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sábado, 2 de diciembre de 2023

Kit de inglés 370: to go overboard.

Esta semana nos lanzamos al agua con to go overboard, una expresión sacada de la mar. Literalmente "ir por encima de la borda", y que podríamos traducir por exagerar, pasarse o volverse loco. Pronunciación babosa: "tu gou óverbord". Y la buena aquí, con la profa Ashley. 

Cortesía ARS USDA 

Se desconoce cuándo comenzó a usarse con sentido figurativo, pero, en 1931, el escritor y periodista Damon Runyon, gran conocedor del mundo del hampa neoyorquino y muy popular por los retratos que hizo de los habitantes de ese ecosistema, ya la recoge en su The Snatching of Bookie Bob.

Frase:

We don't go overboard on the spending. 

No nos liamos a gastar. 

Runyon creó estilo, tanto es así, que se le tiene por una de las mayores influencias de la jerga que los estadounidenses practican en la actualidad. A su forma de escribir, cargada de humor y compasión por los personajes que retrata, se la denomina estilo runyonés. Por cierto, mencionar que Runyon también es autor de varios relatos que luego se llevaron a Broadway y a la gran pantalla. A ver si nos suena esta peli: Ellos y ellas

jueves, 20 de abril de 2023

Kit de inglés 341: Ride shotgun.

 Esta semana una del oeste con ride shotgun. Literalmente "montar escopeta" y que podríamos traducir por ir delante

loc.gov

Pronunciación con baches: "ráid shtógan". Y la buena aquí, con Randolph Scott.

Esta forma aparece en la década de los años 20 del siglo XX, aunque en el siglo anterior, hacia 1880, una expresión similar, shotgun guard, escopeta de guarda, ya existía. Y es que es a finales del siglo XIX cuando un tirador se añade al pescante de la diligencia para que la defienda de salteadores y otros atacantes. 

El relato de Dane Coolidge, The Fighting Fool, de 1921, y que apareció en el Washington Post, es uno de los primeros testimonios escritos que recogen ride shotgun

Esta era la frase: He is ridin’ shotgun for Wells Fargo.

La Wells Fargo lo ha contratado para que los proteja.

jueves, 16 de junio de 2022

Agua, por todas partes agua, y ni una gota que beber.

Como mañana, 17 de junio, nos ponemos a 50 años desde que el elefante republicano entrara en el cuartel general del Comité Nacional Demócrata en Washington a rebuscar papeles y grabaciones que llevarse a la trompa en lo que hoy conocemos por escándalo Watergate (literalmente "Verja del agua"),  esta semana dejamos las esclusas abiertas con el agua de Flint, en Míchigan, tierra del cineasta Michael Moore. 

Cortesía de USDA ARS.

Ya ha llovido desde que, en 1989, Moore nos trajera un fantástico documental sobre el cierre de la fábrica de General Motors en Flint. Y en el 2015 dejamos los estragos económicos causados por la externalización, para concentrarnos, en formato televisivo, en las aguas, contaminadas, de esta zona. Película en el 2017 y documental en el 2020. Los dos llevan por título Flint.

Aunque este asunto de ensuciar las aguas degraciadamente no se queda solo en Flint. De 1982 al 2015, entre 9 y 45 millones de americanos se llevaron a la boca aguas que no cumplían el Safe Drinking Water Act, es decir, Ley de Agua Potable. Como era de esperar, los habitantes de zonas rurales con bajo poder adquisitivo corrían mayor peligro de envenenamiento. A 4 de octubre de 2021, dejo este alarmante informe. Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, agentes químicos en aumento, en aire y agua.

Seguramente en Flint hubiera resultado beneficioso para la salud beberse las aguas, filtradas, de Detroit.

miércoles, 14 de junio de 2017

¿Qué te pone fatal pero está de moda?

Recuerdo que, hace años, tuve un catarro bastante considerable. Era de madrugada, serían más allá de las tres cuando, un ataque de tos, me puso en pie. Ni que decir tiene que, a esas horas, uno es poco menos, al menos en mi caso, que un zombi.

Mi esposo, que todavía andaba trasteando, es un trasnochador innato, en sus ganas de ayudar y supongo que irritado con la sonora intromisión, se le fue la mano con la dosis del jarabito, sirviéndome un extra de dextrometorfano. Debo decir que la tos accedió a marcharse, aunque no recuerdo si fue momentáneamente. Lo que sí recuerdo fue el efecto del medicamento. En el aseo, frente al espejo, me pareció que el cuerpo había ensanchado. La cabeza la veía por lo menos tres veces más grande que la de Marge Simpson, pelo incluido, con ojos a lo Peter Lorre en La Bestia con cinco dedos. La visión atroz me mandó a la cama.

Había tenido una alucinación.

Y esto viene a cuento porque parece que, mientras una parte de Estados Unidos se derrite bajo la heroína, también asistimos a un renacer de las drogas espirituales, sobre todo de la ayahuasca. Utilizada a manera de brebaje por los pueblos del Amazonas es un potente alucinógeno que arranca, según sus practicantes, un poderoso encuentro con uno mismo. Eso sí. Acceder a este nivel de conocimiento es costoso para el bolsillo. Las sesiones grupales rondan unos 500 dólares, (precio que varía según el estado). Y el cuerpo tampoco se va de rositas, ya que hay que someterlo a una cadena de vómitos (un cubo por participante va incluido en el costo) y visiones en las que el ayahuasquero se ve morir antes de alcanzar ese estado de suprema felicidad en el autoreconocimiento.

