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martes, 20 de agosto de 2024

¿ Pleno al bolo?

La semana pasada nos íbamos a echar una partidita a los bolos con up your alley y seguimos en la bolera para anotar unos cuantos puntos sobre su historia.

Lógicamente, los bolos no son de ahora. Según el arqueólogo-egiptólogo Sir Flinders Petrie, esta actividad comienza a moverse en Egipto hacia el 3200 antes de Cristo. En la tumba de un niño encontró, allá por los años 30 del siglo pasado, una colección de objetos, entre los cuales Sir Flinders Petrie determinó que, algunos de ellos, parecían ser útiles para la práctica de dicho juego.  

El Bowling Museum & Hall of Fame, Museo de los Bolos, en Tejas, también nos cuenta que un historiador alemán, William Pehle, reclamó los orígenes de dicho juego para Alemania, dando al año 300 después de Cristo el punto de partida, aunque no hay constancia de ello. Pero en 1366, en Inglaterra, ya sí que sabemos de su presencia. Parece ser que el rey Eduardo III prohibió este juego para mantener a sus tropas concentradas en la práctica del tiro con arco. Y con el rey Enrique VIII, ya existían distintas modalidades del juego. 

A América, los colonos ingleses, holandeses y alemanes se trajeron sus distintas modalidades y estilos. Por cierto que, la primera mención literaria de los bolos en el país, nos la trae su excelencia, el embajador Washington Irving, en su relato de 1818, Rip Van Winkle. Es el ruido que hacen los bolos al chocar lo que despierta al dormilón. 

Y es en Nueva York donde tenemos las primeras boleras americanas, cerradas y con distintas pistas. A finales de 1830 ya contamos con la primera. Y aparece en el hotel Knickerbocker. Tres pistas tenía. La superficie de la pista no estaba hecha de madera, sino de arcilla. En menos de veinte años, la ciudad de Nueva York ya cuenta con más de cuatrocientas boleras, de ahí que se haya ganado el apelativo de "capital norteamericana de los bolos".   

Y volvemos un momentito a Alemania, sí, para rescatar ni más ni menos que a Martín Lutero, el impulsor de la Reforma protestante, el cual era gran apasionado del juego. Tanto era así que, en 1511, colaboró en la formalización de sus reglas, imponiendo, definitivamente, nueve bolos en el reglamento. Quizás este número tuviera algún significado sagrado para Lutero.

 Al igual que en Alemania y en otros países de Europa, Estados Unidos siguió esta práctica de jugar con nueve bolos. Pero solo hasta los años 30 del siglo XIX, momento en el cual el número de bolos pasa de nueve a diez y con diez se ha quedado. En la actualidad solo las pistas de Texas alternan los nueve con los diez bolos. ¿A qué se debió el cambio? Por lo visto al absentismo laboral y al gusto de los devotos por dejarse los dineros en apuestas. 

Para animar al público a que apartara de sí esos vicios y se remangara, algunos estados prohibieron la actividad. El estado de Connecticut fue, mediante legislación de 1841, el primero en prohibirlo. Por cierto, para los amantes de los deportes. Recordemos que Connecticut es uno de los tres estados, los otros dos son Florida y Texas, en los que todavía se puede practicar jai alai. Otros estados también prohibieron el juego de bolos, pero como en su normativa solo se hacía referencia a la modalidad con nueve bolos, enseguida se la dio esquinazo añadiendo un pino más al juego.

En Estados Unidos, el reglamento vendría siglos después, en 1895, con el American Bowling Congress, Congreso Americano de Bolos. Como sospechamos, el congreso versión femenina, el Women's International Bowling Congress, Congreso Internacional de Bolos Femenino, es más tardío. Este tuvo lugar en 1917 en la ciudad de San Luis. 

Es a principios de los años 50, con la incorporación de maquinaria de la American Machine and Foundry Company, y gracias al efecto televisión, cuando la popularidad del deporte se dispara. Y una nota sobre la bola. La bola para derribar los bolos también ha sufrido cambios importantes a lo largo de su historia y ya no es el pedrusco del Neolítico. En un principio solía estar hecha de palo santo, una madera muy dura. En 1906, la Brunswick Corporation saca la bola de goma Mineralite. La goma se fue abandonando en los años 60 del siglo pasado y en la actualidad parece que es el poliéster, material con menor fricción, el que se ha adueñado de la pista. 

