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martes, 15 de diciembre de 2020

¿Somos casi...?

Ya tenemos los primeros datos del Censo 2020: de momento, parece que la población ha subido un 8,7% con respecto al Censo del 2010. De 308,7 millones de personas a 335, 5. Con la Covid-19 de por medio, incendios, huracanes y las cortapisas del presidente para que no se incluyera en el conteo a los inmigrantes en situación irregular, el presidente solo se llevará a su próxima residencia estos datos provisionales. 

En estos momentos, la Oficina del Censo está metida de lleno en las encuestas por muestreo. Una selección de unos 200000 hogares revelarán los posibles errores (que los habrá) en el cálculo. Y va para largo. Ya que se espera que los datos salgan a la luz en noviembre del 2021.        

martes, 15 de septiembre de 2020

¿Recortar, por qué?

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, Trump quiere dejar bajo mínimos el poder de los inmigrantes y de las minorías. Dinero, cuanto menos vean, mejor. Pero es el daño político que puedan hacerle lo que le preocupa más. Cuantos más se cuenten, mayor es el riesgo de que los asientos del Congreso, por no mencionar los del Colegio Electoral, se tiñan de azul demócrata.

Women of America! If you want to put a vote in in 1920 put a (.10, 1.00, 10.00) in now. National Ballot Box for 1920

Trump ya comenzó dando latigazos el año pasado con la preguntita que quería incluir en el censo: ¿es usted inmigrante? En caso de obtener respuesta afirmativa, su plan era que la cabeza no contara. El Tribunal Supremo le tumbó la iniciativa. Hace unos días, el 10 de septiembre, un juzgado federal compuesto de dos jueces republicanos y uno demócrata ha declarado ilegal sus ganitas de excluir a los inmigrantes del censo. El presidente parece que no gana para disgustos, porque, el mismo día, otro juzgado federal, pero esta vez en la otra costa, en San José, California, le ha vuelto a parar los pies.

En un principio estaba previsto que el conteo de la población acabara el 24 de octubre. Pero la mano del cuerpo ejecutivo logró hacer un requiebro y pasar la fecha al 30 de septiembre, para que así hubiera menos tiempo para contabilizar al personal. Pues bien, la juez Lucy Koh ha vuelto a frenar las ansias trumpistas con una orden que impide que se comiencen a relajar las labores de conteo. El viernes, 17 de septiembre, audiencia judicial. De salir adelante la demanda contra el Census Bureau, la operación conteo pudiera prolongarse hasta bien entrado el invierno, independientemente del que se lleve la Casa Blanca.

Uno de los mayores inconvenientes que se le presentaría al Census Bureau, nuestro Instituto Nacional de Estadística, sería volver a echarle las redes a los cientos de agentes censales que ya se ha quitado de encima. (El 11 de septiembre comenzó precisamente la fase dos, es decir, encomendar menos viviendas a contabilizar para que sobren agentes y haya que despedirlos). Volver a trabajar, esta vez con fríos y nieves, pateando las calles, no creo que vaya a tener una gran acogida. Aunque el cambio de mascarilla por pasamontañas probablemente sería bien recibido.

Y, hasta nueva orden, el viajecito a Misisipi, cancelado por culpa de la Sally, la tormenta tropical. ¿Que cómo lo sé? El censo aún no me ha borrado de su mapa y sigue empeñado en castigarme con sus notificaciones electrónicas.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Agente federal. A trancas y barrancas.

Un mes. Una semana de cursillo prácticamente virtual, solo presencial para la toma de posesión del cargo, y tres semanas llamando de puerta en puerta. Es el tiempo que la delegación de Filadelfia ha tardado en decidir que prescindía de mis servicios.

La misma delegación también se ha tomado su tiempo, unos dos días, para darme la buena nueva. Mi supervisor vino a casa a recoger, inventario en mano, los enseres que nos entregaron para llevar a cabo la misión de contar las personas residentes en las viviendas a fecha de 1 de abril del año en curso. La caja con el iphone, cargador, cable, auriculares y tarjeta. De faltar algo, el exnumerador, así se denomina al extrabajador del Censo, debe abonar la cantidad debida. En caso de extravío, la caja de cartón también se paga.

Reconozco que la noticia no me ha caído muy bien, sobre todo cuando me consta que las oficinas del Censo están a la caza y captura de sangre nueva que reponga la de cientos de soldados numeradores (agentes censales) que han decidido marcharse a sus casas y dejar que sean otros los visitadores. A la COVID-19 sin duda no se le puede quitar su protagonismo. Hay que tener mucho valor para abrirle la puerta a un enmascarado que toca a tu puerta, sobre todo en plena oscuridad. El agente puede presentarse entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche. Y aquí, en Pittsburgh, a las siete y media ya se adentra la nocturnidad.

Pero no es solo la maldita pandemia la que ha provocado que uno casi tenga que esperar turno para hacerse hueco y poder saltar por la borda de tan gloriosa empresa. El agente censal también puede tener miedo a contraer la enfermedad y/o a quedar abatido por el cansancio. Hay que estar preparado para patearse las calles, tener una espalda muy ancha, a poder ser de hierro por la que resbalen comentarios, tonos agrios y groserías de algunos de los que se pretende censar. Añadir aquí que casi todos los desentonados con los que me he topado eran blanquitos.

Quizás también la sordidez y peligrosidad de algunas áreas les haya llevado a estos superagentes a abandonar la honorable misión. Pero ninguna de estas poderosísisimas razones puede hacerle sombra a la madre de todos los obstáculos. Un arma, destinado a mejorar y aliviar la carga del trabajador que, a veces, como sucede en este caso, nos demuestra que es mejor quedarnos con papel y boli. Sí. La tecnología.

Algún malpensado podrá decir que el problema soy yo, que soy una cenutria, que no distingo pantallas y que tengo los dedos de mantequilla. Y no soy una experta. Y seguramente no rebase lo básico. Lo admito. Pero solo hace falta pasarse por el foro que se ha abierto en reddit para darse cuenta de que mi voz no es la única que se oye. Que esta aplicación no hay quien la use. Fuente para liliputienses, cada dos por tres hay que reiniciar el sistema porque se queda congelado, frases mal redactadas que llevan a confusión...

Mención de honor para el orden en el que la aplicación entrega los domicilios a visitar. Y el mapa... Ese mapa que, si presionamos sobre una dirección, nos lleva a otra pantalla en la que hay que perder tiempo buscándola. Un horror cuya eficacia debió haberse comprobado tres veces pero que, la administración actual, dejó pelada a una porque había que recortar presupuesto, y así, claro, nos encontramos en la calle con un programa experimental que, los que vivimos aquí, hemos pagado para que funcione a trancas y barrancas, por muy americano que sea.

A very small section of the Census Bureau, Washington, D.C. - division of vital statistics

Está visto que la tecnología no es el punto fuerte del Departamento de Comercio, encargado del Censo. Supongo que no lo habrán hecho adrede pero el sábado por la tarde me mandaron, por duplicado, había que asegurarse de que lo leía, un vínculo para entrar en mi portal. El mensaje, escueto. Una palabra, en negrita. No APTA o indeseable para volver a formar parte de esfuerzo tan meritorio.

Una verdadera lástima porque, horas antes, me mandaron un correo ofreciéndome formar parte de un cuerpo especial de agentes censales a enviar a Misisipí...

Más en otra entrega esta semana ... ¿Recortar, por qué?