Y la expresión de hoy va de decepciones. Bummer, una palabra que parece ser alemana del siglo XVII. Fue durante la Guerra de Secesión cuando recobra fuerza y comienza a utilizarse para referirse a soldados de conducta reprobable. Sus sinónimos eran: prostituta y rezagado que se dedica al saqueo.
Pero es en 1968, con la locura hippy y con los viajes marihuaneros que no surten el efecto deseado, cuando surge la expresión idiomática bummer. Su traducción equivaldría a nuestro ¡qué lata! o ¡vaya mierda!
La pronunciación casera: bámer. Y la buena aquí, con el magnífico grupo Sparks. (Segundos 36-37, minuto 2:04 y siguientes).
The party was a bummer.
La fiesta fue una decepción.