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jueves, 7 de noviembre de 2024

La revancha está cerca.

Parece que la revancha está cercana para el presidente electo. Según los datos, unos cinco millones de votos lo separan de la candidata demócrata. No analizaremos las causas de la derrota de Harris y que, como poco, igualan en número a los americanos que no la han votado. El 20 de enero, Trump tomará posesión del cargo, suponemos que con una agenda más agresiva iluminada por el Proyecto 25

Por cierto que, los céspedes de mi zona no se equivocaron y vaticinaron, correctamente, la victoria de Harris.   

lunes, 4 de noviembre de 2024

El año de las luces

 A un día de las elecciones, un buen amigo me pregunta qué es lo que se ve y se oye. 

De momento, huele a chamuscado. Algunos de los irritados seguidores del candidato no han perdido el tiempo y se han dedicado a prender fuego a los buzones habilitados para los votos por correo, unos contenedores de metal rojo. El conteo no puede comenzar hasta mañana. De momento, los estados afectados por estos pirómanos son Arizona, Washington y Oregón, aunque hoy puede que haya alguno más. 

El resultado tardaremos en saberlo porque, independientemente de quien gane, creo que se impugnarán las elecciones. Recordemos que aquí lo que pita no es el voto popular, Hillary Clinton lo ganó pero perdió las elecciones, sino los votos del Colegio Electoral. En caso de que los dos candidatos se lleven el mismo número de votos del Colegio, 269 cada uno, sería al Congreso al que le tocaría decidir. Mencionar que, bajo estas circunstancias, sería factible que el presidente y el vicepresidente pertenecieran a partidos distintos. Correcto. Hemos oído bien. Un gobierno Trump + Walz o Harris+Vance.

Dicen que, donde yo estoy ahora mismo, cerca de Pittsburgh, (Obama, Clinton y Harris han venido a cortejar la ciudad), es el termómetro del país. Si los céspedes de mi barrio hacen de termómetro, en estas elecciones se han colgado más pancartas electorales apoyando a los candidatos que en los comicios del 2020, ganaría Harris por los pelos. 

La paranoia entre algunos demócratas está desatada. Muchos tienen miedo de Musk y Kennedy Jr., que pillarían cacho en forma de cartera. Musk no sabe nada de política, solo de dinero. Es de suponer que no quiera restricciones demócratas, especialmente ambientales, que coarten sus subidones a la luna. Por su parte, Kennedy Jr., enemigo acérrimo de las vacunas y devoto en la creencia de que estas son invento judío, se quedaría con sanidad. La militar y congresista hawaiana, Tulsi Gabbard, es probable que, en un gobierno Trump, también pescara algo gordo.  

Vamos a ver si podemos celebrar un año de luces. 

lunes, 16 de septiembre de 2024

¿Mala Kamala?

Treinta. Para hacer honor a la verdad veintinueve. Veintinueve cartelones con propaganda electoral republicana son los que, de momento, me ha dejado el cartero. Los tenemos para todos los gustos. En uno de ellos, Trump no aparece. La que sí que aparece es Harris, enmarcada de blanco en el margen inferior derecho.

En la foto está sentada en lo que parece ser un sillón ejecutivo. Es de piel gris y le sobresale por encima de la nuca, dándole una especie de malvada aureola que corroboran el dedo índice de su mano izquierda, sobre la sien, y el pérfido anillo que lleva en el dedo corazón. Toda esta perversión viene acompañada de un traje chaqueta de solapas desbocadas sobre las que, tímidamente, buscan acomodo las puntas blancas de una blusa descocada. Nada más ni nada menos que tres botones lleva sin abrochar la candidata. El pelo liso, largo, la mirada fija y perdida, y una media sonrisa que le dan un aire entre bruja y Mata Hari.

Otros, en cambio, borran la parte de Mata Hari y únicamente se quedan con la de bruja, exacerbando su monstruosidad en la grisura de unas manos descomunales y huesudas que le dan una apariencia terrorífica. Mi favorito es uno que, me parece, tiene gran talento narrativo y que evoca al longevo Expediente X. Se trata de una escena nocturna en un callejón que nos recuerda mucho a esas calles inglesas victorianas en las que, en cualquier momento, nos puede salir un asesino de novela Arthur Conan Doyle. Las casas, de ladrillo, brillan con suciedad de hollín. ¿Una vieja Pittsburgh, tal vez? Apenas hay luz, tan solo un par de farolas de luz amarillenta. El cielo está enrojecido con unas llamas, también amarillentas, que, a la candidata, le salen de detrás de la cabeza y que le dan un toque infernal. Tras un poste ensombrecido, la candidata. De nuevo, lleva traje chaqueta. Esta vez va de oscuro. Y la camisa también es negra. Un collar de perlas le puntea la garganta. Una loba de cacería en la nocturnidad.