Me parece una desgracia que, para experimentar, llegar a la naturaleza de uno mismo, haya que pagar un dineral por ponerse malísimo, y, que, por si fuera poco, encima el éxito de la empresa no esté garantizado. No contento con esto el practicante tiene que someterse a un ritual de limpieza la semana previa a la ingesta del preciado té. La dieta excluye, lo han adivinado, alcohol, café, carnes, pescados, azúcares y la sal. Digo yo que será para compensar la broma.

La actividad no está hecha para todos. Por ejemplo, los que tienen la presión arterial alta o están tomando antidepresivos deberían evitarla a toda costa. A veces puede haber diarrea o palpitaciones. En casos extremos se han dado fallecimientos. Por eso, si uno se va a tirar al cubo, es altamente recomendable ponerse en manos de un experto. Un facilitador o chamán que mezcle las cantidades adecuadas de datura (otra planta) en la ayahuasca. El té, sobre todo en la fase inicial, activa la agresividad del que lo bebe (tal vez en parte se deba al tufo y al sabor fermentado, poco atractivos). Un facilitador, preferiblemente con conocimientos de artes marciales por si a alguien se le suben los malos modos, no parece mala idea.

Pocos laboratorios, interesados en las posibles propiedades terapéuticas de la planta, han comenzado a trabajar con voluntarios que sufren de depresión. Pero los exiguos resultados no son nada concluyentes. Y ya sabemos el milagro que salta cuando una sustancia llega a manos de las farmacéuticas...

La abuela está de moda. De momento es un negocio boyante. Ilegal, por supuesto. Los hippies de la costa Oeste la utilizan, también los yuppies en el Este. La gente, sobre todo los con dinero, está intranquila, insegura, aburrida... La genealogía tira y reconforta, no cabe duda. Y si encima es la abuela...

miércoles, 15 de febrero de 2017

A la carrera en el Madison Square Garden

Febrero también cuenta con su San Valentín canino, eso sí, amor de pura raza.

Acaba de celebrarse la edición número 141 del Westminster Kennel Club, uno de los eventos deportivos más importantes en Estados Unidos y, sin duda, de mayor antigüedad, tan solo superado por el Kentucky Derby, la carrera de caballos que se viene celebrando desde 1875.


Un par de días lleva escoger ganador, hay unas 202 razas y unos 2800 participantes a los que sus dueños cada dos por tres les cepillan el pelo o los sacan a correr para ver cómo se desenvuelven en la pista del Madison Square Garden en Nueva York (es aquí donde se celebra la exhibición).  

Este año Rumor, una pastora alemana, se ha alzado con el título de Perro americano que le ha valido un cuenco de estaño y a su propietario la recompensa de saber que tiene al mejor. En sus comienzos los galardones solían ser pistolas de caza de culata nacarada, pero ahora nada de nada. La organización considera que con semejante tarjeta de visita al dueño no le faltarán clientes que quieran adquirir los cromosomas del ganador/a. 

De hecho, participar en este concurso puede suponer un desembolso de unos 100.000 dólares, (admisión, alimentación, cuidados médicos y adiestramiento, supongo, es a donde habrán ido a parar casi todos los costos). No cabe duda de que responder como es debido a las exigencias de un ganador es bien difícil. 

Entre los participantes más selectos se encuentran el general Custer, la reina Victoria, el zar de Rusia o el filántropo J. P. Morgan.  

Para los cinéfilos. En el 2000 Christopher Guest hizo una película divertidísima, Best in Show (Very Important perros), en la que se burla de esta celebración. 

jueves, 29 de diciembre de 2016

El tercer Ives

Con Burl Ives (1909-1999) cerramos la trilogía de los Ives. Y se trata de otro músico, cantante, tocaba muchos instrumentos, entre ellos el banjo, la guitarra o la cornamusa de Northumbria, aunque este trovador también es conocido por su presencia en largometrajes (muchos lo recordamos encarnando al padre de Brick en La gata sobre el tejado de zinc caliente de Tennessee Williams).

Con su voz vive Sam, el muñeco de nieve de la película animada Rudolph the Red-Nosed Reindeer (Rudolf, el reno de la nariz roja) y que, todas las Navidades, proyecta la cadena de televisión CBS.

Desgraciadamente la Caza de Brujas macartista lo fichó como comunista, empujándolo a que cooperara con el Comité de Actividades Antiestadounidenses y delatara a algunos intelectuales, entre ellos Pete Seeger. Ives consiguió que lo sacaran de la lista negra, pero la traición le costó amistades. El propio Seeger lo ignoró durante cuarenta y un años, cuando ya enfermo y en silla de ruedas, tocaron juntos en un concierto benéfico.

Mejor que lo recordemos por su voz, aunque sus perseguidores de antaño quisieran empañarlo.

viernes, 14 de octubre de 2016

Kit de inglés 12: Choke and puke

Lo admito. La entrada de hoy a muchos no va a serles de utilidad a menos que estén pensando en desplazarse al sur, pero la genialidad de su creador me ha desbordado. Atribuida a Jackie Gleason, Hal Needham la puso en boca de Jerry Reed en la película Smokey and the Bandit (Los caraduras, 1977) en la que Reed, especialista en música country y magnífico guitarrista, aparecía encarnando a Snowman junto a su amigo Burt Reynolds. Gleason hacía de sheriff.

Las contribuciones que han hecho los artistas a la lengua no son infrecuentes. En el kit de inglés 3 ya mencioné a varias personalidades.

Literalmente atragantarse y vomitar, el combinado choke and puke se utiliza para referirse a un restaurante, normalmente de carretera, donde la calidad de los platos deja bastante que desear. Su pronunciación sería algo parecido a chouk and piuk. 

Dato curioso: A Alfred Hitchcock le encantaba esta película.