Mostrando entradas con la etiqueta discursos presidenciales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta discursos presidenciales. Mostrar todas las entradas

viernes, 20 de septiembre de 2024

Kit de inglés 403: change horses in midstream

Y esta semana, para desintoxicarnos un poco de tanto discurso electoral insulso, marchando una expresión traída por la más grande figura literaria presidencial que haya dado este país: Abraham Lincoln. Del presidente es la forma change horses in midstream, literalmente "cambiar caballos en mitad de la corriente", y que podríamos traducir por mejor quedarnos con lo que tenemos o seguir adelante con el plan trazado

Pronunciación con resoplidos: " chéinch jórsis in mídstrim". Y la buena aquí, con Daphne Gray Grant.

Esta forma la utilizó Lincoln en un discurso que diera un 9 de junio de 1864 a la Delegación de la Unión, la cual le instaba a que se presentara a la reelección en noviembre de ese año. Lincoln dice que esta expresión la sacó de un granjero holandés. Esta es la frase que aparecía en el discurso: 

An old Dutch farmer, who remarked to a companion once that it was not best to swap horses when crossing streams.

Un viejo granjero holandés una vez le dijo a un compañero que era mejor seguir adelante con la decisión tomada que empezar algo nuevo.

domingo, 18 de septiembre de 2022

Los escritores de la Casa Blanca.

Dicen que Abraham Lincoln fue la mejor mano literaria que hubo entre los presidentes estadounidenses y algunos incluso se atreven a situarlo entre las plumas más destacadas del país. Su estilo, breve pero intenso, despunta en el famoso discurso que dio en Gettysburg, Pensilvania, en 1863, aún en medio de la guerra de Secesión. Al general Ulysses S. Grant, uno de los presidentes con peor fama entre los historiadores aunque últimamente los estudiosos le están tratando con más benevolencia, se le concede la segunda plaza literaria presidencial. Los entendidos alaban sus Memorias, y el incomparable Mark Twain, amigo íntimo de Grant, lo tenía por magnífico escritor. Gran admirador de Lincoln, Grant se decanta por una prosa enérgica, clara y directa, propia de general, despojada de adverbios y que gusta de una aparente simplicidad que la hace apetecible a los oídos. 

loc.gov

Ted Sorensen no fue presidente, pero son muchos los que opinan que los discursos del nebraskeño superan los que redactara Lincoln. Sorensen fue el alma gemela de John Kennedy. Elaboró, entre otros, el discurso inaugural del presidente, los discursos del estado de la Unión o el que Kennedy diera en la Universidad de Rice, en Texas, buscando apoyo para su programa lunar. El famosísimo Ich bin ein Berliner (Soy berlinés) también es de Sorensen, como lo son el discurso sobre la crisis de los misiles en Cuba, el de los Derechos Civiles, y el que Lyndon Johnson recitara por primera vez ante el Congreso. 

Y qué es lo que hacía tan especial a Sorensen. Ni más ni menos que su habilidad para llevarse al huerto el espíritu americano con frases de hilo poético capaces de enardecer al personal y, al mismo tiempo, de mantenerse conciliador con el adversario, dígase los rusos. Y tanto fue así, que uno de sus discursos, Estrategia para la paz, pronunciado el 10 de junio de 1963 en la Universidad de Washington, convenció al mismísimo Nikita Khrushchev, el líder soviético, a que firmara un tratado en agosto de ese mismo año con Estados Unidos y el Reino Unido para finalmente prohibir las pruebas nucleares en atmósfera, espacio y bajo el agua. 

Para los interesados en los trucos de Sorensen. Todo buen discurso debe ser claro, breve, ingrávido y caritativo. Es decir, que tenga clase y no se agarre a la yugular del contrincante para dejarlo moribundo en el suelo. Y que tenga sustancia, no solo palabrería.