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domingo, 14 de julio de 2024

Tiroteos, esa nefaria costumbre.

No cabe duda de que, dedicarse a la política en este país, entraña riesgos. No ya solo para el político que busca el francotirador, sino por las víctimas que este se lleva por delante. Pensilvania cuenta con el horrible honor de ser el estado que abre esta costumbre, en noviembre de 1948. Pero no es hasta 1966, con la matanza perpetrada por Charles Whitman desde una torre de la Universidad de Texas, en su sede de Austin, cuando estos sucesos comienzan a proliferar y a calar en la mente de los americanos.

Lo que pasó el viernes durante el mitin político de Butler, lugar que, por cierto, conozco, a menos de una hora de Pittsburgh, no se considera matanza, ya que, únicamente, ha habido dos muertos. Según la revista Mother Jones, para que alcance esta nefaria categoría se requiere un mínimo de tres. 

Todo esto para decir lo de siempre. Que las armas en casa llevan a esto.  

Trump tiene pensado hacer acto de presencia mañana en Milwaukee. Hace unos días, el expresidente nos dijo que no anunciaría en la Convención a quién elegiría como su segundo de a bordo, pero, dado el percal, tal vez nos lo anticipe. Rara situación es la que nos encontramos, con los candidatos a la Casa Blanca de los partidos que más pitan en situación tan hostil.

Los candidatos a la vicepresidencia:

El senador J.D. Vance (Ohio), el senador Marco Rubio (Florida), el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, el senador Tim Scott (Carolina del Sur), el senador Tom Cotton (Arkansas) y el senador Tim Scott (Carolina del Sur). De la Cámara de Representantes: Byron Donalds (Florida) y la única mujer, Elise Stefanik (Nueva York). 

Nikki Haley no está entre los seleccionados, y eso que hace unos días pedía a sus votantes que apoyaran a Trump. 

lunes, 28 de noviembre de 2022

De biblias y presidentes.

"Juro (o afirmo) solemnemente que desempeñaré fielmente el cargo de presidente de los Estados Unidos y que, en la medida de mis posibilidades, preservaré, protegeré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos”. 


loc.gov

Este es el juramento o afirmación que suele hacer sobre una biblia el presidente electo cuando toma posesión del cargo. Y digo suele porque John Quincy Adams no usó biblia. Theodore Roosevelt la usó para su segunda ceremonia inaugural. En la primera no le dio tiempo porque, de prisa y corriendo, tuvo que ocupar el cargo del presidente William McKinley, asesinado en 1901. 

Algo parecido le sucedió a Lyndon Johnson, que, con el asesinato de John F. Kennedy, tuvo que echar mano a lo primero que encontró en el avión, y que fue un libro de oraciones de la doctrina católica. Johnson era protestante. No obstante, en 1964 sí que usó una biblia para prestar juramento al cargo. Los dos presidentes cuáqueros que ha tenido Estados Unidos, Herbert Hoover y Richard Nixon, también juraron sobre una biblia. Franklin Pierce, por su parte, presidente de 1853 a 1857, prefirió afirmar en lugar de jurar, y eso que no pertenecía a una religión contraria a los juramentos como era el caso de la comunidad cuáquera. Quincy Adams y Pierce se contentaron con apoyar la mano en un libro de leyes. 

Y un par de apuntes más. El presidente electo puede traerse la biblia de casa o usar alguna de las que se conservan en el Capitolio. La del presidente George Washington parece que es la que más trasiego tiene. La de Lincoln le va a la zaga.

Los Padres Fundadores nunca establecieron que jurar sobre una biblia fuera requisito, pues la libertad religiosa así lo aseguraba. Pero los presidentes electos parece que, sin una biblia que echarse a la mano, no se ven muy iluminados.

domingo, 18 de septiembre de 2022

Los escritores de la Casa Blanca.