La mayoría de los cartelones combinan la imagen de los dos candidatos. Lógicamente Trump es el que mejor parado sale. Las fotografías nos lo muestran con cara de buena persona, sonríe, y a veces levanta el puño o el pulgar. Y va bien vestido, alterna la corbata azul con la roja. La otra cara es otra historia. La de mala Kamala o la pérfida Harris. A veces tiene micrófono en mano, la yugular hinchada de rabia. En otras ocasiones sus manos desfiguradas agarran un megáfono. Cuando la candidata se toma un respiro vocea o ríe despiadadamente.

Un diez al equipo de publicidad que se ha encargado de estas maravillas narrativas. El partido republicano siempre me ha parecido mucho más ingenioso y creativo que la aburrida sobriedad que atenaza al demócrata. No he hablado de los titulares que tampoco desmerecen el conjunto y son la mar de divertidos. Algunas joyas: soy radical, peligrosamente liberal o su variante no es solo peligrosa, también es liberal.

Desgraciadamente no puedo decir nada de la publicidad demócrata porque no me ha llegado ni un solo cartel. No sé a qué pueda deberse. No creo que sea por dinero porque los demócratas son los que más caja han hecho.

Y tres por ciertos:

el primer por cierto es que las papeletas para votar por correo aún no han llegado. Parece ser que las primeras salieron el viernes 13.

El segundo que el cartelón publicitario que hace el número treinta es de Robert F. Kennedy Jr.

Y el último por cierto y que ya se sab en España es que Trump y su equipo han estudiado Historia. A raíz de los disparos en el vecindario de Trump, el equipo de prensa republicano ha tenido ocasión de anunciar su versión del comunicado que Churchill diera a sus compatriotas un 4 de junio de 1940 para subirles la moral. Churchill apelaba a los suyos incluyendo we shall never surrender!, ¡nunca nos rendiremos! y Trump y su equipo escriben un nunca me rendiré, I will NEVER SURRENDER. En mayúsculas. Nos alegramos mucho de que el expresidente esté bien. Vamos a ver si terminamos con buen pie estas elecciones.

domingo, 14 de julio de 2024

Tiroteos, esa nefaria costumbre.

No cabe duda de que, dedicarse a la política en este país, entraña riesgos. No ya solo para el político que busca el francotirador, sino por las víctimas que este se lleva por delante. Pensilvania cuenta con el horrible honor de ser el estado que abre esta costumbre, en noviembre de 1948. Pero no es hasta 1966, con la matanza perpetrada por Charles Whitman desde una torre de la Universidad de Texas, en su sede de Austin, cuando estos sucesos comienzan a proliferar y a calar en la mente de los americanos.

Lo que pasó el viernes durante el mitin político de Butler, lugar que, por cierto, conozco, a menos de una hora de Pittsburgh, no se considera matanza, ya que, únicamente, ha habido dos muertos. Según la revista Mother Jones, para que alcance esta nefaria categoría se requiere un mínimo de tres. 

Todo esto para decir lo de siempre. Que las armas en casa llevan a esto.  

Trump tiene pensado hacer acto de presencia mañana en Milwaukee. Hace unos días, el expresidente nos dijo que no anunciaría en la Convención a quién elegiría como su segundo de a bordo, pero, dado el percal, tal vez nos lo anticipe. Rara situación es la que nos encontramos, con los candidatos a la Casa Blanca de los partidos que más pitan en situación tan hostil.

Los candidatos a la vicepresidencia:

El senador J.D. Vance (Ohio), el senador Marco Rubio (Florida), el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, el senador Tim Scott (Carolina del Sur), el senador Tom Cotton (Arkansas) y el senador Tim Scott (Carolina del Sur). De la Cámara de Representantes: Byron Donalds (Florida) y la única mujer, Elise Stefanik (Nueva York). 

Nikki Haley no está entre los seleccionados, y eso que hace unos días pedía a sus votantes que apoyaran a Trump. 

martes, 14 de noviembre de 2023

¿Sesquicentenario de ...?

