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lunes, 20 de mayo de 2019

¿Y los más felices viven en?

Y ya que estamos con el Juego de Tronos por montera otra de diversión. ¿Cuál es la ciudad más dicharachera de este país? Plano, en Tejas. Irvine, en California y Madison, en la tierra del queso, Wisconsin, a poca distancia. Como no era de extrañar, de las ciudades oteadas, Detroit es la que peor parada sale. Para el estudio se tuvieron en cuenta factores económicos, el bienestar emocional y físico y el ambiente que se respira en la comunidad objetivo.

En cuanto a los estados que se ríen más, Utah a la cabeza. Minnesota y Dakota del Norte a continuación. En esta lista de los veinte que enseñan más los dientes curiosamente no aparece Tejas. Quizás Plano sea un islote de felicidad. Virginia Occidental, con las cotas más altas de adicción a los opioides del país, hace el número 50 de la lista. Arkansas, por delante, se lleva la etiqueta 49. Luisiana, la 48. Mencionar que los tejanos y los misisipianos son los que menos usan los opiodes. Por cierto, en Virginia Occidental también se lleva la palma con la tasa de obesidad más elevada entre la población adulta.

Senate Chamber

miércoles, 7 de marzo de 2018

Más jarabe de maíz, por favor


Wholesome - nutritious foods from corn

La gripe está pegando fuerte por estos lares, y los niños obesos con esta encima lo están pasando muy mal. Esta epidemia, la obesidad, se ha triplicado desde los años 70. Datos del 2015 al 2016 muestran que uno de cada cinco niños la padece. Y, por lo visto, los que están entre los 2 y los 5, y las chicas de 16 a 19 años son las poblaciones que se llevan la peor parte. Y no tiene visos de parar. Y lo gordo, y predecible por otra parte, es que a los papás, cuando se les presenta la evidencia, como sucedió hace años en el estado de Arkansas, el primer estado que obligó a que se tomara el índice de la masa corporal en los colegios en el 2003, hacen la vista gorda. Y más datos: un 20% de lo que se gasta en salud se lo comen los derivados de la obesidad. A este paso, dentro de poco ni los niños de 4 podrán correr.  



domingo, 22 de octubre de 2017

Ellos los prefieren muy muy ...

Una visita al supermercado local (Stop and Shop) me lo recuerda. Que uno de cada tres estadounidenses, según datos del 2014, sufre de obesidad. Y lo que es más gordo, no ponen mucho de su parte para evitarlo. Y digo esto porque ayer, una pareja joven a bordo de un cuatro por cuatro, prefirió dar unas cuantas vueltas en el aparcamiento hasta dar con el sitio ansiado. Lo más cercano a la entrada posible. Vamos, que mejor tirar de gasolina y de paso arrancarse unos tufos, antes que de tacón.


No es que diera la circunstancia de que yo también estuviera empleando semejante técnica, ni de que peleáramos por la misma plaza, pero me llamó la atención el hecho de que se movieran tan despacio con la cantidad de plazas libres que quedaban. De ahí que les siguiera hasta que descendieran del coche. Ninguno de los dos cojeaba o iba en muletas, con lo cual resolví que no podía ser otra cosa que no fuera vaguería. La pareja resultó ser afroamericana. Es entre ellos donde la obesidad se dispara, seguida, muy de cerca, por los hispanos. Como era de esperar son los asiáticos los que sufren menos de este mal con una diferencia abismal.
Y Massachusetts no es de los estados peor parados. Virgina Occidental se lleva la palma con un 37,7 %.  Colorado es el estado más sanote con un 22, 3%, aunque este año ha visto un incremento con respecto al anterior.

Vamos, que las aseguradoras médicas y las petroleras también tienen motivos para estar más anchos que largos.   

lunes, 15 de mayo de 2017

El derecho a ser gordo

La obesidad en Estados Unidos algunos la reclaman como un derecho y creo que unos cuantos hasta lo defenderían como una obligación. Hay que ser solidarios con las grandes industrias. Americanas, claro. Pero ¿quién querría atiborrar a sus hijos de comida basura? Ha preguntado Michelle Obama en una conferencia sobre salud. Pues parece ser que alguien que, aparte de estar con el americano subido, también le sobra dinero y está de ánimo para subvencionar a las grandes aseguradoras con las desorbitadas cuentas que le saldrán si se opone a que sus hijos en horario escolar sustituyan el pollo azucarado por la saludable zanahoria.



Los detractores de tal beneficioso vegetal se refugian en su desagradable sabor para cerrar los ojos ante la evidencia. Sí. Y en lo mal que la cocinan para disimular dicho sabor. Cartón, eso es lo que se llevan a la boca sus hijos. Nada menos que cartón. Menos les importa que muchos pollos embadurnados en azúcares terminen en complicaciones cardiovasculares. Estos niños, desgraciadamente, al igual que sus padres, recalcitrantes defensores de las grasas saturadas, tampoco son de mucha zapatilla, de hecho cuanto menos la toquen, mejor. Así que, al final, todos en carrito motorizado, para que así puedan seguir llenado en amor y compaña el cesto de la compra con los azúcares que se encargarán de pudrirles los dientes, aunque, eso sí, también de poner a la asquerosa zanahoria en su sitio. 

El presidente, claro, para premiar la solidaridad de los defensores del pollo azucarado y grasas arterioasquerosas, ha congelado las restricciones que limitaban el sodio y las regulaciones que abogaban por un aumento en el consumo de los cereales integrales en los colegios. Y eso de saber cuántas calorías nos metemos pal' cuerpo, para evitarnos el susto y podamos seguir alimentando a placer el michelín quinientos diez, después de todo a quién le gusta comer con esa mosca zumbándole en la oreja, parece que también esta administración nos lo va a ahorrar. Todo sea por el derecho y la obligación moral de ser gordo.