Dicen que Abraham Lincoln fue la mejor mano literaria que hubo entre los presidentes estadounidenses y algunos incluso se atreven a situarlo entre las plumas más destacadas del país. Su estilo, breve pero intenso, despunta en el famoso discurso que dio en Gettysburg, Pensilvania, en 1863, aún en medio de la guerra de Secesión. Al general Ulysses S. Grant, uno de los presidentes con peor fama entre los historiadores aunque últimamente los estudiosos le están tratando con más benevolencia, se le concede la segunda plaza literaria presidencial. Los entendidos alaban sus Memorias, y el incomparable Mark Twain, amigo íntimo de Grant, lo tenía por magnífico escritor. Gran admirador de Lincoln, Grant se decanta por una prosa enérgica, clara y directa, propia de general, despojada de adverbios y que gusta de una aparente simplicidad que la hace apetecible a los oídos. 

loc.gov

Ted Sorensen no fue presidente, pero son muchos los que opinan que los discursos del nebraskeño superan los que redactara Lincoln. Sorensen fue el alma gemela de John Kennedy. Elaboró, entre otros, el discurso inaugural del presidente, los discursos del estado de la Unión o el que Kennedy diera en la Universidad de Rice, en Texas, buscando apoyo para su programa lunar. El famosísimo Ich bin ein Berliner (Soy berlinés) también es de Sorensen, como lo son el discurso sobre la crisis de los misiles en Cuba, el de los Derechos Civiles, y el que Lyndon Johnson recitara por primera vez ante el Congreso. 

Y qué es lo que hacía tan especial a Sorensen. Ni más ni menos que su habilidad para llevarse al huerto el espíritu americano con frases de hilo poético capaces de enardecer al personal y, al mismo tiempo, de mantenerse conciliador con el adversario, dígase los rusos. Y tanto fue así, que uno de sus discursos, Estrategia para la paz, pronunciado el 10 de junio de 1963 en la Universidad de Washington, convenció al mismísimo Nikita Khrushchev, el líder soviético, a que firmara un tratado en agosto de ese mismo año con Estados Unidos y el Reino Unido para finalmente prohibir las pruebas nucleares en atmósfera, espacio y bajo el agua. 

Para los interesados en los trucos de Sorensen. Todo buen discurso debe ser claro, breve, ingrávido y caritativo. Es decir, que tenga clase y no se agarre a la yugular del contrincante para dejarlo moribundo en el suelo. Y que tenga sustancia, no solo palabrería. 

lunes, 12 de octubre de 2020

¡Que bajo su techo solo vivan hombres sabios!

Y hoy, festivo, metidos en el primero de los cuatro días de audiencias que sacarán adelante la confirmación de Barrett, otra de efemérides. En este caso recordamos la colocación, en 1792, de la primera piedra de la residencia presidencial estadounidense, la Casa Blanca. Con primer inquilino el 1 de noviembre de 1800 el presidente John Adams y familia. La Casa Blanca se llamó así por el color grisáceo de la piedra franca virginiana con la que se levantó y que contrastaba con el color rojizo de las viviendas circundantes. 

El ingeniero francés Pierre Charles L'Enfant se encargó del trazado y de la distribución de los espacios, mientras que el americano de descendencia irlandesa, James Hoban, fue el que dirigió las obras. L'Enfant fue despedido ese mismo año en 1792. Y todo por culpa del Capitolio, que también se le había encomendado a él el mes anterior, pero enfrentamientos con los que le encargaron la obra pusieron punto y final a su participación.  

El edificio es de estilo neoclásico y está influenciado por la Casa Leinster en Dublín y un boceto que Hoban encontró en Libro de arquitectura, de James Gibb. 


Curiosidades: el sitio lo eligió George Washington en tierra que los estados de Maryland y Virginia donaron. En 1814, las tropas británicas prendieron fuego al edificio, que tuvo que ser reconstruido.    

Y otra curiosidad: en una de sus cartas a su esposa Abigail, John Adams dejó escrito: "ruego al cielo que colme a esta casa de las mejores bendiciones, y a quienes la habiten de aquí en adelante. ¡Que bajo su techo solo vivan hombres sabios!  Como recordatorio, Franklin D. Roosevelt hizo grabar estas palabras en el salón comedor. 

jueves, 17 de noviembre de 2016

Fenómenos paranormales en América: parte 2

Mencioné en una entrada anterior que durante una legislatura republicana dominaban los zombis, mientras que en una demócrata lo hacían los vampiros.