Willa Cather ya notó hace más de un siglo que Pittsburgh era una ciudad de tonos más bien grisáceos y de pocas luces. A pesar de esos escasos sesenta días de sol al año, la joven escritora se encariñó con la ciudad, aunque la morriña por los vientos del oeste, nació en Virginia pero a los diez años se mudó con sus padres y hermanos a Nebraska, siempre la atosigaba. A Pittsburgh vino en 1896 para dirigir una revista dedicada al público femenino, la Home Monthly. Se colocó de editora, gracias a la ayuda de Charles Gere, padre de una amiga y propietario del State Journal. Gere enseguida se dio cuenta de la valía de nuestra futura Premio Pulitzer y se la recomendó a Axtell, uno de los propietarios de la revista. Cather se empleó a fondo mientras estuvo en el cargo, hasta colocarse en el Leader en 1897, otra revista de Pittsburgh, aunque nunca dejó de extrañarle que hubiera público para la basura que acababa de cerrar. Sus años pittsburgueses están plagados de inestabilidad laboral y en 1900 la tenemos de profesora de Latín en un instituto, puesto para el que, parece ser, no estaba muy hecha. Luego se cambió a Inglés y bastante mejor, aunque la ortografía era su talón de Aquiles.

En Pittsburgh estuvo soportando las inclemencias del clima hasta 1906, año en el que se mudó a Nueva York. Aunque, si hubiera podido, de buen grado hubiera continuado nuestra escritora con los lazos que aún le ataban a la ciudad y que, finalmente, se rompieron diez años más tarde, en 1915, cuando la benefactora que la acogía en su casa de Pittsburgh, Isabelle McClung, decidió venderla. Durante esos años Cather hizo de Pittsburgh su centro neurálgico, aunque con unas cuantas estancias en Red Cloud para estar con su familia en Nebraska, alguna escapada a Colorado y Wyoming con sus hermanos para irse de caza o para hacer algo de turismo por Wyoming con su mecenas. 

En mayo de 1898, por ejemplo, Willa pasó un tiempo en Washington, D. C., alojada en casa de un primo de su padre, el doctor Howard Gore, profesor de Geología en la Universidad de Columbia. Sin embargo, parece que el familiar no pudo dedicarle a Willa el tiempo que hubiera deseado porque casi estaba con un pie en una expedición polar, la Wellman Polar Expedition. Pero Cather no desaprovechó el tiempo. Allí tuvo ocasión de conocer a numerosas personalidades del momento. El invierno de 1900 volvería a repetir, una vez retirados los fríos polares del pariente. 


Según una buena amiga de Cather, la también reconocida escritora Dorothy Canfield Fisher, Pittsburgh formó la carrera literaria de Cather. Fue este lugar tan oscuro el que le sirvió a Cather la inspiración para crear algunos de sus mejores relatos. "Paul's Case", ("El caso de Paul"), "A Gold Slipper" ("La zapatilla dorada") o "Double Birthday" ("Dos cumpleaños").

Todo esto para decir que, a pesar de la dureza de los vientos del este que todavía no nos azotan, siempre hay esperanza para el arte. Recordémoslo con el sesquicentenario del cumpleaños de la artista, un 7 de diciembre. 

sábado, 12 de agosto de 2023

Viajes con Victor Hugo Green.

Para los que estén de vacaciones por Pittsburgh o para aquellos que, simplemente, quieran saber más sobre la Guía de viajes de Green. En el Heinz History Center, exposición. Mañana domingo, último día. 

martes, 19 de abril de 2022

¿Por qué Julen viene a Pittsburgh?

Cortesia de USDA ARS.

Y aprovechando que abríamos la semana con la Tierra, que el 22 es su Día Internacional, y que Julen Sánchez se nos acerca a Pittsburgh, más tierra. ¿Y quién es Julen? Un atleta que se acaba de cruzar el Atlático a remo para pedir que, por favor, oigamos a la Madre Tierra. Su proyecto se llama Zerow-Emission y "tratará de viajar sin emisiones y sin motores".  De momento anda en bicicleta por Florida. ¿Y por qué quiere terminar el viaje en Pittsburgh

  • Porque Pittsburgh es una ciudad obrera
  • porque la ciudad, muy contaminada por las emisiones industriales, está intentando hacer el aire que respira más limpio y
  • porque es seguidor de su equipo de hockey sobre hielo, los Penguins.  

Ánimo Julen, que aquí te esperamos.  

Y por si fuera de interés, calendario con actividades en Nueva York para celebrar que la Tierra respira. Se puede asistir de manera virtual, solo hay que registrar el correo electrónico para que nos manden el vínculo del evento. Entre los participantes, Mary Robinson, presidenta de Irlanda de 1990 a 1997. Los participantes tomarán el micrófono, el jueves 21, a las 7 de la tarde en la España peninsular, la 1 de la tarde en  Nueva York.  

lunes, 7 de febrero de 2022

Se nos caen los ...

