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viernes, 15 de julio de 2016

La transparencia del odio

A raíz de los execrables actos cometidos en Francia, Trump ha decido posponer el anuncio de quién será su acompañante en la travesía presidencial. Como anuncié en un post anterior, Chris Christie era uno de los candidatos. Los otros dos pesos pesados son el gobernador de Indiana Mike Pence y Newton, "Newt", Leroy Gingrich, antiguo presidente de la Cámara de representantes, cargo que en la actualidad ocupa Paul Ryan.

La brecha generacional entre Pence y Gingrich no es abismal, pero es grande. Gingrich tiene 73 años, aunque esta circunstancia no sirva para descalificarlo automáticamente, solo hay que seguir los casos de Ross Perot o John McCain. Pence es más joven, tiene 57. Otra característica que los separa es su tradición religiosa. Mientras que los lazos evangélicos son de fuerte arraigo en Pence, Gingrich se crió como luterano, aunque hace unos años se convirtió al catolicismo. Un vicepresidente luterano probablemente contaría con el beneplácito de todos los republicanos, aunque la elección de un católico podría asegurarle a Trump el voto de confianza hispano.  

Pero lo va a tener difícil a la hora de decidirse, ya que son muchas las afinidades que comparten. Para empezar, su recalcitrante conservadurismo.

Su idiosincrasia, lógicamente, ha quedado reflejada en sus actos. A Christie, entre otras proezas, se le acusa de haber destruido la educación pública, de ordenar el cierre en hora punta de varios carriles de la autopista que dan a acceso a Nueva York desde Nueva Jersey como represalia a la negativa del alcalde demócrata Mark Sokolich a respaldarlo en las elecciones a gobernador, y de sobornar a las aerolíneas United Airlines para que cubrieran la ruta Nueva York-Carolina del Sur, donde tiene su casa de recreo. 

Pence tampoco está exento de perlas que lo adornen. El año pasado firmó una ley que garantiza el derecho de admisión a los establecimientos. Amparándose en motivos religiosos, la ley es un blindaje contra los homosexuales. 

Por su parte, Gingrich cuenta con llamadas de atención de su propio partido por sus comportamientos poco éticos. Para vender su billete de entrada a la vicepresidencia ha tenido la audacia de admitir que Trump es "una especie de pirata" y que, si sale elegido, ya serían dos los piratas.

La guinda la puso ayer con sus declaraciones en el espacio Hannity de Fox News Channel, donde abrió la botellita de las esencias para dejar verter el líquido de la irracionalidad.

"We should destroy them with kinetic power, using various weapons starting with predators and frankly just killing them." (Deberíamos destruirlos con la fuerza kinética, usando distintas armas, empezando por los depredadores y, sinceramente, simplemente matándolos). 

Y un test más de nacionalidad: el islámico.

A Gingrich, desde luego, no se le puede acusar de falta de transparencia. Ahora solo queda por ver si los piratas son dos. 

sábado, 9 de julio de 2016

Castigado, mirando a la pared, y sin postre

Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. No. No en América. Tres cosas hay en mi vida: electrónica, deportes y comida… Sobre todo deportes y comida, mucha comida, verduritas pocas, a ser posible, carne, y bien fritita. De postre, pastelazos con ingredientes desconocidos, mejor no desenterrarlos, ahí, bien quietecitos, aunque el descubrimiento, si es que se produce, no suela provocar ningún vahído de asco o la adopción de nuevos hábitos, porque, seamos realistas, estamos hechos a golpe de hábitos, y quitárnoslos de encima, aunque nos estén matando, cuesta.

Por eso, cuando se juega con la comida, sobre todo si es de otro, podemos llevarnos una coz o quedarnos de piedra. De eso, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, y uno de los posibles candidatos a la vicepresidencia en el ticket republicano, sabe mucho, porque hace un par de meses, Trump le arrojó el peor de todos los castigos: “Te has quedao sin oreos”. Castigado, mirando a la pared, y sin postre. Y todo, porque Nabisco, propietaria de las famosas galletitas, ha declarado que se va… ¿Se va? ¿A dónde? A Méjico, lógicamente, a menos que el Primero de abordo, en caso de que llegue a la Presidencia, logre convencer a las multinacionales de que no se vayan, con incentivos económicos que, por deducción, supondrán una subida de impuestos a cebarse con las clases menos favorecidas, pues, para que algunos tengan, todavía más, habrá que quitárselo a otros, digo yo. Pero, a lo que nos ocupa. Como el foro no le siguió la gracieta a Trump, al fin y al cabo, seguro que algunos de los asistentes también le pegaban al oreo, embutió un ni pa ti ni pa mí, porque, como es bien sabido, las penas compartidas saben a menos.

Sé que es una decisión difícil, señor Christie, pero que sepa usted que este desacato puede costarle caro a América, porque, con el ejemplo, se predica. Piense que, si no se somete, puede que esté sacrificando la vicepresidencia. El poder, la gloria… se perderían. Y todo, por la gula del demonio. Por otra parte, Trump podría acusarlo de querer boicotear sus aspiraciones, y dado el caso, incluso podría expulsarlo del Paraíso. Y todo por unos cochinos oreos… Pero si accede, sepa que el castigo no será total, pues todavía podrá ver el éxodo de Nabisco desde la pared, la suya, claro, y provocar esos jugos gástricos tan apreciados. Si le sirve de consuelo, la mancha de la mora con otra verde se quita. Pero lo mismo no le gustan las moras… Por cierto, ándese con cuidado que también he oído que las gorras con el lema “Make America great again”, (Haz a América grande otra vez), no son de tela americana. Lo comprendo perfectamente, señor Christie: a este paso, uno no va a saber qué comer o qué ponerse. De vuelta al Paraíso: manzanas, parras… y casi en pelota…

Por cierto, la tela de la bandera..., ¿será made in USA?