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domingo, 17 de septiembre de 2017

El tornillo está pasado



El martes Hillary Clinton sacó What Happened, (Qué pasó), un libro que recoge su periplo a las presidenciales y las circunstancias, algunas con nombre y apellido, que hicieron fracasar su carrera a la Casa Blanca. Una de esas circunstancias es Bernie Sanders, un hombre de 76 años que seguramente volverá al ataque en las elecciones del 2021. El miércoles, Sanders presentó su llamada a defender la sanidad pública universal. Y parece que esta ocurrencia está aglutinando a los demócratas, y que incluso los más conservadores, como Joe Manchin, senador de Virginia Occidental, están dispuestos a escuchar lo que Sanders tiene que decir. 


Pero me temo que este tornillo de la sanidad pública universal, aunque en el 2021 los demócratas lograran hacerse con la Casa Blanca y el Senado, por mucho que lo apretemos no va a hacer otra cosa que seguir dando vueltas. No importa que para el 2013 unos treinta millones de personas estén sin seguro médico, que entre los copagos, las primas, los deducibles, los coseguros y otras flores, uno pierda el bolsillo y la cabeza. De una u otra manera las aseguradoras se asegurarán de que, en la ecuación, no pierdan ni un dólar. Es cierto que con la sanidad pública universal la clase media sufriría un nuevo varapalo, ya que habría que subir impuestos, pero es dinero que hubiera tenido que desembolsarse de igual manera, quizás más, para calmar el pantagruelismo asegurador.  

Una posición intermedia sería ofrecer la sanidad pública universal a aquellos que quisieran acogerse a ella. El estado sería una alternativa más en la competición. Pero claro, eso es intervencionismo. El tornillo está más que enjabonado.     

lunes, 3 de octubre de 2016

El arte en las presidenciales

No sé si fue adrede o simplemente por una cuestión de textura, que el alumno al que doy clases de español me recibió con una camiseta de Donald Trump. No le hice ningún comentario pero el muchacho, no sé si notando mi incomodidad o para acrecentarla, me confió que el retratado era amigo de su padre y que él también lo conocía personalmente. La declaración, lo confieso, me entristeció.

En los escasos seis minutos a pie que me separan de su domicilio, siempre me voy fijando en las parcelas de las casas. De la mayoría apuntan un par de banderillas que, inmediatamente, identifico con una pancarta electoral. Casi todas apoyan a Trump. Y las pocas demócratas que veo, debo decir que estilísticamente me decepcionan. No sé a quién se le ocurrió el logotipo, insípido, que más que atraer votantes, los repele. Para empezar, ¿qué hace una flecha azul atravesando horizontalmente la H de Hillary? Más bien parece que se estuviera anunciando un hospital o peor aún, que se estuviera indicando que en dicho hospital Clinton y Kaine han ingresado. La flecha, por cierto, mira hacia la derecha. 

La de los republicanos, por su parte, es mucho más vistosa y, para romper la monotonía, presenta distintas variantes. Eso es saber mantener a la audiencia en vilo. La más simple es orgánica. Nada de H o en su caso T, y mucho menos flechas que confundan al observador. La pancarta está limpia, tan solo cubierta con los apellidos, encuadrados y separados en su mitad, de los dos candidatos. La fecha electoral discretamente estampada en el margen inferior.

En su capacidad para imaginar han dado con otras posibilidades. La que más me ha llamado la atención es la apropiación y distorsión del eslogan demócrata de Hillary for President 2016 (Hillary como presidente en el 2016), al que le han añadido un toque de frescura: Hillary for Prison 2016 (Hillary a prisión en el 2016).

Y creo que está gustando mucho porque cada dos por tres los propietarios se quejan de su desaparición, obligándolos a reemplazarlas previo desembolso, lo que, imagino, estará contribuyendo a que el mercado, ¿chino?, fluya con mayor entusiasmo. Aunque algunos propietarios, hartos del hurto, ya han aprendido la lección, y para disuadir a los vándalos, han puesto cámaras y electrificado esta posesión.  

Afortunadamente, de momento no he visto ninguna pancarta en la parcela de mi estudiante, pero me andaré con ojo la próxima vez que toque mi visita. No sea que, me entre el síndrome de Stendhal, alargue la mano, y, el resto, sea historia. 

martes, 27 de septiembre de 2016

Dedicado a las gentes de buena voluntad, es el mensaje de Clinton

Si crees que Trump quiere hacer América grande, te digo que no paga impuestos, si crees que no es racista, te cuento cómo desahució a familias afroamericanas, si quieres saber de terrorismo, te digo que apoyó la guerra en Irak, si crees que no es sexista, ve y lee lo que cuenta de Rosie O'Donnell.

A estas y otras cosas más se ha agarrado Clinton para intentar arañar votos a su adversario. Y es que, a Clinton, los suyos no se le van. La cuestión era traerse a los indecisos, llegar al alma de los que, por mucho menos, tienen que vérselas con Hacienda, han perdido un ser querido en un cruce de disparos, y sí, da la casualidad de que era negro, o simplemente sienten simpatía por la chica homosexual del supermercado que siempre les sonríe. A ellos, les dedica este mensaje.

domingo, 24 de julio de 2016

Ciudadano Kaine

Victoria del centrismo en las filas demócratas. Con la elección de Kaine, un hombre del que destacan su integridad y credibilidad, aunque también dicen las malas lenguas que recibió regalos durante su cargo, Clinton probablemente no solo tiene asegurado Virginia, sino también Florida, estado decisivo para los dos aspirantes a la Casa Blanca. Y ha sido aquí donde Kaine se presentó. En inglés con un poco de español, lengua que habla, lo que, no cabe duda, habrá sido bien recibido por muchos de los oyentes.

Muchos pensaban que Elizabeth Warren sería la elegida, pero la candidata a la presidencia era consciente de que el combo Clinton-Warren iba a ser una chispa con demasiados estrógenos, que, probablemente, echaría para atrás a una gran parte de sus votantes, sobre todo hombres y blancos.

Después del mal sabor de boca que ha dejado el "caso Bernie Sanders" donde se ha filtrado información que acusaba a Clinton de intentar quitarse del medio a su contrincante, aunque esta no se haya podido comprobar, es natural que intente congraciarse con la mayor parte de sus votantes.

Y, por lo visto, también se lleva bien con el otro Clinton. Lo mismo en su tiempo libre se juntan para tocar uno su armónica y el otro su clarinete.