El viernes 28 de enero se nos cayó el Fern Hollow Bridge, un puente de Pittsburgh de muchísimo trasiego, un par de horas antes de que el presidente viniera a la ciudad para hablar, precisamante, de su plan de infrastructura. Ese día la desgracia se apoderó de diez personas que lo cruzaban en autobús, tres de ellas en estado crítico. 

Siempre hay una partida de dinero reservada para arreglitos, aunque con casi quinientos puentes, a las arcas de Pittsburgh, muy mermadas, parece que solo les llega para la manita de pintura o para desviarlo a otros menesteres que lo necesitan más. Por la mala de internet circula un artículo de 2019 en el que se nos informa de que, 4, 2 billones americanos destinados a mejorar carreteras y puentes, se fueron a la policía estatal de Pensilvania.  

Biden ha prometido un fondo federal de poco más de un billón y medio (americano) de dólares para Pensilvania para que únicamente sea destinado a la reparación de puentes. 

www.loc.gov

Solo hay tres estados con puentes en peor estado. Se lleva la palma Rhode Island, con un 22% que da pena mirarlos. Iowa a continuación con un preocupante 19%, y a poca distancia, Dakota del Sur, con un 17% de sus puentes que se les caen a cachos. Y en Estados Unidos apenas hay puentes, y que según la Asociación Americana de Ingenieros Civiles, no salen muy bien parados. De los 617000 que hay, un 42% tiene más de 50 años y unos 46000, lo que representa un 7, 5% del total, están en mírame y no me toques. 

De momento, las autoridades cerrarán el Roberto Clemente, uno de los puentes señeros de la ciudad, el 14 de febrero. Añadir a la lista el de Mt. Washington, que, curiosamente, a 7 de febrero, se anunció que también estaba tocado. A ver si a los cuatrocientos cuarenta y seis que hay, les llega algo más que la manita de pintura.   

domingo, 26 de septiembre de 2021

¿En cántaras o en botella?

¡Pues sí que tenemos actividades para el Día de Cervantes!

El primer encuentro Estados Unidos-Unión Europea a celebrarse aquí, en Pittsburgh. Comercio y tecnología son los sectores objetivo. A ver si conseguimos convencer a la industria petroquímica para que invierta más en la investigación de plásticos que no tarden tanto tiempo en degradarse y en estrategias de sostenibilidad.  

Cortesía USDA ARS.

El que desde luego lo ve todo muy negro es el señor Joshua Baca, vicepresidente del Consejo Americano de Química. Según él, meterle el año que viene a la industria del plástico un impuesto de diez centavos por libra en la venta de resina de plástico virgen que esté destinada a un solo uso, no es buena idea. Esta medida supondría "incentivar el uso de otros materiales, ya sea papel, vidrio o aluminio, los cuales dejan una huella de carbono mayor que la que dejan los plásticos". 

Pues a lo mejor lleva razón el señor Baca, que también ha advertido, lógicamente, que el consumidor se verá afectado si esta decisión cuaja. Pero la verdad es que no quedan muchas alternativas. O impuesto para obligar al consumidor a que se lleve la bolsa de tela a la compra. O leche y coca-cola a granel en los establecimientos. En cántaras o en botellas. 

lunes, 20 de septiembre de 2021

Cine, pero en silencio.

El 29 de septiembre, además de ser el natalicio de Cervantes, celebraremos el primer aniversario del Día de las películas mudas

Aunque ya existen festivales que cubren este género, (probablemente el de San Francisco, que se viene celebrando desde 1996, sea el más conocido), las películas mudas no contaban con su Día. La idea ha salido precisamente de un pitsburgués, Chad Hunter, director de la Sociedad de películas mudas de Pittsburgh, de Brandee B. Cox, archivera en la Academy Film Archive, y de Steven K. Hill, que es archivero en la Universidad de California. 

Aquí, en Pittsburgh, ya se han vendido todas las entradas para esta primera función que abre, ni más ni menos que con Blackmail (Chantaje) de Hitchcock. Con música en directo a cargo de Tom Roberts, pianista que trabajó con el músico canadiense Leon Redbone, el creador de la partitura para la película El aviador de Scorsese. 

No es de extrañar que en el trío que ha participado en esta iniciativa uno de sus miembros proceda de Pittsburgh. Sin ir más lejos de aquí salió uno de los primeros cines del país, el Nickelodeon, que abrió sus puertas en 1905 de la mano de Harry Davis. Solo el Electric Theatre establecido en 1902 en Los Ángeles y el Vitascope Theatre de los hermanos Mark, inaugurado en Búfalo en 1896, lo superan en antigüedad. 

