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martes, 26 de marzo de 2024

El batallón de las Lincoln con Malpaso

La fantástica Gilda Radner ya nos lo dejó dicho: "siempre hay algo".  Aún así, aprovecho para anunciar que mi último libro, el Batallón de las Lincoln, una colección de relatos de mujeres estadounidenses, casi todas fueron voluntarias de la XV Brigada Internacional, la conocida como Brigada Abraham Lincoln, está disponible con la editorial Malpaso

En el caos de la Guerra Civil Española, el Batallón de las Lincoln reivindica la historia de un grupo de mujeres que desafiaron las normas sociales de la época, vinieron a España a luchar contra el fascismo, y pusieron sus vidas al servicio de una causa extranjera y de un país lejano. 

Un saludo, agradecida y seguimos.


domingo, 14 de enero de 2024

Cualquier día es bueno para resetear el amor.

Dentro de un mes, el 15 de febrero para más señas, será Love Reset Day, Día para resetear el amor. Un día para perdonar y reconciliarse con los seres queridos y con aquellos que no lo son tanto. También en febrero saldrá mi nuevo libro con la editorial Malpaso. Un libro que vuela rasante sobre el amor, la guerra o las divisiones. Ya iré dando más detalles según se acerque la fecha de publicación. Espero que sea de vuestro agrado. 

Con gratitud.



martes, 24 de octubre de 2023

¿Conflicto sin solución?

Me preguntan qué se comenta de Israel. Harvard y la Universidad de Pensilvania, de momento, han perdido unos cuantos mecenas. La repulsa de estas instituciones a los ataques en Israel no les ha parecido lo suficientemente enérgica. Precisamente hoy Mitt Romney ha sacado una carta avalada por otras 900 firmas de pesos pesados poniendo a Harvard a hoja de perejil.  

En la calle las opiniones varían, lógicamente. Aunque los estadounidenses siempre han mostrado más simpatía hacia Israel que Palestina, en marzo de este año, por primera vez, la opinión de algunos de los que se declaran demócratas ha cambiado. El panorama ese mes se abría con un 49% mostrando su apoyo a Palestina, frente a un 38% que lo hacía por Israel. A fecha de hoy, otra estadística. A un 50% les cae bien Israel, un 14% rechaza al país, y a un 30% el país les deja indiferentes. Señalar que, la generación X, es la que se muestra más crítica con Israel, con una aprobación del 44 por ciento. Más números, aquí. 

jueves, 17 de octubre de 2019

¿Recuerdas el Maine?

Monumento a los fallecidos del Maine, inaugurado el 16 de septiembre de 1914. 

Vaya que si nos acordamos del desastre del Maine. Gracias a William Randolph Hearst, el magnate de la prensa, imposible olvidarlo. En 1911 el gobierno rescató del fondo del mar el acorazado para dar sepultura a los que perdieron la vida en el trágico suceso y, de paso, sacar los enseres de valor y un cachito del fondo del mar. En el reparto a Pittsburgh le tocó la pieza que se ve en la fotografía. El tubo lanzatorpedos y un ojo de buey. La presencia del monumento se debe a la persistencia del alcalde Charles Geyer, que también quería honrar la memoria de Friend William Jenkins, el único miembro del cuerpo naval de la zona de Pittsburgh que perdió la vida.

Al famoso cementerio de Arlington, lugar en el que descansa Kennedy, llegó el mástil. A Charleston llegó el cabrestante. En Oakland, California, tenemos una tronera, en el estado de Nueva York, el silbato, en Portland, un cañón, en Lewiston, Maine, un proyectil, en Massachusetts un ventilador, en Reading, aquí en Pensilvania, un ancla. El por aquel entonces ayudante del secretario naval, Franklin Delano Roosevelt, se la dedicó a la ciudad personalmente.

Aunque no todo lo que se rescató era pura artillería. El objeto que más dio que hablar fue la bañera de acero esmaltada del capitán Sigsbee. Un congresista de Ohio pensaba entregársela a su pueblo para ganar votos en tiempos de campaña, pero estos no cayeron en la trampa y lo despidieron con aguas destempladas. El patriotismo en este caso, no funcionó.

Por cierto, decir que el buque, aunque se sacó del agua para efectuar las labores de rescate y despiece, fue devuelto al fondo del mar, y allí sigue, en aguas cubanas.

martes, 13 de agosto de 2019

En la semana de Woodstock, gracias Polident

Hace unos días celebrábamos los 50 años del Abbey Road de los Beatles y mañana (del 15 al 18) celebraremos otros cincuenta para Woodstock. La idea salió de Joel Rosenman, un niño con pudientes que, junto a su amigo aún más pudiente, (se conocieron jugando al golf), el desaparecido John P. Roberts, heredero del imperio Polident, especialista en dentaduras postizas, buscaba, además de un proyecto con el que entretenerse, sacarse unos dineros.

