En 1777 el Congreso le pidió la impresión de la Declaración para que las distribuyera en las trece colonias. Si nos fijamos bien, su nombre y su labor como editora aparecen en letras de imprenta a pie de página pero sin su firma. Baltimore, en Maryland: Impreso por Mary Katherine Goddard.
La pobre de Mary no tuvo mucha suerte con el periódico, ya que su hermano William la empujó a que se lo entregara en 1784. Mary lo había sacado adelante con mucha dignidad, pero el hermano, sin contemplaciones, decidió borrarla de un plumazo. Mary, que nunca se casó, continuó con su empleo de jefa de correos, pero en 1789 otro empujón, esta vez gracias al director general de correos, Samuel Osgood, volvió a sacarla a la calle para poner a un amigo suyo en el puesto. Los baltimorianos recabaron firmas para que se quedara, pero el señor Osgood ni se inmutó. Incluso Mary escribió a George Washington pero sin resultado. Supongo que, harta de tanto desplante y deseosa de seguir en contacto con el mundo del papel, abrió una librería que ya solo cerraría con su fallecimiento en 1816. A su fiel compañera, una mujer de color, le dejó lo poco o mucho que tuviera.