Por cierto que, en 1907, otros cuatro hermanos, en este caso los Warner, abrieron cerca de aquí, en New Castle, su primer cine, el Cascade Picture Palace (Palacio de la cascada), más tarde reconvertido en oficinas. The Great Train Robbery, (Asalto y robo de un tren), fue la película que se proyectó. Fue también aquí, en New Castle, donde, a los dieciocho años, la carrera del cómico Bob Hope despegaría. 

sábado, 28 de agosto de 2021

Kit de inglés 257: Blue movie.

Esta semana dejamos los sabores y nos vamos con los colores. Vaya por delante que la expresión de hoy no es apta para menores, y es que una blue movie se podría traducir por película porno. Haciendo una búsqueda por internet, el Diccionario Macmillan me dice que la forma blue movie está de moda. Literalmente "película azul", parece que sale del mundo del séptimo arte.


Pronunciación de andar por casa: "blu múfi". Y la buena aquí

Según el Diccionario Morris sobre el origen de las palabras y las expresiones, cuando la bailarina de turno comenzaba a enseñar más de la cuenta, al foco revelador se le ponía un flitro, generalmente de color azul, de ahí que el azul haya teñido esta expresión.  

Otra teoría dice que esta forma salió del mundo de la prostitución en la Escocia de 1824. Por lo visto, las trabajadoras del sexo siempre iban vestidas con una bata azul. 

El pitsburgués Andy Warhol también nos dejó su famosa Película azul, según algunos, su visión sobre la Guerra de Vietnam.  

miércoles, 23 de diciembre de 2020

1839 Wylie Avenue.

Hace ya tiempo que August Wilson, el Shakespeare americano, me anda persiguiendo. En septiembre del año pasado se me presentó la ocasión de asistir a una representación teatral, al aire libre, cerca del domicilio ficticio, 1839 Wylie Avenue, en el que se supone sucede su obra Gem of the Ocean, La Gema del océano. Desgraciadamente, otros asuntos se cruzaron en el camino y al final no pudo ser. En octubre, ya de este año, nos llega la noticia de que la Universidad de Pittsburgh ha adquirido su legado. (Wilson era de Pittsburgh). Y más reciente aún. Hace unos días el Servicio Postal anunciaba que, el 28 de enero de 2021, coincidiendo con el Mes de la Herencia Negra, al dramaturgo se le concederá, en ceremonia virtual, su sello conmemorativo forever. El sello forever no pierde su validez y se puede usar en años venideros sin tener que pagar el incremento anual, siempre y cuando la carta no pese más de una onza. Esto es, unos 28 gramos. 

Un sello más que merecido para uno de los mejores dramaturgos de este país. Wilson, que se crió en Hill District, el Harlem pitsburgués, lo pasó mal aquí. Su padre, un panadero alemán con problemas de alcoholismo, abandonó a la familia. En cuanto pudo, Wilson dejó Pittsburgh, una ciudad a la que él consideraba muy dura. El hecho de que Wilson, (este tomó el apellido de su madre), fuera hijo de madre africanoamericana y padre blanco, no le facilitaba las cosas. Saint Paul, en Minesota, fue la ciudad en la que se estableció y en la que escribiera las dos obras que le valieran el Pulitzer. Uno por "Fences", ("Vallas" o "Rejas") de 1985, y otro por "The Piano Lessons", ("Las lecciones de piano"), de 1987. Las dos obras pertenecen al denominado Ciclo de Pittsburgh, también conocido como Ciclo del siglo americano, una  revisión de la experiencia de ser afroamericano en distintas décadas. Todas las obras, con la excepción de una, Ma Rainey's Black Bottom, La madre del blues, película que, por cierto, se acaba de estrenar en Netflix y que tiene lugar en Chicago, se encuadran en Pittsburgh. Las obras, curiosamente, no se escribieron en orden cronológico. 

Gem of the Ocean, (el título hace referencia a una canción patriótica que seguro nos suena), obra que mencionaba al principio, es la que abre la serie, situándonos en 1904. Aunt Ester, mujer que había sido esclava y que es uno de los personajes principales, aparece en nueve de las diez obras que conforman este ciclo. La Tía Ester, que tiene 285 años cuando comienza la serie y vive en ese imaginado 1839 Wylie Avenue, tiene algo de personaje de García Márquez. Ese gusto por lo mágico, los espíritus y lo ancestral. Aunque hay que decir que Wilson sentía mayor debilidad por Borges.  

