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lunes, 3 de abril de 2023

Una vez al año hace daño.

loc.gov/

Se acerca la hora de pagar al Tío Sam. El 18 de abril es el último día para entregar las declaraciones. Aunque, por lo visto, un 69 % de los estadounidenses desconoce la fecha. Y no me extraña nada que no se enteren o no quieran enterarse, porque este proceso, insondable, pone a prueba al más pintado. Según WalletHub, una persona tarda unas 13 horas en quitarse de en medio este horror anual. El asunto produce tal tedio y espanto, que uno de cada 20 estadounidenses se entregaría a la virginidad con tal de que se le perdonara el tener que hacer la declaración el resto de su vida. Un 37% preferiría marcharse del país, mientras que otros le dirían al país ahí te quedas, entregando su nacionalidad (papeleo que, por cierto, ronda los 2400 dólares). 

Suerte.

miércoles, 2 de febrero de 2022

De momento, nos queda papel.

Y mientras no sabemos a lo qué atenernos con las predicciones de las marmotas, por un lado Phil nos asegura que vamos a tener seis semanas más de fríos pero su homólogo en Nueva York, Staten Island Chuck, lo contradice augurando el buen tiempo, con la Agencia Tributaria no nos queda duda: los que hagan la declaración de la renta en línea, van a tener que adjuntar a la versión electrónica, fecha aún por determinar, fotito. 

www.flickr.com
El gobierno tiene contratados los servicios de ID.me, una compañía que se dedica a autenticar la identidad de las personas mediante reconocimiento facial. Con esta decisión, lógicamente, el gobierno quiere prevenir el robo de identidades y otros posibles fraudes. 

Aunque la implantación de dicha medida no está exenta de problemitas, en especial para nuestros mayores que, con la tecnología, supongo que se manejarán peor para subir la foto requerida. Hay que hacerse un selfie y cargar una aplicación en el móvil. Puede que algunos, no muchos, no tengan teléfono y se vean obligados a comprarse uno para pagar al Fisco. La posibilidad de venta o filtración de información a terceros, sobre todo en lo concerniente a las páginas en las que aterrizamos para que así puedan apedrearnos mejor con publicidad a nuestra medida, tampoco debemos ignorarla. Aunque el riesgo de jaqueo y de que nuestros datos anden por la nube o de que acaben en manos de otros es, seguramente, de los factores que he enumerado hasta ahora, el albatros que más pese.  

Y los sistemas, cuando no funcionan bien, porque nunca funcionan a la perfección, en alguna ocasión nos obligarán a estar colgados al teléfono, seguramente en el momento más inoportuno, esperando a que, con un poco de suerte, nos atienda un agente, tal vez inexperto, o a que nos cuelguen y nos devuelvan a la casilla de salida sin haber resuelto nuestro problema. Quizás el sistema nos confunda con otro, somos tan parecidos. O a lo mejor no le guste mi nuevo look, el pelo largo me queda mejor y lo haya vuelto loco. O quizás sea el grano que me ha salido en la cara, imperdonable, chupa de píxeles y se niega a reconocer dicha protuberancia. 

Esperemos que el gobierno se ande con ojo. Y si no, al método tradicional. De momento, nos queda papel.

jueves, 12 de enero de 2017

Por qué Hacienda retrasa las devoluciones

Hace unas horas que el IRS (Servicio de Impuestos Internos) ha anunciado que va a tardar en proceder a las devoluciones de más de cuarenta millones de familias con bajos ingresos. El motivo: combatir el robo de identidad y el fraude. Por lo visto, en el 2014 pagaron 5, 8 millones de dólares en devoluciones que no debieron pagar y no quieren que se repita el error.

Este anuncio me ha recordado que todavía existen personas en este país que piensan que pagar impuestos es una acción voluntaria. Otros aducen la ilegitimidad del gobierno para evitar el pago. Estos ciudadanos a los que se denomina sovereign citizen, literalmente ciudadano soberano, piensan que el sheriff del condado es el agente policial de mayor grado.

El FBI lógicamente tiene algo que decir al respecto: los ciudadanos soberanos extremistas tienen la categoría de terroristas nacionales.

Recordatorio: Al Capone no estuvo en la cárcel por sus delitos de sangre, sino por sus evasiones fiscales.

miércoles, 27 de julio de 2016

Los misterios de Hacienda

Este año el plazo para la presentación de las declaraciones de Hacienda finalizó el día 18 de abril, fecha que suele variar entre el 14 y el 18, dependiendo del día en que caiga el 15 de abril. Y digo declaraciones, porque, en Estados Unidos, hacemos la federal, la estatal y, a veces hasta la regional, también llamada “la del distrito escolar”. No quiero dar ideas, pero, al paso que va la burra, lo mismo en poco nos plantan la de la “vecindad”.

Huelga decir lo tedioso que resulta responder a las numerosas preguntas, enrevesadísimas todas; cada año presentan nuevas variantes diseñadas para despistar al contribuyente. Y no exagero la complejidad de esta maquinaria pesada. Para hacernos una idea: mi esposo es doctor en neurociencia, y digo yo que si dice que comprender la naturaleza del cerebro es infinitamente más fácil, debe ser por algo. Es cierto que podría evitarse los quebraderos de cabeza llevando las declaraciones a un contable, porque aquí, los funcionarios de la agencia tributaria no te las hacen. Acabarían agotados. Aquí hay que soltar la mosca. Es cierto que en algunos sitios, normalmente bibliotecas, cuentan con voluntarios a los que no les importa echar una mano, pero su conocimiento es limitado. También se puede conseguir ayuda a través de las entidades estatales, pero sus funcionarios solo responderán las dudas del contribuyente. La tercera vía, aunque también cuesta, es comprarse el programa informático correspondiente, que, por supuesto, varía en precios y depende de la complejidad de la declaración.

Pero soltar la mosca tampoco es garantía. En un estudio reciente se ha comprobado que los contables solo atinaban en un 33 % de los casos. Es decir, 2 de cada 3 declaraciones que los contables hicieron, estaban mal. Y no es nada barato. De hecho, las grandes compañías que se dedican a elaborar declaraciones y los dueños de los establecimientos de coches usados, cuentan con una reputación atroz en este país. Conclusión: mejor que las haga uno, si puede y si sabe.

No sé si existen cursillos sobre cómo entrarles a las declaraciones, seguro que si lo googleo me salen a punta de pala, el espíritu americano nunca deja pasar la ocasión de ganar dinero. El proceso de su elaboración lo asemejo a los videojuegos, con distintos niveles de complejidad.

Os pongo mi caso. Recientemente nos mudamos a otro estado. Locura. No solo hemos tenido que hacer las de rigor, sino que también hemos tenido que añadir al combinado la declaración del estado al que nos hemos mudado. Y las preguntas… Tienen particular obcecación con los pescadores y los ferroviarios. Cada dos por tres saltaba una en la que se los tenía como protagonistas. ¿Los considerarán trabajadores de alto riesgo y, a su entender, merecedores de una bonificación? O, tal vez, ¿pertenezcan al grupo de los que hay que castigar? Misterios sin resolver…