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lunes, 16 de septiembre de 2019

El diablo Daniel...

Hoy un recordatorio por Daniel Johnston, cantautor poco conocido en España y que nos dejó hace unos días. Kurt Cobain lo consideraba un genio y otros artistas, como Tom Waits, cantaron sus piezas. Johnston era un hombre especial. Sufría de esquizofrenia y otros males mentales que desgraciadamente tenía que controlar con una fuerte medicación. Hay un documental, The Devil and Daniel Johnston, el Diablo y Daniel Johnston, el título sale de una historia escrita por Stephen Vincent Benét titulada The Devil and Daniel Webster (El diablo y Daniel Webster) y que se publicó en 1936, en el que se documenta su día a día con la enfermedad. 

Las letras de este maestro son exquisitas y delicadas. Son versos desnudos, primarios, capaces de resumir un sentimiento con solo una frase. Don't be sad, I know you will. No estés triste, sé que lo estarás, nos dice en True love (Amor verdadero). En Walking the cow (Paseando la vaca) nos confiesa:

Tried to point my finger
But the wind was blowing me around
In circles 

Circles  

Intenté apuntar con el dedo
Pero el viento me llevaba
En círculos
Círculos



Al igual que sus letras, su música también es maravillosamente primitiva, y nos deja un gusto a soledad y tristeza en el corazón que no se pueden borrar. Aquí la prueba. El dibujo de la portada del disco también es suyo. 

martes, 30 de mayo de 2017

¿Quién es el dueño de Trigger?

Hace unos meses me dio por ver To All the Girls I've Loved Before (A las mujeres que amé), la canción que entregó a Julio Iglesias el corazón de los estadounidenses. El magnífico Willie Nelson la interpreta con él. 

Si nos fijamos en la guitarra de Nelson, nos daremos cuenta de que hay una oquedad. Y es que a Trigger, así se llama la guitarra, desgastadísima de tanto rascarla con el plectro, probablemente sea la guitarra más famosa en peor estado. Ya no le aguantan los remiendos.

No es extraño que los guitarristas nombren a sus compañeras de escenario. Al fin y al cabo es junto a ellas con las que pasan más tiempo, adquiriendo ese cariño que da el roce. Nelson adquirió a Trigger en 1969 y, desde entonces, entre otras aventuras, (la rescató de un incendio y la mantuvo oculta de los inspectores de Hacienda por miedo a que se quedaran con ella como pago a sus deudas fiscales), uña y carne. Sobre la piel de Trigger, múltiples firmas grabadas de conocidos artistas, lo que le añade valor tangible. Con Trigger Nelson consiguió lo que buscaba: definir su personalidad. No es de extrañar, entonces, su alta fidelidad.