Esperemos que la Tía Ester no se tomara a mal este plantón, y pronto recompense a los que la dejamos escapar con una de sus apariciones.   

martes, 6 de octubre de 2020

El joven Frankenstein.

Y, después de tanta intoxicación vírica, sobre todo presidencial, hoy, una ventana cultural con Frankenstein de Mary Shelley. Manual Cinema, de la mano de City Theatre, estos días, (la última representación será el 18 de octubre), lleva ofreciendo un espectáculo vistoso, creativo, entretenido y elegante del clásico. Duración, 65 minutos. La justa para que no se hiciera interminable y evitar la posibilidad de acabar en el barranco de la odiosa repetición, (entiendo que, a veces, pero solo a veces, la necesidad la reclama). 

El entorno, como si tuviera conciencia de que estábamos allí para que nos entrara miedo en el cuerpo, acompañó. Luna llena, viento, lluvia y claqueticlá de tren de fondo deslizándose con tranquilidad fantasmal en la cercanía nos clavó el espíritu victoriano de la obra. Y eso que manteníamos las ventanillas del coche bien subidas. No he mencionado que el espectáculo se proyectaba en un autocine, manera creativa para dar esquinazo a la Covid. Se nos facilitó una emisora de radio por la que salía la música en directo de una mini orquesta. 


Tras una pantalla gigante apoyada en los huesos de hierro de una antigua fábrica de acero, (el aire era tan fuerte que a veces conseguía doblarla, reforzando así el terror de la obra), actores de carne y hueso, creo recordar que todos eran mujeres, salpicaban su representación con la de marionetas iluminadas bajo los focos de un proyector que los actores acercaban o alejaban de este, dependiendo del efecto que buscaran. La puesta en escena del clásico me recordó al Bunraku japonés, pero, en este caso, tras la pantalla, aderezado también con fantásticas piezas musicales de cosecha propia, que, aquí y allí, me traían la locura del marilandés Frank Zappa. 

Aquí dejo el tráiler de Manual Cinema, la compañía que con tan buen tino ha captado la maternidad y el proceso creativo de la escritora Mary Shelly a través de su deslumbrante hijo, el joven Frankenstein.

lunes, 1 de junio de 2020

¿Dónde se está mejor que en la Tierra?

Aprovechando que hoy hacía buen día en Pittsburgh, mi esposo y yo decidimos ir a pasear al Three Rivers Park, un lugar de bastante belleza al que besan tres ríos: el Allegheny, el Monongahela y el Ohio. Durante la remontada por una de las orillas del parque, nos extrañó el persistente planeo de un helicóptero, y pensamos que, su presencia, tal vez se debiera a algún accidente de tráfico. Bajo el puente que hay que cruzar para adentrarse en el centro de la ciudad, encontramos un coche patrulla con el motor al ralentí y al policía dentro, con los ojos bien abiertos. Nada de donuts ni café en las manos. Seguimos caminando y observamos una actividad impropia de fin de semana. Trabajadores de la construcción, taladrando, en mitad de la calle, planchas de madera. Y más patrullas y motoristas en la calle, esta vez con esa luz azul, inflamada, abriéndose paso. Una vez taladradas las planchas, entre varios las acoplaban contra los escaparates, preparación característica para la embestida de un huracán.

Un jovencito que debió vernos el pasmo en la cara se nos acercó. Ustedes no son de aquí, ¿verdad? No queríamos dar explicaciones, pero nos dijo que esa noche ni nos acercáramos por Market Square. Por lo visto, la acción comenzó ayer. Y hoy, a la violencia, también se la espera. El toque de queda tiene horario: de 8:30 de la tarde a 6 de la mañana, el refugio de la oscuridad.

Aquí dejo unas fotos tomadas esta tarde: la Sinfónica, tapiada.


Y el Starbucks, tapiándose.


Desde luego, Elon Musk lo tiene claro: a veces, donde mejor se está, es en órbita.         

lunes, 20 de abril de 2020

En tiempos de pandemia necesitamos...

Un héroe. Y el que traigo hoy no tiene nada que envidiarle ni a Iron Man, ni al Increíble Hulk. Nuestro hombre se llama Joe Magarac, y es el salvador de los trabajadores de las minas de acero. Era tan fuerte y su capacidad de resistencia tal, se dice que nació en una montaña de mineral de hierro, que podía hacer el trabajo de 29 hombres al mismo tiempo, (al día se hacía unas 2000 toneladas de acero él solito), cortaba las planchas de metal con los dientes, podía parar un tren con un brazo y, en el trabajo, nunca se tomaba un respiro para comerse un sándwich y bañarlo con una cerveza. Seguro que los dueños de las acerías no pondrían reparos a esta devoción por el trabajo. 