Y bien, como no hay espacio suficiente para protegerse de estas criaturas en la Casa Blanca, se han creado los campamentos de supervivencia antizombi, porque, "cuanto mejor preparados estemos hoy, lo tendremos mejor mañana".

Y no son bagatelas lo que te enseñan. Cómo encontrar y levantar de la nada un refugio, manejar arcos y flechas, las armas de fuego que no falten, visión nocturna, autodefensa, abastecimiento de víveres o cómo mantenerse en forma.

Estos antizombis, excelentes previsores, no han tenido más remedio que hacerle también un hueco al bio-break, lo que en español se correspondería con nuestra "llamada de la naturaleza". Las Wag-Bags, unas bolsitas con todo lo necesario para estos casos, asisten a la clientela a la desbandada.

Como la defensa contra los zombis no tiene precio, por unos 200 dólares por sesión se puede experimentar el terror apocalíptico de Zombigedon. Aunque parece que los antizombis salieron de Portland, Oregón, es, cómo no, Nueva Jersey su paraíso. Se desconoce la razón, pero los propietarios del campo más afamado no quieren revelar su posición exacta, quizás por miedo a caer en manos del Jersey Devil, habitante de los Pine Barrens o en las fauces de otros seres aún más terroríficos, que nunca se sabe.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Fenómenos paranormales en América: parte 1

No sé si los Romnichels que se dedican a la lectura del destino estarán de acuerdo, pero les ha salido competencia.

Sí, parece que en Estados Unidos estamos asistiendo a un revival (renacimiento) del mundo de ultratumba. Por el módico precio de 30 dólares se ofrecen sesiones de espiritismo al estilo victoriano o talleres en los que se imparten clases sobre lo paranormal y se hacen lecturas psíquicas.
También se ofrecen recorridos por lugares habitados con fantasmas a los que, aparentemente, se intentará dar caza. El anuncio no explica si, una vez presos, se les volverá a liberar. Supongo que, en aras del negocio así procederán, aunque tal vez dispongan de una lista infinita de fantasmas o quizás los fantasmas hayan llegado a un acuerdo con el operador turípsíquico.

Las librerías e incluso las bibliotecas públicas también se han subido al carro paranormal. Hace poco me perdí una charla de la fundadora de la Sociedad de cazafantasmas de Nueva Jersey, L'Aura Hladdik Hoffman, publicitando sus libros.

Su área de especialización es la caza de fantasmas en Nueva Jersey y Nueva York. Por lo visto, según ella no solo las mansiones tienen fantasmas. También deambulan, entre otros lugares, por restaurantes, teatros, aviones, trenes y barcos. Vamos, que al final no vamos a poder salir de casa a menos que sepamos a lo que nos enfrentamos. Por cierto, que leyendo la página web de la Sociedad de cazafantasmas de Nueva Jersey, me he enterado de que para evitar que un cadáver se convierta en vampiro o en aparición fantasmagórica existen modos adecuados para su enterramiento.

Pero L'Aura Hladdik Hoffman no está sola. También los profesores universitarios explotan la vena espectral. Y algunos lo hacen con presentaciones en residencias privadas... para la tercera edad.

Para hacer honor a la verdad, el campo elegido por el Dr. Trimble ha sido la vida extraterrestre; los marcianos, ¿los comehombres? y algún que otro fantasma. Por supuesto, al dirigirse a una clientela de Nueva Jersey, es lógico que su entrega explore la rara Nueva Jersey. Supongo que, si estuviera en una residencia para la tercera edad en Wisconsin, presentaría la Wisconsin rara.

A menos de una hora en coche está Grovers Mill, el pueblito que se eligió para que Orson Welles desembarcara sus marcianos. Este revival de la neurosis, ¿nos traerá también a los Padres Fundadores?