Hace unas semanas hablábamos de Gore Vidal, primo lejano, por cierto, de Al Gore, y hoy traemos a otro Gore, en esta ocasión se trata del escritor y periodista inglés Gareth Gore y que hace unos meses ha sacado un libro muy bien trabajado y riguroso, cien de las casi 500 páginas del libro son notas. Atención al título. Opus: The Cult of Dark Money, Human Trafficking, and Right-Wing Conspiracy inside the Catholic Church. En español. El Opus: el culto al dinero negro, la trata de personas y la conspiración de la derecha dentro de la Iglesia católica.
martes, 3 de diciembre de 2024
¿Quiénes son los tres Gore?
jueves, 14 de noviembre de 2024
¿Se puede derrotar a la amnesia?
What was to be expected was foreshadowed by Bush Senior’s long-playing mantra. “Cut the capital-gains tax,” to which Bush Junior would introduce a breathtaking tax cut for the wealthy with the rationale that the surplus he had inherited was simply the result “of taxes that were too high ... government is charging more than it needs. The people of America have been overcharged and, on their behalf, I am asking for a refund.” Thus he made it clear that he, too, favors socialism for the rich and free enterprise for the poor.
Traducción:
Lo que ya se esperaba, lo trajo el mantra que Bush padre ya llevaba tiempo entonando: «Recortar el impuesto sobre las plusvalías». Bush hijo añadió una impresionante rebaja fiscal para los ricos con el razonamiento de que el superávit que había heredado era simplemente el resultado «de unos impuestos demasiado altos... el gobierno está cobrando más de lo que necesita. Se ha cobrado de más al pueblo de Estados Unidos y, en su nombre, pido un reembolso». Así dejó claro que él también estaba a favor del socialismo para los ricos y de la economía de mercado para los pobres.
Esta es una de las muchas joyas que podemos encontrar en Imperial America: Reflections on the United States of Amnesia (2005). América Imperial: reflexiones sobre los Estados Unidos de amnesia, un libro de ensayos de Gore Vidal.
Y saco otras dos citas del libro de Gore, una sobre el Tribunal Supremo estadounidense y otra sobre un estatuto establecido en el Código de los Estados Unidos, y que, por lo visto, nadie respeta.
Aquí va una.
It should be noted that both justices Scalia and Thomas have links with Opus Dei, a politically reactionary Catholic organization founded during Franco’s fascist regime in Spain and today politically active in many countries.
Hay que señalar que tanto los jueces Scalia como Thomas tienen vínculos con el Opus Dei, una organización católica políticamente reaccionaria fundada durante el régimen fascista de Franco en España y hoy políticamente activa en muchos países.Scalia ya no está, pero la antorcha del catolicismo opusdeísta sigue en las manos de Thomas y Alito. Vance, vicepresidente electo, también es miembro de esta organización.
Y la última:
the False Statement Statute. (No, I’d never heard of it either.) This statute (officially Title 18: Section 1001) provides a penalty of up to five years in prison, a fine, or both to:
Whoever, in any matter within the jurisdiction of any department or agency of the United States knowingly and willfully falsifies, conceals or covers up by any trick, scheme, or device a material fact, or makes any false, fictitious or fraudulent statements or representations, or makes or uses any false writing or document knowing the same to contain any false, fictitious or fraudulent statement or entry.
Traducción:
el Estatuto de Declaraciones Falsas. (Tampoco yo había oído hablar de él). Este estatuto (oficialmente Título 18: Sección 1001) establece una pena de hasta cinco años de prisión, una multa o ambas para aquel que:
en cualquier asunto bajo competencia de los departamentos o agencias de los Estados Unidos a sabiendas y deliberadamente falsifique, oculte o encubra valiéndose de cualquier artimaña, maquinación o método un hecho relevante, así como para aquel que haga declaraciones o representaciones falsas, ficticias o fraudulentas o elabore o utilice cualquier escrito o documento falso a sabiendas de que este contiene declaraciones o frases ficticias o fraudulentas.
A la pregunta de qué podemos hacer para reconquistar la memoria en Estados Unidos, la respuesta de Gore no es muy alentadora: a la gente se le olvidará derrotarla. De momento, parece que razón no le falta.
miércoles, 27 de mayo de 2020
¿Y la némesis de Vidal era?
Ninguna de las némesis que tuvo Vidal, casi siempre personajes con un ego a su altura, quizás Norman Mailer fuera la más destacada aunque también tuvo encontronazos con Truman Capote o con el mismísimo Bobby Kennedy, al que no podía ver por intereses políticos, ya que Vidal, al igual que Buckley Jr., metió la cabeza en el foro político y los dos salieron escaldados, pudo compararse en fuerza y esplendor a la figura de Buckley Jr.
Se conocieron en 1962, pero no fue hasta 1968 cuando su tempestuoso matrimonio se consumó ante las cámaras. La ocasión les vino cuando la cadena ABC, con la audiencia por los suelos, contrata a la pareja para hacer de comentaristas políticos para seguir las convenciones en las que se nomina al candidato presidencial de cada partido. Diez debates y nada mal pagados, 10000 dólares la pieza para cada uno, gran desembolso para ABC pero, no cabe duda, dinero muy bien invertido. El público estaba encandilado con los dardos envenenados que se enviaban sus vitriólicas lenguas. El elitista Buckley, que no podía soportar la depravación moral del ateo Vidal, se lo hacía saber con un lenguaje rimbombante y sentencioso que la prosa augusta no hubiera desdeñado. Myra Breckinridge, novela de Vidal que salió ese mismo año, le resultaba particularmente insidiosa.