Noventa y cinco millones de jugadores en más de noventa países, aunque, en Estados Unidos, este pasatiempo-deporte está perdiendo tirón.

jueves, 24 de marzo de 2022

Kit de inglés 286: Case the joint.

Esta semana una de juego y de criminales con case the joint.  Literalmente "vigilar el antro o  lugar" y que podríamos traducir por reconocer el terreno para cometer un acto delictivo.

Parece ser que case the joint salió de un juego de cartas de origen francés llamado Faraón, ahora se conoce por Faro. El mismísimo Casanova lo practicaba con mucho deleite. 

www.loc.gov/

Pronunciación casera: "keis dejóint". Y la buena aquí, con el desgraciadamente desaparecido Ty.

La expresión surge a principios del siglo XX. Se cree que la palabra case hacía referencia a la "caja de reparto" en la que se colocaban las cartas. Los tramposos que querían meter mano al cajetín no le quitaban ojo de encima, de ahí que el nombre case pasara a ser el verbo "vigilar" o "inspeccionar". En las películas de gángsters y detectives de los años 30 del siglo pasado es donde mejor podemos encontrar esta expresión. 

Frase: "Make Your Home More Secure by "Casing Your Joint."

Haga su casa más segura vigilando el terreno

domingo, 30 de enero de 2022

¿Y el último grito en juegos es?

Y mientras Apple se afana por traernos antes de que acabe el año las gafitas inteligentes (rondarán los 3000 dólares), los que tienen Twitter se lo pasan en grande con Wordle, juego solo disponible en inglés, pero que recomiendo a aquel que quiera aprender o mejorar su vocabulario. Comenzó en noviembre con noventa jugadores y ya arrasa con dos millones. El juego lleva (casi) el apellido de su creador, Josh Wardle, que se lo dio como regalo a su pareja.  

www.loc.gov/pictures

Cómo funciona. Es una mezcla del concurso televisivo la Ruleta de la suerte y el juego de mesa Mastermind. Pero mucho más simplificado. Se trata de descubrir una palabra misteriosa de cinco letras, a poder ser, con solo mirarla. Solo se permiten seis intentos para descifrarla. Y solo se puede jugar una vez al día. Tres colores, verde, amarillo y gris nos dirán, una vez elegida una letra y la posición en la que queremos colocarla, si hemos dado en el clavo o no. El verde nos dice que la letra está en la casilla correcta. El amarillo, que la letra está, pero que no ocupa el orden correcto, y el gris es agua. Vamos, que lo intentemos con otra letra.    

A jugar... 

viernes, 18 de junio de 2021

Kit de inglés 249: The buck stops here.

Y esta semana una de animales. En concreto nos vamos con un ciervo. The buck stops here. La traducción literal: "El ciervo se para aquí" y que podríamos traducir por hacerse responsable o apechugar con la responsabilidad

¿Y cómo es que del ciervo sale significado tan inesperado? Porque el ciervo le daba al póquer. Me explico. Como en los tiempos del lejano Oeste los jugadores no se fiaban de las buenas intenciones de sus contrincantes, se decidió que cada vez que se comenzara una partida, no barajara las cartas siempre el mismo, sino que corriera el turno. De esa manera supuestamente podría evitarse la astucia y las mañas de los tahúres. Para recordar que había que cambiar el turno, se pasaba un testigo, un cuchillo con empuñadura de osamenta animal, el ciervo que he mencionado antes. Cada jugador, por tanto, tenía la responsabilidad de barajar y de pasar el testigo una vez acabada la partida. 

The buck stops here sale de pass the buck, pasar el ciervo, expresión que comenzó a usarse a mediados del siglo XIX. 

The buck stops here vino después. De un regalo que le hiciera a Truman en 1945 el director de la prisión de El Reno, Oklahoma. Fred A. Canfil, alguacil federal y amigo de Truman, fue el que vio allí la pieza de madera con el lema inscrito y le pidió al director de El Reno que le enviara una con ese mismo lema y que por detrás incluyera la inscripción "Soy de Misuri", "I'm from Missouri". Y en el Despacho Oval estuvo hasta 1953. En 1957 fue trasladada a su biblioteca presidencial. 

