El cardenal Burke tiene la Covid-19. Está con respirador. Hoy pudiéramos hablar de aquellos que se niegan a creer en la efectividad de la Ciencia y a arruinar su credibilidad, y de paso, la vida de otros, apoyando en algunos medios teorías conspiratorias. La elegida del cardenal: las vacunas llevan un microchip que nos colocan bajo la piel, con el que, el Gran Estado, controla nuestros movimientos.
Muchas veces me he preguntado cómo es posible que personas de la inteligencia del cardenal puedan creerse estas barbaridades, aunque otras veces me da por pensar que nada de creérselas, sino que lo hacen alentados por el ora et labora. Me explico. Hay que seguir agitando esa jaula repleta de serpientes para que su labor no decaiga.
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Pero no es del cardenal ni de los negacionistas de quien quiero hablar, sino de una grande de la música que, desconozco si estaría vacunada, nos dejó hace unos días. Nanci Griffith. A esta hija de Texas, tierra que ha dado grandes de la música, Phil Ochs o B.W. Stevenson entre ellos, se la reconocía por sus contribuciones en la música folk y country. Fuera de las fronteras estadounidenses, Griffith quizás fuera más conocida en Irlanda. Su voz, amplia y cristalina, y su habilidad para contar historias hacían una delicia escucharla. Aquí la dejo con Love at the Five and Dime. Mi traducción: Amor en la tienda de la esquina, sin duda, un canto a la elegancia y a la evocación.