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lunes, 15 de mayo de 2023

¿ Antídoto, por favor, para la credibilización?

Ya se sabe que Hemingway no era para todos, pero, desde luego, no le se podía negar su franqueza. Con tanta noticia falsa pululando por las redes, me he acordado de uno de sus valiosos consejos, y que, me parece, no solo es valedero para el escritor, sino para todo aquel que pretenda limitar su credibilización, acrónimo que, no sé si existirá en castellano, pero que lanzo aquí para destacar el lado económico de esta incontinencia que se empeña en que borremos el escepticismo y, sobre todo, en que disolvamos nuestro interés por la calidad de los contenidos. Hacernos comulgar con ruedas de molino, sale rentable, de ahí esta rentabilización de la credibilidad. Para combatir esta obscenidad, nada mejor que, en palabras de Hemingway, levantarse, sí, levantarse "un detector de mierda". 

Cortesía USDA ARS

Por si hay algún escéptico por ahí que no me crea, y hace requetebién, aquí dejo la cita.

En inglés. 

The most essential gift for a good writer is a built-in, shockproof, shit detector. This is the writer’s radar and all great writers have had it.

Y su correspondiente. 

El regalo más necesario para un buen escritor es tener incorporado un detector de mierda a prueba de golpes. Este es el radar del escritor y todos los grandes escritores lo tienen. 

¡Protejámonos!

domingo, 5 de marzo de 2023

¿Imprescindibles?

Abrimos la semana con una de incongruencia aderezada con un tanto de despiste, y, tal vez, algo de desidia, y que nos viene de la mano de esta empresa

Cortesía de USDA ARS.

En el 2021, el ciudadano medio estadounidense se dejó, al mes, 273 dólares en servicios de suscripciones. En el 2018 se quedó en los 237 dólares, lo que supone un incremento del 15%. 

Pero lo bueno, o malo, depende de quién lo trabaje, viene ahora. Y es que el consumidor, alelado, no sabe (o no recuerda) a qué servicios está suscrito, como tampoco sabe (o recuerda) el dinero que se gasta en esas suscripciones, esos servicios imprescindibles para sobrellevar su día a día.

¿Conclusiones? La economía sigue fuerte gracias a la fidelidad del consumidor. Las suscripciones están haciendo caja y van a seguir creciendo. El americano medio es adicto a las suscripciones y, lo peor de todo, es que es un desmemoriado compulsivo. ¿Algún culpable en la sala? 

martes, 25 de diciembre de 2018

Me lo llevo todo si soy..

Free groceries for poor Jews, N.Y. City
Hoy, uno breve. Otro estudio de la Universidad de Boston nos dice que las personas religiosas y las que están expuestas a creencias religiosas gastan menos en la cesta de la compra que las que no profesan religión alguna o la respiran. Los descreídos que se anden con cuidado si no quieren acabar en números rojos.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Amazon en casa


Packages for prisoners of war and internees. A Red Cross Canteen worker, Miss Mary Dougherty, inspects a Red Cross food package going to an American prisoner of war. Packages like this are sent regularly from International Red Cross headquarters in Geneva to American prisoners of war and interned civilians held by Germany and Italy. One a week goes to each American prisoner of war whose capture and location have been reported and one every two weeks to each interned civilian. Twenty thousand such packages were sent to the Far East on the neutral diplomatic exchange ship Gripsholm last June, together with one million cigarettes and other supplies for American prisoners and internees in Japan, occupied China and the Philippines. Much larger quantities are now on the Gripsholm pending final clearance with the Japanese for her sailing on a second trip
Y como estamos con las fiestas encima, una de consumismo. Según datos del 2015, veintitrés millones y medio de personas han sido víctimas de un saqueador de porches. En el 2017, casi veintiséis. Parece que la cifra va en alza y los chorizos de porche se dedican a robar lo que los servicios postales y, especialmente Amazon, dejan en casa de los clientes.

Algunos hogares cuentan con cámaras y pillan al ladrón en el ajo, pero la policía no puede hacer nada. Algunos servicios ya ofrecen una especie de jaula con un código que solo el repartidor del furgón es capaz de abrir.

Amazon, por su parte, también ofrece el suyo. Dejar el paquete dentro de la casa. La broma sale o salía por unos 250 dólares. El repartidor escanea un código de barras que Amazon reconoce y que es capaz de desbloquear la puerta. El repartidor solo tiene que dejar el paquete en casa. Dentro de la casa. Un video haciendo la entrega asegurará que el envío ha salido a la perfección. De momento, la gente no quiere dejar entrar a un extraño en casa, pero con Amazon, todo se andará.