La pronunciación casera: "de bak ssstops jíar". Y la buena aquí, con el presidente Obama.  

miércoles, 24 de marzo de 2021

El que tuvo, retuvo. (O no).

Termino la lectura de Having and Being Had, (Tener y haber tenido), de Eula Biss, una fina colección de ensayos intimistas en los que, primordialmente, la autora reflexiona sobre la labor de las artes en el sistema económico en el que estamos inmersos. Biss, que es profesora en la Northwestern University en Chicago y ha recibido multitud de galardones por su obra, nunca deja de recordarnos en su libro que su visión es la de una mujer acomodada, y que, aunque ha conocido los sinsabores de la vida, por lo menos, en el plano económico, ha logrado endeudarse con la deseada hipoteca, afianzada con la seguridad de un trabajo bien remunerado.

Gracias a Biss, he descubierto a Elizabeth Magie, activista feminista, trabajadora, escritora y, especialmente, inventora, a la que, las patentes y el sexismo, practicamente la dejaron sin blanca y sin apenas reconocimiento. Magie, que era hija del abolicionista James Magie, periodista que acompañó a Lincoln en sus debates políticos con Douglas, fue el que la introdujo al movimiento georgista. Henry George, con su obra Progreso y pobreza, de 1879, probablemente fuera uno de los superventas de su época. George era defensor de lo que se conoce por impuesto único, un impuesto sobre el alquiler de la tierra. Hay que dejar claro que George no era socialista. Según él, ni individuo ni corporación debían ser dueños de la tierra. En su lugar, defendía que ese alquiler se devolviera a la sociedad, legítima propietaria, ideas que, por cierto, tuvieron profundo calado en España. 
 
Magie, de profesión tipógrafa, con sus 10 dólares por semana, era plenamente consciente de que vivía con un salario muy ajustado, aunque Magie era una de las pocas solteras de la época que contaba con casa a su nombre. Para llamar la atención de su precariedad laboral y la de otros como ella, Magie tuvo la audacia de colgar un anuncio en un periódico, anunciándose en venta. "Joven esclava americana". El escritor Upton Sinclair, conmovido con su denuncia, le envió dinero. Pero esta respuesta fue la excepción. Su ofrecimiento causó un gran escándalo, más entre los ofendidos burgueses que entre aquellos que habían sido esclavizados. Todo porque esta jovencita se había atrevido a denunciar el carácter económico de esta santa unión. 

Thomas E. Powers. LOC
En enero de 1904, basándose en los principios georgistas, Magie patenta su juego The Landlord's Game, (El juego del rentista), y que no es, ni más ni menos, que el que luego se dará a conocer como Monopoly (Monopolio)Magie patentó, varias veces, su juego, pero eso no evitó que un tal Charles Darrow, auspiciado por los hermanos Parker, se quedara con las royalties de por vida. A Magie los hermanos le sacaron las patentes con 500 dólares. Este no es el único juego que Magie patentara pero, sin duda, es el más conocido. 

Para su creación, Magie se basó en el Zohn Ahl, literalmente Arroyo, madera, el juego del pueblo Kiowa afincado en Oklahoma. De este juego de mesa, Magie sacó numerosas ideas, siendo estas dos las más destacadas. Si un oponente caía junto a la bolita o cuenta del adversario, debía comenzar el juego desde el principio. Y, por supuesto, he aquí la segunda, debía pagar con una de sus cuentecitas. 

El pueblo Kiowa tampoco se llevó el reconocimiento merecido y mucho menos pago alguno. Resulta curioso que, el Monopoly, un juego en el que se trata de dejar al otro sin tierra, parta de una invención de uno de los pueblos nativos.         

miércoles, 27 de junio de 2018

Jugar no es malo

The old one-room school

Se agradece el interés de la Secretaria de Educación, Betsy Devos, por saber si los medios de entretenimiento audiovisuales provocan más violencia en la sociedad, pero parece que la respuesta es no. Los estudios más recientes muestran que, en 25 años, la violencia juvenil ha disminuido un 80%. Los estudios también han corroborado que sí existe una correlación entre la violencia y la salud mental y/o la influencia del círculo familiar.