Magarac era tan fuerte que una vez evitó que una mole de acero de crisol que pesaba cincuenta toneladas aplastara a sus compañeros de fundición, librándolos así de una muerte segura. Medía unos siete pies de altura. Su cuerpo estaba hecho de acero, aunque eso no le impedía llevar una vida normal. Vivía de pensión en casa de la señora Horkey, el jornal no le daba para más, y estaba enamorado. A la chica, la más bella del lugar, la ganó en un concurso de levantar peso, pero desgraciadamente la jovencita, Mary Mestrovich, así se llamaba, no le correspondía, y él dejó que se uniera a Pete Pussick, su verdadero amor. 

No se sabe a ciencia cierta de dónde era Magarac. Algunos dicen que era húngaro, otros, serbio, los hay que dicen que era croata y otros de Bohemia. Su apellido es burro en croata, pero, lo que queda fuera de duda, es que era inmigrante. Su nombre se deja caer por primera vez en 1931, cuando Owen Francis escribe un artículo que se publica en la revista Scribner. Francis dijo haber obtenido la historia de boca de los inmigrantes croatas que trabajaban en la fábricas de acero de Pittsburgh. 

Statue of Civilization, in front of Capitol, Washington, D.C.

Años más tarde, en 1948, Irwin Shapiro le carga a Joe en una novela infantil con otra heroicidad: la de sobrevivir a la discriminación. En la novela, titulada Joe Magarac and His USA Citizen Papers, Joe Magarac y sus papeles para la ciudadanía estadounidense, Joe consigue recaudar los 1000 dólares que le cuesta hacerse ciudadano. Cantidad nada desdeñable si tenemos en cuenta que, en 2014-15, creo recorder que pagué una cantidad similar. Con la administración Trump, las cuotas han subido. 

Por desgracia, Joe da con dos senadores de turno que le instan a que se vuelva a su país. Esos senadores desconocen el horror en el que han caído. En su cólera, Joe arrasa con lo que se le pone por delante: vías del tren que había ayudado a levantar, edificios... La rabia de Magarac termina encaramada en el Capitolio, en Washington, D.C. Al final, sin chica y sin papeles, Joe decide derretirse y hacer un último sacrificio, ofreciéndose en forma de barra de acero para que de él salga un edificio.

Que la fuerza de Joe quede con nosotros.

lunes, 30 de diciembre de 2019

El cielo está encapotado

[Pine trees against the sky, Five Islands, Maine]
Pues otra del tiempo. Esta vez nos vamos con las ciudades americanas que cuentan con los cielos más encapotados. Pittsburgh, efectivamente, no se libra de estar en la cabecera del grupo, por detrás del campeón, Seattle, en Washington, Portland, en Oregón, y Búfalo, en Nueva York.


Doscientos veintiséis días al año sin ver la luz del sol se quedan en Seattle. En Pittsburgh el renegrido se recorta casi un mes, que, desde luego, es de agradecer. Un alivio que Pittsburgh no se encuentre entre las ciudades más frías del país. Ese honor se queda en Prospect Creek Camp, en Alaska, con la friolera de -62,2°C registrados en 1971.

Esperemos que el Año Nuevo no nos deje tirititando y a dos velas.

Ventisca de ideas

Ahora que las nieves parece que se van acercando, me he acordado de las sillas de Boston. Esas que algunos ponen delante de su casa para reservarse el sitio que, con primor, se han excavado en una calle pública. Pensaba, erróneamente, que, a los pitsburgueses, los rigores del invierno no les alteraría el afán de posesión, pero he comprobado que, en esto del tema de las sillas, esta ciudad ha subido el listón. Y es que los pitsburgueses no solo sacan la silla en invierno sino que, por lo visto, en el verano algunos tampoco la meten en casa. Para esos, la silla pitsburguesa es prácticamente mobiliario urbano, y los ayuntamientos les deja hacer a estos artistas porque, como es costumbre...

[Brooklyn harbor under snow]

Por si fuera poco, una imprenta no ha perdido comba y se dedica a vender las official parking Pittsburgh chairs, las sillas pitsburguesas autorizadas para el aparcamiento, que cuentan con un diseño gráfico que así las avala. En el respaldo un No aparcar y en las posaderas, una señal de prohibido aparcar acordonada por dos No mover. Para ver el diseño (Minuto 2:39).

