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miércoles, 1 de marzo de 2017
Cleopatra se pasea por la ciudad del jazz
Aunque las celebraciones comenzaron el 17, ha sido entre el 24 y el 28 de febrero de este año, las fechas pueden variar, cuando los carnavales de Nueva Orleans marcharon a toda máquina.
Aunque esta bacanal tuvo sus inicios en Mobile, en el estado de Alabama, allá por 1708, fue en Nueva Orleans donde desarrolló todo su esplendor.
Muchos historiadores coinciden en establecer el 3 de marzo de 1699, fecha en la que los exploradores franceses Iberville y Bienville aterrizaron en Luisiana, como el primer Martes de Carnaval. Ni que decir tiene que el despiporre desapareció en cuanto los españoles se hicieron con Nueva Orleans, aunque la tradición volvió a emerger en 1812, fecha en la que Luisiana pasó a ser una estrella en la bandera de los Estados Unidos.
Como en España, también se hacen desfiles, y distintas cofradías se encargan de sus carrozas. Las que parece que tienen más tirón son las de Oshun (diosa del amor en la tradición yoruba), Cleopatra, Zulu y Rex. Parece ser que esta última recibe su nombre en honor a Alejandro III de Rusia, que se dejó caer en 1872 en busca de su última conquista, la actriz Lydia Thompson.
De las carrozas tiran abalorios, normalmente collares de cuentas, antifaces y a veces unos doblones con el rostro del rey. En el video (3:16) podemos ver uno. Por cierto, que para ver los desfiles hay que pagar. Por las noches hay bailes de disfraces y la música jazz nunca falta.
Una nota gastronómica. En Nueva Orleans, durante la época carnavalesca, tanto los visitantes como los nativos se ponen hasta arriba de roscón de reyes, similar en forma al de España, también lleva sorpresa que suele ser la figurita de un bebé de plástico que representa al Niño Jesús. En cuestión de ingredientes el neorleano lleva canela y nuez moscada y está decorado con los colores del carnaval: púrpura, verde y dorado. Y azúcar, mucho azúcar...
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