Mientras algunos se entretienen en pintar murales racistas en la casa del baloncestista Lebron James, y otros, amantes más sofisticados de las artes decorativas, nos cuelgan una soga en el Museo Nacional de Arte y Cultura Afroamericana en Washinghton, en el otro Washinghton, el que está en la costa oeste, en concreto en Evergreen State College, probablemente la universidad más progre de este país, se celebró, o al menos lo intentaron, un día de justicia racial.
La propuesta instaba a que la presencia blanca fuera inexistente durante un día, una forma para concienciar al público contra el racismo. Esta propuesta tomaba como punto de partida una representación teatral de 1966, Day of Absence, Día de ausencia, de Douglas Turner Ward, obra que se viene haciendo anualmente en la universidad. La obra, una de las más importantes de la época, se regodea a manera de sátira con la misteriosa desaparición en una ciudad sureña de todos sus habitantes negros.
Pues bien, este año han cambiado las tornas, y ahora los que se van son los blancos. Ni que decir tiene que a algunos, incluidos profesores de la propia universidad, no les ha gustado nada esta iniciativa e incluso se han sentido intimidados y amenazados por la agresividad con la que, al negarse a abandonar el campus, según ellos, se ha llevado a cabo la invitación.
Y estos profesores no son los únicos. Sin ir más lejos, a mi dentista, que es de tradición moiseica, la idea le repugna. Y un día sin hispanos, ¿eh? ¿Y qué tal sin chinos?, se queja. Pero no se atreve a decir lo que realmente la mortifica: que si la propuesta hubiera salido de los blancos, inmediatamente nos hubieran colgado el sambenito de racistas. Habrá que atenerse a la obra entonces.