Y si nos creíamos que a los que les da por tirotear en las escuelas les van los juegos violentos nos equivocamos a lo grande. Por lo visto prefieren los juegos pacíficos. Me temo muy mucho que Devos y su comisión tendrán que levantar otras piedras si quieren encontrar respuestas.


lunes, 30 de abril de 2018

Qué adora América

América ama el noli me tangere. El tú a tus asuntos que yo me encargo de los míos es su contraseña. Pensamos que son los estados del sur los más recalcitrantes en este empeño, aunque, cuando los dineros andan de por medio, a esta inclinación no le importa si se es rojo o azul, burro o elefante. Lo importante es el contante y sonante. Delaware, Oregón, Montana y, sobre todo, Nevada, lo saben bien, ya que de las apuestas del juego sacan sus dinerillos. Y ahora Nueva Jersey quiere subirse al mismo tren. De momento el Tribunal Supremo tiene al estado en compás de espera, con fecha límite a finales de junio para emitir su veredicto.   

Supongo que, mientra tanto, Nueva Jersey se estarán frotando las manos pensando en los impuestos que cascará a los casinos y otras entidades dedicadas al juego. Un 6,75% se lleva Nevada más un 0, 25% de cada apuesta. El único problema es que con esta petición destinada a reavivar los moribundos casinos de Atlantic City mientras ya de paso se patrocina la adicción con sello legal parece que se ha destapado la cajita de Pandora y los estados vuelven a la carga acogiéndose a la Décima Enmienda. "A menos que esté delegado o prohibido dentro de la Constitución, corresponde al Estado y/o al pueblo decidir".   



Las ligas deportivas universitarias y profesionales ya han advertido que también ellas tienen derecho al pastel y que si se permiten las apuestas en Nueva Jersey se les dé un porcentaje. Existe una cosita llamada integrity fee (tarifa de integridad), el nombrecito parece sacado de película de mafiosos, que sería de un uno por ciento y que se embolsarían dichas ligas. Por cierto, que Indiana ya aprobado que se les dé a las ligas su parte en caso de que el gobierno federal legalice las apuestas. Conociendo al estado de Nueva Jersey y cómo se las gastan los ligueros, me parece que el acuerdo es inevitable. 

lunes, 7 de noviembre de 2016

Atlantic City: por el juego entró la peste

El casino de Atlantic City, alrededor de 1900, con parte de la papeleta de votación de 2016
"Desde sandalias a zapatos de tacón de aguja, pasando por el fuagrás y los pasteles de harina fritos, Atlantic City tiene algo para todos los gustos".

Este era un lema que se oía hace años y que diseñó la organización sin ánimo de lucro Atlantic City Alliance para fomentar el turismo y supongo que, de paso, el juego en los casinos en una ciudad moribunda. Atlantic City es un pez fuera del agua que, este año, los políticos del estado de Nueva Jersey están tratando de reanimar. No sé si esta decisión forma parte de un proyecto del gobernador Chris Christie para revitalizar sus relaciones con el magnate Trump, como también sabemos, propietario del Trump Plaza, integrado por casino y hotel, y el Trump Taj Mahal, clausurados el mes pasado.    

Atlantic City es uno de los tres paraísos del juego en Estados Unidos. Las Vegas va en cabeza, seguido del estado de Pensilvania.

Según un informe que data de 1997, lo admito, no es reciente, existe una relación entre el juego y la tasa de suicidios, convirtiendo a Las Vegas y a Atlantic City en las dos ciudades más letales. Pensilvania no entraba en juego en la estadística porque la presencia de casinos se aprobó en el 2004. En el estudio se vio que casi todas las víctimas tenían problemas médicos, financieros o familiares. Algunos habían caído presa del juego patológico.

Atlantic City siempre ha sido una ciudad que ha vivido del turismo, al estar en la costa se la considera un destino vacacional, pero la competitividad con otras zonas playeras y la escasez y la precariedad de los trabajos aceleraron su declive, momento que se aprovechó, a mediados de los 70, para impulsar este tipo de industria.

La intención sería buena, pero por lo que hemos visto, los típicos crear más puestos de trabajo o revitalizar la ciudad han quedado en agua de borrajas.

