Mostrando entradas con la etiqueta anuncios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta anuncios. Mostrar todas las entradas

jueves, 20 de julio de 2017

In July (En julio)

No sé si se lo habré mencionado a mi hermana en alguna ocasión, pero comparte cumpleaños (21 de julio) con uno de los grandes americanos: Ernest Hemingway. Y aunque el otro peso pesado, Orson Welles, no nació en julio, sino en mayo, este mes lo tengo especialmente presente. Reconozco que parte de esa presencia se debe a un anuncio televisivo. Sí, una grabación de los años 70 para Findus en la que se oye la voz rotunda, majestuosa de Orson Welles, repitiendo una y otra vez, sufriendo, aturdido en su exasperación, unas líneas sobre unos guisantes congelados que la señora Buckley recoge en julio.

Desconozco si nuestro hombre era un as vendiendo coches, biblias o guisantes congelados, pero, desde luego, no se le podía negar su maestría en todo lo que tuviera que ver con el escenario. Por eso, cuando oímos las impresentables peticiones de un advenedizo, el ingeniero de sonido para ser más exactos, interrumpiéndolo para requerirle que enfatice ciertas partes del discurso, enmendándole la plana al sabio, da pena y coraje.

Me pregunto si este técnico se disculpó alguna vez. Seguramente no. La tontería casi nunca pide perdón. Aquí dejo la clase magistral del viernes, esta vez, en La Voz. Nada de enfados, Frankie.


Feliz cumpleaños, Bea.

miércoles, 12 de julio de 2017

Precaución, amigo conductor

Ahora que las operaciones salida por el periodo vacacional ya están en activo, me ha venido a la memoria que La Jefatura Central de Tráfico fue la primera institución española que utilizó las campañas divulgativas para concienciar a la población. De 1962 fue el primer anuncio que salió en televisión. En la radio ya lo hizo un año antes. "Los adelantamientos son peligrosos, realícelos con precaución y facilítelos con cortesía”, advertía el narrador. Las drogas, el Si bebes no conduzcas de Steve Wonder, el SIDA, los malos tratos o las ayuda al tercer mundo, por mencionar algunos, vendrían después. 


Como es de suponer, en Estados Unidos las primeras campañas televisivas arrancan antes. De principios de los 50 son los mensajes creados con personajes como Smokey Bear, la mascota que advierte de los peligros de los incendios forestales. De los 60 son anuncios como lo de la organización sin ánimo de lucro Keep America Beautiful (Mantén América Bonita) en los que se suele ver a veraneantes depositando sus desperdicios en contenedores.   

De 1972 es el famoso eslogan A Mind Is a Terrible Thing to Waste, (Una mente es algo que no se debe desperdiciar), archiconocido gracias a las meteduras de pata de Dan Quayle, el que fuera vicepresidente con George Bush, y que iba dirigido a la población de color. El alcohol y la conducción, el tabaco, las drogas o el cáncer vendrían después. Los de última generación cubren los riesgos de enviar mensajes de texto mientras se está al volante. 

Entre medias, también se instruía a los hijos sobre cómo mantener las composturas en la mesa, y lo que se podía hacer y lo que no cuando se iba a salir con una chica. En un intento por romper las barreras laborales y de asegurar a los hombres que las mujeres a su cargo no suponían ningún peligro sacaron mensajes como este. O este otro donde en 1961 se avisaba de los peligros de la homosexualidad pero curiosamente se pasaba por alto la pedofilia. No cabe duda de que la labor de concienciación siempre es y será loable. Pero parece inevitable que también haya meteduras de pata. Quizás fuera por bisoñez o una incomprensible resistencia. O su combinación. 

Decir que los anuncios de carácter religioso, ya sean de iniciativa gubernamental o de instituciones cristianas, también tienen cabida en los spots publicitarios de índole social, práctica que se viene desarrollando desde los 60. Supongo que el miedo a que cundiera la incredulidad y perder la ocasión de subirse al carro de la modernidad les sobrevino.

domingo, 5 de febrero de 2017

La Super Bowl

Dentro de un rato dará comienzo la Super Bowl. La Super Bowl es el evento deportivo y televisivo con más tirón en Estados Unidos y casi que tiene talla de Día Nacional. Tal es su poder, que muchas iglesias se ven obligadas a cancelar los servicios este día para posibilitar a familiares y amigos que se reúnan alrededor de un promontorio de latas de cerveza y bandejas con tortilla chips, nachos, guacamole, pizza o los 1,3 millardos de alitas de pollo que se espera que se consuman este año, indispensables para apoyar al equipo favorito.

La Super Bowl suele caer en la última semana de enero o la primera de febrero y siempre en domingo. Este año la edición número 51 se juega en Houston, Texas, y los equipos de fútbol americano participantes son los Patriots de Nueva Inglaterra contra los Falcon de Atlanta. Tom Brady es la estrella de los Patriots y la de los Falcon probablemente sea Julio Jones. El palmarés de los Patriot es más abultado.

El trofeo lleva el nombre de Vince Lombardi, jugador de la NFL, National Football League (Liga de Fútbol Nacional), y reconocido como uno de los mejores entrenadores en la historia deportiva estadounidense. El premio, un balón de fútbol americano, es de plata. A los jugadores ganadores se les da un anillo, normalmente de oro o de diamantes que lleva su nombre inscrito. En eBay se ha vendido alguno.

El expresidente Bush padre y esposa serán los encargados de lanzar la moneda que determine quién se lleva primero el balón. Este ritual no solo implica la presencia de unas 70 personas en el campo. A los televidentes se les da la ocasión de participar en casa haciendo apuestas con los suyos.

Al ser un acontecimiento para disfrutar en familia, se supone que el tiempo de descanso y los anuncios no deben rellenarse con picardías, pero siempre hay algún desliz, que es lo que justamente pasó con la famosa ubre de Janet Jackson allá por el 2004. Este año Lady Gaga será la encargada de hacer las delicias de niños y mayores.

Sobra decir que los anuncios que tienen la suerte de hacerse con un hueco pagan de lo lindo, (una media de 5 millones de dólares por 30 segundos), aunque se supone que la cosecha bien lo merece. Los cerveceros suelen ser fijos. Por cierto, que no sé si este habrá pasado la criba.

Que gane el mejor.