Vidal, por su parte, se complacía despertando la animosidad del adversario con calificativos más europeos, llamándolo, entre otras flores, la María Antonieta de la derecha. Fue en el noveno debate cuando Vidal, al salir de una confrontación verbal con Buckley que a punto estuvo de terminar en agresión física, (el acaloramiento se produjo por las divergencias suscitadas por el modo en el que la policía había actuado contra unos manifestantes que ondearon la bandera del Viet Cong en Chicago), finalmente lo aceptó: más que pensador, era actor. Y lo mismo sucedía con Buckley. De hecho así se lo hizo saber al acabar el programa. Les hemos dado lo que querían.
A Buckley, la aceptación de este descubrimiento le sentó a cuerno quemado, que, sin lugar a dudas, prefería mantener su reputación de luminaria intelectual antes que la de matón, (a Vidal lo llamó ante las cámaras homosexual y lo amenazó con darle un puñetazo que le dejaría la cara plastificada, para gloria de Vidal que había logrado sacarlo de sus casillas), y, aunque Buckley intentara después disculparse por su comportamiento, nunca pudo quitarse de encima la espina. En cambio, a Vidal, el reconocimiento de su vena dramática no le sentó mal, porque, en la vejez, aunque siempre que podía omitía el nombre de Buckley, admitió echarlo de menos.
Para los interesados, el documental Best of Enemies, (El mejor de los enemigos, 2015), de los directores Morgan Neville y Robert Gordon nos da una buena idea de su fogosa relación. Y para los más guasones, aquí, dos genios de la comedia, Robin Williams y Eddie Murphy, en Saturday Night Life. Williams haciendo de Buckley, y Murphy de invitado en su programa Firing Line.
lunes, 25 de mayo de 2020
Provocador de provocadores.
Cortesía de USDA ARS. |
Aquí el comentario con la tradu.
Aunque podemos decir que el SIDA solo ha golpeado a ciertas minorías, nunca se puede hablar de la verdadera epidemia: el hecho de que uno de cada cuatro americanos vaya a padecer cáncer. Esta catástrofe se oculta al público gracias a las empresas que comercian con el tabaco, las empresas que se dedican a la energía nuclear (con sus políticas chapuceras para la eliminación de residuos) y otras empresas que se dedican a envenenar la Tierra, para que la América corporativa pueda seguir disfrutando de la libertad para ganar dinero sin la menor responsabilidad hacia aquellos que están matando (página 43 de The Decline and Fall of the American Empire).
Décadas más tarde, en plena pandemia, con el tráfico rodado hasta hace unos días visiblemente mermado, el aire, en muchas zonas del país, sigue siendo irrespirable. El ozono, esa membrana protectora que tenemos agujereada y más gastada que un calcetín, apenas ha podido recuperarse en la cuarentena que llevamos encima. Tres núcleos son los que más se empeñan en contaminar. A saber:
- Los Ángeles. En plena pandemia, con un 40% menos de coches, la contaminación sigue ahogando a la ciudad. Es cierto que la nube de smog se ha retraído y se puede extender la vista para gratificación de los ojos, pero la salud entra por las narices. Es el tráfico gigante, el de los camiones y autobuses, el que está poniendo en riesgo la vida de sus habitantes. California quiere tomar cartas en el asunto, controlando los criterios de emisión de gases en los coches, pero la administración en el poder se niega. California también quiere colocar cinco millones de coches eléctricos en las carreteras antes de que termine el 2030.
El estado también quiere moverse hacia una línea más sostenible con los camiones. En junio, los miembros del organismo regulador encargado, decidirán si una parte de los que se vendan en California, no más de un 9% el primer año, deberán funcionar con electricidad o bien mediante pilas de combustible. De aprobarse, esta normativa entraría en vigor en el 2024. Para el 2035, el porcentaje de camiones comprometidos con el medioambiente no podría ser inferior al 40%.
- Houston, tenemos un problema y de los gordos. En su caso, las industrias petroquímicas. Cantidades refinadas, especialmente óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre, asfixian el aire. La administración actual también se ha declarado en el asunto de las petroleras, dictaminando que, ya que no va a mover un dedo por mitigar el impacto de esos gases, por qué se va a molestar en regular otros contaminantes que salen de las mismas bocas. En abril se despachó una iniciativa para poner límite a la emisión de partículas (12 microgramos por metro cúbico es el máximo permitido), esas que acaban enquistadas en los pulmones, aún más perniciosas que los gases, desoyendo las recomendaciones de la EPA, la Agencia para la Protección del Medioambiente.
- Pittsburgh. La producción de acero la tiene a la ciudad más negra que el carbón. Es cierto que hoy en día la atmósfera de Pittsburgh es más respirable que la que tenía hace setenta años, pero aún le queda muchísimo camino que recorrer.