Y no solo a los grandes potentados se les puede achacar el derrumbe de Atlantic City. Todo el que podía especulaba con la compra de terrenos esperando a que los empresarios se los quitaran de las manos por unos precios de fuagrás ecológico. Y se los han tenido que comer con patatas, lo más económico, porque los Trump de hace unos siete años escaparon de la quema, oliéndose el derrumbe del mercado, con el calor de los verdes bajo la axila.  

Con la pobreza, la ciudad, lógicamente con la excepción del paseo marítimo y sus cegadoras luces, se ha acordonado de gentes que viven en guetos, llenas de desesperación y precariedad, además del miedo a la inevitable delincuencia.

Me parece que corría el año 2008 cuando precisamente Bob Dylan actuaba en uno de estos casinos. Estoy convencida de que al laureado no le darían una tourneé by night de las maravillas de la ciudad ni tampoco creo que se perdiera en la noche para ir a comprar pizza a la tienda de Papá Gino.

En cambio, sí que puedo constatar las hordas en autobús de la tercera edad que venían a jugarse los cuartos y a ver los espectáculos proporcionados por los casinos. Y casi todo era: gratis. Estancia, comidas, espectáculo. Incluso el transporte. Lo único que tenían que traer era dinero para dejarse.

Hace unos años escribí una historia, La ranura, y que está incluida en el Perro Verde, basada en el juego en los casinos y su efecto entre los mayores. Aquí dejo un fragmento.
—Aquí tiene sus bonos, señora. Mi nombre es Rick —dijo recorriendo una plaquita sobre su pechera con el índice derecho—. Los cajeros automáticos los encontrará bajo la escalera —dijo apuntando hacia una magnífica escalera blanca también de estilo colonial por la que inmediatamente Mona se imaginó a Escarlata O'Hara descendiendo perseguida por los gemelos. No necesita PIN. Se me olvidaba  —dijo tendiéndole unos cupones y una bolsita de plástico roja—. Cortesía de la casa. Si necesita más, la farmacia está allí —dijo apuntando al fondo del pasillo—. Que pase un buen día —le deseó el joven uniformado despidiéndole con una suave sonrisa.
            A unos pasos y de espaldas al mostrador, Mona sumergió los ojos en la bolsa: una jeringa, varios pañales y unos cupones descuento para la farmacia.
            “Supongo que para un apuro...”, pensó distraída mientras hundía la bolsita en la sobriedad de su bolso.
            Una aureola de fascinación le cubrió los sentidos. Mona estaba deslumbrada. No sabía por dónde empezar. El espíritu de leyenda de aquel lugar había tocado su vena más romántica. Una sensación de posibilidad le abrió el corazón: ¡a saber qué misterios le aguardaban!             

En las elecciones del martes van incluidas dos declaraciones interpretativas a nivel estatal con su correspondiente enmienda constitucional. La número dos tiene que ver con los impuestos al diésel. La primera nos pregunta si estamos de acuerdo con que se permita la presencia de casinos en otros dos condados, un casino por condado, no se precisan qué condados son estos, pero quedarán como mínimo a setenta y dos millas de Atlantic City. Hoy por hoy los casinos solo se permiten en Atlantic County, el condado donde está Atlantic City.

He leído la declaración interpretativa y se me ha caído el alma a los pies. La enmienda dice que, si se aprueba, Nueva Jersey destinará los ingresos para aliviar los impuestos sobre bienes inmuebles. ¿A quién? A la gente mayor. Los abusuarios de los casinos. Y no solo eso, sino que parte de esos ingresos serán destinados a reanimar al pez moribundo que es Atlantic City.

Parece que por el juego entró la peste y que hay que añadir dos componentes más porque, como es bien sabido, los males compartidos saben a menos. La única cuestión que se plantea es si una vez rescatada Atlantic City, habrá que ir al rescate de las otras dos ciudades y sacar otra enmienda, esta vez con cuatro participantes, para que las saquen del atolladero y luego, una más, para que saquen a las rescatadoras y así, ad nauseam, todo el país convertido en una mesa de bacarrá.

Alcorcón de buena te libraste.

Por cierto, que la misma enmienda también menciona que una pequeña parte de los ingresos estará destinada a los purasangres. ¿Preparándose para salir a todo galope?