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martes, 15 de junio de 2021

Al cine con Ouanga.

Acabo de ver Ouanga, una película de terror de 1936 que no se estrenó hasta principios de los años 40 por si acaso daba el campanazo. Y es que Ouanga, ouanga significa amuleto, también se la conoce por The Love Wanga, Drums of the Night, o Drums of the Jungle, en español (El amor vudú, Tambores de la noche o Tambores de la jungla) lidiaba con asuntos raciales de una manera bastante abierta para lo que se estilaba (y se podía) en aquellos tiempos no tan lejanos. La película, (por cierto, la segunda, solo por detrás de White Zombie, El zombi blanco, en, precisamente, traernos zombis), explora a través del personaje de Klili Gordon, con respetable y entretenidísima interpretación de la que fuera pupila de Josephine Baker, Fredi Washington, los amores prohibidos de la mujer mulata con el hombre blanco que, en la película, interpreta Philip Brandon con bastante menos acierto. 

La escritora Zora Hurston, tocando el hountar. LOC  

La mujer está terriblemente enamorada de este idiota (Brandon), en la cinta el amo Adam, y que, como era de esperar, la despacha diciéndole que se case con uno de su clase y que, naturalmente, él hará lo propio casándose con una mujer de pelo rubio sin una gota de sangre africana. Klili, comida por los celos, acudirá al vudú. Despechada, levanta a dos buenos mozos de sus tumbas, los zombis, claro, para que rapten a la prometida (Marie Paxton es la actriz), y pueda proceder así a sacrificarla. 

Por supuesto, Klili tiene pretendiente. Un mulato, curiosamente se llama LeStranger, (El extranjero), que no es un don nadie, tiene tierras y es como ella, un hombre de su condición. Vamos, de su misma raza. Sheldon Leonard es el actor que encarna a este Extranjero. Leonard, que tenía buen ojo para los negocios, haría después de productor en muchísimas series de gran éxito comercial. El final de Ouanga nos lo imaginamos todos. 

El toque de humor lo pone la pareja africanoamericana con tradición de vodevil formada por Sidney Easton, que también era músico, y Babe Joyce. Dirección de George Terwilliger y guion basado en la historia "Drums in the Night", "Tambores en la noche", también de Terwilliger. Muy breve, solo 62 minutos que pasan volando. 

Decir que, efectivamente, la película se iba a rodar en Haití, pero los lugareños no veían con buen ojo eso de salir en la pantalla sin que hubiera pago de por medio, de ahí quizás las extrañas coincidencias que menciona cinefania


 Ah. Creo que no lo he mencionado. Washington era mulata.