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lunes, 29 de mayo de 2023

¿Más desinfectante?


Keith Weller/Cortesía USDA ARS

Y otra de bebidas con un aviso. Con el coronavirus aumentó la ingesta de desinfectantes y ahora, vuelve a subir. El desinfectante se puede beber o inhalar y viene en envase pequeño. Pero no para tratarse la enfermedad, sino para relajarse o aumentar la potencia sexual. En algunos casos, parece que la ingesta se produce por error. Y es que los envases de las bebidas energéticas (se pueden adquirir en botellitas pequeñas de 57 mililitros) utilizan tonalidades y recursos gráficos similares a las que guardan la alegría del nitrato de amilo, la sustancia que da color a estos desinfectantes. El caso es que, este error, puede hacer que la persona que busque experimentar subidón energético acabe en urgencias con las entrañas destrozadas. Leamos las etiquetas y, en caso de duda, a preguntar. El nitrato de amilo para las superficies exteriores. Por favor, evitemos las interiores.

miércoles, 24 de agosto de 2022

¿Qué es La Gran Patraña de la Luna?

Y seguimos con la honestidad informativa. Hoy nos vamos con el New York Sun, un periódico sensacionalista que los niños en situación desfavorecida solían vender por las calles, a un centavo el ejemplar, y que sacó a la luz que la luna estaba habitada. Hombres murciélago, los Vespertilio-homo, eran los inquilinos. Y no eran tontos, ya que tenían la capacidad para comunicarse. 

loc.gov

El pelotazo desinformativo dio sus frutos, convirtiéndolo durante un tiempo en el periódico de mayor tirada. La Gran Patraña de la Luna, así se conoció al invento de Richard Adams Locke, el editor del periódico y creador de esta entretenida patraña. Adams Locke no reparó en adornar su historia con bellas ilustraciones que daban cuenta de la vida en nuestro satélite. 

Muchos creyeron sus embustes. El empresario circense P. T Barnum fue uno de los más conocidos. Y eso que de su factura era "Cada minuto nace un mamón". También cameló a algunas instituciones. Una de las que picaron fue la Universidad de Yale. Finalmente fue su competidor, el periódico Morning Herald, el que destapó el cuento de Locke.  

Aunque ya sabemos que no hay mal que por bien no venga. Menos mal que teníamos a Edgar Allan Poe para recoger literariamente en The Unparalleled Adventure of One Hans Pfaall, La incomparable aventura de un tal Hans Pfaall, en español, las bromas de Adams Locke. Una pieza del maestro con armadura de ciencia ficción. 

Y no. Poe no publicó el relato en el New York Sun, aunque años después, en 1844, publicaría en el periódico de Locke una travesía de tres días en globo. Y el que crea que ese viaje existió, cruza territorio Barnum. 

miércoles, 19 de agosto de 2020

Clínica bulera.

Al paso que lleva la burra, dentro de poco tendremos que restaurar las clínicas para combatir los rumores, como esas que el presidente Roosevelt abrió durante la Segunda Guerra Mundial para evitar el bajón moral del tropel americano. Las clínicas, dependientes de la Oficina de Información de Guerra, filtraban bulos como estos:
  • Que una bomba llenita de gérmenes de peste bubónica se lanzó en Oregón.
  •  Que las mujeres del cuerpo voluntario del servicio de emergencia, en inglés WAVES, eran propiedad de los oficiales y que estos podían hacer con ellas lo que les viniese en gana.
  • O que el pelo de una mujer empleada en una fábrica de munición, tras hacerse una permanente en la peluquería, estalló en llamas. 
The Boston Sunday Herald - Ladies want it
Gordon Allport y Robert Knapp, profesores de Psicología en Harvard, fueron los directores de la primera clínica de desinformación y que fue establecida en Boston. En un principio se pensó en abrir veintiocho clínicas más, todas en universidades. Estas funcionarían con una plantilla voluntaria de profesores y estudiantes. Sin embargo, el proyecto no cuajó, demasiada información en manos civiles, decidió el gobierno, y Robert Knapp tuvo que buscarse otras alianzas. La encontró en el periódico el Boston Herald. En sus páginas, cada domingo, saldría la falsedad de la semana a desbancar. Bajo el bulo, también aparecía publicada la explicación correcta. 

Y sí. Kamala Harris es americana. Aunque algunos se nieguen a creerlo y vuelvan a las andadas con el vergonzoso birtherismo.