Está claro que los negocios en Estados Unidos salen de las piedras. Y de la nieve.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Catedral del aprendizaje

Hoy, otro paseo por Pittsburgh. Esta vez ha sido jornada de puertas abiertas en la Catedral del aprendizaje, en inglés Cathedral of Learning. La Catedral pertenece a la Universidad de Pittsburgh y en sus cuarenta y dos plantas, (es de las universidades más altas del mundo), como era de esperar, se imparten clases. Algunas de las aulas del primer y del tercer piso ocupan lo que se conoce por las aulas de las nacionalidades (nationality rooms). En cada aula, solo hoy, y por motivo de las fiestas navideñas, jóvenes guías ataviados con trajes típicos de la cultura que representaban explicaban la celebración de esas festividades. En el crucero de la Catedral bailes típicos. Y en los transeptos comida y objetos propios de cada civilización a la venta.

Un total de treinta y cuatro nacionalidades. Dieciocho representadas en la primera planta y el resto en la tercera. La primera es básicamente europea. En la superior también encontramos presencia europea, aunque en esta predomina la asiática. La última incorporación ha sido la de Filipinas. Filipinas es el único país que representa el mundo de habla hispana. África solo cuenta con un aula y aparece representada como continente por cuestiones económicas. Es prácticamente imposible dar voz a las más de dos mil lenguas que existen en el continente africano en un espacio tan limitado. Dentro de poco, la nacionalidad iraní ocupará el aula 352.

Aula filipina

Por supuesto, el aula que más tirón tenía era la estadounidense. Semeja una casa colonial de estilo bostoniano del siglo XVII con puerta secreta localizada a la izquierda de la chimenea y que revela unas escaleras que llevan a otra habitación en la parte superior. Se trata de un dormitorio decorado con muebles de siglo XIX. Una manta de 1878 adorna la cama. Manta que perteneció a Martha Jane Poe, pariente lejana del escritor y que también es abuela del director de estas aulas.

Del dormitorio, se dice que está embrujado...

martes, 15 de octubre de 2019

Sobre las olas

Acabo de ver en WQED, la televisión pública de Pittsburgh, Sobre las olas, un sensacional documental de la doctora Carolina Loyola García, profesora de Artes Audiovisuales en la Universidad Robert Morris, que intenta definir qué es el flamenco. La doctora también es una extraordinaria bailaora. Gracias a su pasión existe una comunidad flamenca bastante vital. Con ella podemos aprender este arte en su Centro Flamenco que tiene aquí en Pittsburgh.

Una de las personalidades del mundo de la música a la que entrevista la doctora Loyola es a Carmela Greco. Con ella estudió en una de sus estancias en España. Carmela Greco, que tiene su estudio en Antón Martín, es hija de José Greco, el famoso bailaor y coreógrafo de sangre italiana que bailaba con alma española. Greco era miembro de la compañía que la Argentinita tenía en Nueva York y en la que ingresó en 1942, tres años antes del fallecimiento de la sensacional artista. A José Greco le debemos que el flamenco se metiera con fuerza en Estados Unidos. Para que nos demos cuenta de su capacidad para atraer a las masas, decir que en 1953 Greco y su compañía lograron reunir 19000 personas en el estadio Lewisohn en Nueva York. Esta habilidad para atraer público, sin embargo, a veces no pudo contrarrestar que se le tachara de sucedáneo, una suerte de Gypsy Kings de la época.

Aquí dejo el tráiler del documental. Por cierto que, si se está por la zona, el 26 de este mes se les podrá ver en concierto en el Pittsburgh Center for the Arts.

jueves, 29 de agosto de 2019

Kit de inglés 159: to swap horses in the middle of a stream

Esta semana una de caballos en Pittsburgh. To swap horses in the middle of a stream. Literalmente cambiar de caballos en medio del río y que equivaldría a nuestro cambiar de bando, de equipo o de ideales en medio de un proyecto que ya está en marcha. En una palabra, ser un chaquetero. Pronunciación para salir del paso: tu suáp jorses in de midel of a strim. Y una versión casi idéntica a esta forma (el verbo swap también se puede intercambiar con change, cambiar) en boca del sensacional grupo californiano Tower of Power (Torre del poder). Segundos 55-59.

[Mexican War, 1914: refugees crossing (Rio Grande?) river by horse]

Parece que la expresión salió en septiembre de 1863, cuando el Pittsburgh Post publica una falsa epístola que atribuye al presidente Lincoln. Lincoln, que sin duda debió leer la carta, adoptará esta forma meses más tarde en un discurso a la National Union League (Liga de la Unión Nacional), cuerpo que vuelve a nombrarlo candidato a la presidencia.

It was not a good thing to swap horses while crossing a stream, (No era buena idea pasarse al otro bando) decía la falsa carta.