A Nueva York que se van en 1967 dispuestos a saciar su espíritu emprendedor. En cuanto tienen piso, colocan un anuncio en el Wall Street Journal para sacar ideas para una comedia televisiva: "Dos jóvenes forrados buscan propuestas de negocio lícitas e interesantes". Ese mismo año también invierten capital en la construcción de un estudio: el Media Sound. Aunque casi todas las propuestas que les llegan efectivamente son material de comedia, otras les parecen perfectamente viables.

Que entre el abogado, Miles Lourie. Conocedor de los planes de sus clientes Rosenman y Roberts, les presenta a Michael Lang, también cliente suyo. Lang, que en 1968 ya había traído al Miami Pop Festival a Frank Zappa, Lee Hooker y Jimi Hendrix, también quiere levantar un estudio, pero en Woodstock, Nueva York. La idea es construir el estudio y trabajar en los planes para el concierto al mismo tiempo. Artie Kornfeld, amigo de Lang y el que más sabía de la industria musical, también participa en el proyecto. En la calle 57 de la Gran Manzana montaron la oficina. En su libro Young Men With Unlimited Capital, Jóvenes con dinero a patadas, Rosenman y Roberts nos cuentan su aventura.

Encontraron un huequito (previo pago de 10000 dólares) en Wallkill, también en Nueva York. Pero cuando los nativos se enteraron de que cabía la posibilidad de que más de 50000 greñudos en pelotas se desplazaran a sus tierras para fumar maría mientras se ponían a la luz de los focos les entró un ataque de pavor que despidió a los organizadores y a la plantilla, que ya tenía medio escenario levantado, con aguas destempladas. Max Yasgur, un granjero republicano de Woodstock, les sacó del apuro. Por otros 10000 que luego le sabrían a poco ya que los desmelenados le dejaron el campo hecho un asco y tuvo que reclamar daños y perjuicios, se opuso a la resistencia de sus conciudadanos haciendo valer el arma más poderosa que esgrime este país: el derecho a la libertad. Y con eso logró acallarlos. Los habitantes de Wallkill se quedaron cortos en los cálculos: más de trescientos mil asistentes.

Colocarlos no resultó nada fácil: de hecho, la logística de los imberbes organizadores fue un desastre: Atascos nunca vistos, (los músicos solo podían llegar en helicóptero), ausencia de taquillas para asegurarse el pago de las entradas (unas chicas monas en bata fueron luego pasando un cesto pero solo lograron recaudar una ínfima parte), escasez de cabinas sanitarias para aliviarse, falta de médicos para atender a los vomitadores mariáticos, (el gobierno envió médicos en helicóptero para atenderlos), falta de apósitos o vendas, (a uno hasta lo mordió un mapache). Lo peor sin duda fue la falta de comida y agua al tercer día. Pero de nuevo el buen republicano salió al rescate. Fustigó a aquellos conciudadanos que querían cobrar el agua a los sedientos. Los convenció para que donaran sus huevos, pan, leche... De su granja salieron botellas de agua y abundante comida. Solo la seguridad con Wavy Gravy y su Hog Farm parecía funcionar.

Pero el joven ardor no se extinguió: posiblemente pensaron que el miedo a una cancelación hubiera podido arrebatar los espíritus de aquella nación improvisada. Además, también cabía la posibilidad de que los representantes de los artistas les pidieran indemnizaciones. De hecho, ya tenían problemas con algunos, que no se fiaban de que fueran a cobrar. Me parece que el agente de The Who era uno de ellos. Price, el encargado de los depósitos bancarios, después de una llamada telefónica nocturna de Rosenman, fue abducido en bata y zapatillas desde un helicóptero para sacar del banco el efectivo que el representante les pedía de inmediato. Mejor dejarlo como estaba.

El escenario lo inauguró Richie Havens. Fue el primero que llegara a Woodstock. Y tuvo la ocasión de chupar más focos porque los que lo seguían estaban en medio del atasco. Entre medias, Joan Baez, Jefferson Airplane, Janis Joplin, Crosby, Stills & Nash, Joe Cocker, The Band... Y para el final, cuando ya muchos de los veinteañeros se habían marchado porque al día siguiente tenían que trabajar, el que más dinero cobró, Jimi Hendrix con su himno nacional. De su guitarra seca salían ráfagas que, al oído, parecían imitar la violencia de la metralla en un ataque aéreo. Un Vietnam musical...

View of Fort Clifton showing the Water Battery and obstructions in the Appomattox River

Doce años estuvieron pagando deudas del festival. Pero no les importó. Al fin y al cabo eran jóvenes forrados que lo habían pasado fenomenal. Gracias Polident.