba a la música, especialmente al violín y al címbalo. Como los Rom y los Ludar se establecieron en Estados Unidos a comienzos de 1880.

En un país donde existen tantas voces, la del pueblo gitano apenas se oye. Afortunadamente en 1997 su situación mejoró un poco. En Nueva Jersey se les permitió el nomadismo, al tiempo que se admitió la representación de su etnia en el Consejo Conmemorativo del Holocausto.

Y sí. Elvis por lo visto era Black Dutch. Bob Dylan fue a verlo y de la visita salió I Went To See The Gypsy (Fui a ver al Gitano). Por lo visto el Gitano no debió servirle de mucha inspiración porque la pieza es, simplemente, infumable. Da gusto ver que, los laureados, también dan patinazos con estos gallos.