Ah, nuestras queridas mascotas. Esos fieles seres que nos acompañan allá donde vamos y que nos cubren el cuerpo de lametones, eternamente entusiasmados con nuestra presencia. Qué sería de nosotros sin ellos, sin su ingenuidad, sin la entrega, incondicional, de su amor. Y aunque a veces a uno le da por hacerse esta pregunta, sobre todo a los que tienen animal que los quiera, seguramente que la cuestión opuesta, el qué sería de los demás sin mi mascota, les rondará menos, por no decir nunca, por la cabeza.
Pues bien, creo que a un pasajero de Delta sí que le rondó. Y mucho. Y no solo más arriba del cuello, sino por todas y cada una de las partes de su cuerpo, en especial las piernas, brazos y rostro, cuando tuvo que soportar los ataques de un perro que iba como pasajero en cabina y no era guía.
Como ahora resulta que todos andamos un poco de los nervios, para aliviar nuestra condición, se nos deja volar, creo que se requiere previa autorización médica, con nuestra mascota. Lo que no tengo muy claro es si el gatito de Bengala, la serpiente Pepa, o la avestruz Choni también pueden volar por el morro y, lo que es más importante, sin el morro amordazado. Me imagino que estará contraindicado por el doctor, ya que los ósculos y el calor del lengüetazo animal son parte esencial de la terapia de recuperación y con bozal no se siente lo mismo.
No podía estar más de acuerdo. Sentir, se siente más, sobre todo si es otro el que lo siente.
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miércoles, 5 de julio de 2017
domingo, 19 de febrero de 2017
Baja por "patarnidad"
Recién traído desde Escocia, no le vamos a quitar la paternidad, y a punto de abrir en Columbus, Ohio, BrewDog, esta empresa de cerveza promete una semana de baja por maternidad o paternidad, no hay penalización económica, para cuidar al recién nacido. Con la condición de que sea perro. Perra también vale.
Magnífica táctica económica la de estos empresarios para atraer no solo a trabajadores, sino a posibles inversores, amantes, no cabe duda, del mundo canino, y digo yo que también de la cerveza.
Desgraciadamente, esta política excluye a gatos, iguanas, monos o serpientes, por mencionar algunos ejemplares. Si yo fuera propietario me andaría con cuidado, no sea que el público empiece a reclamar su derecho a la baja para cuidar a su cocodrilo que acaba de nacer o que se encuentren con que la oficina es un zoo porque Vilma, la avestruz, o Larry, el walaró, no pueden quedarse solos en casa. Al fin y al cabo solo son bebés.
Magnífica táctica económica la de estos empresarios para atraer no solo a trabajadores, sino a posibles inversores, amantes, no cabe duda, del mundo canino, y digo yo que también de la cerveza.
Desgraciadamente, esta política excluye a gatos, iguanas, monos o serpientes, por mencionar algunos ejemplares. Si yo fuera propietario me andaría con cuidado, no sea que el público empiece a reclamar su derecho a la baja para cuidar a su cocodrilo que acaba de nacer o que se encuentren con que la oficina es un zoo porque Vilma, la avestruz, o Larry, el walaró, no pueden quedarse solos en casa. Al fin y al cabo solo son bebés.
miércoles, 15 de febrero de 2017
A la carrera en el Madison Square Garden
Febrero también cuenta con su San Valentín canino, eso sí, amor de pura raza.
Acaba de celebrarse la edición número 141 del Westminster Kennel Club, uno de los eventos deportivos más importantes en Estados Unidos y, sin duda, de mayor antigüedad, tan solo superado por el Kentucky Derby, la carrera de caballos que se viene celebrando desde 1875.
Un par de días lleva escoger ganador, hay unas 202 razas y unos 2800 participantes a los que sus dueños cada dos por tres les cepillan el pelo o los sacan a correr para ver cómo se desenvuelven en la pista del Madison Square Garden en Nueva York (es aquí donde se celebra la exhibición).
Este año Rumor, una pastora alemana, se ha alzado con el título de Perro americano que le ha valido un cuenco de estaño y a su propietario la recompensa de saber que tiene al mejor. En sus comienzos los galardones solían ser pistolas de caza de culata nacarada, pero ahora nada de nada. La organización considera que con semejante tarjeta de visita al dueño no le faltarán clientes que quieran adquirir los cromosomas del ganador/a.
De hecho, participar en este concurso puede suponer un desembolso de unos 100.000 dólares, (admisión, alimentación, cuidados médicos y adiestramiento, supongo, es a donde habrán ido a parar casi todos los costos). No cabe duda de que responder como es debido a las exigencias de un ganador es bien difícil.
Entre los participantes más selectos se encuentran el general Custer, la reina Victoria, el zar de Rusia o el filántropo J. P. Morgan.
Para los cinéfilos. En el 2000 Christopher Guest hizo una película divertidísima, Best in Show (Very Important perros), en la que se burla de esta celebración.
Acaba de celebrarse la edición número 141 del Westminster Kennel Club, uno de los eventos deportivos más importantes en Estados Unidos y, sin duda, de mayor antigüedad, tan solo superado por el Kentucky Derby, la carrera de caballos que se viene celebrando desde 1875.
Un par de días lleva escoger ganador, hay unas 202 razas y unos 2800 participantes a los que sus dueños cada dos por tres les cepillan el pelo o los sacan a correr para ver cómo se desenvuelven en la pista del Madison Square Garden en Nueva York (es aquí donde se celebra la exhibición).
Este año Rumor, una pastora alemana, se ha alzado con el título de Perro americano que le ha valido un cuenco de estaño y a su propietario la recompensa de saber que tiene al mejor. En sus comienzos los galardones solían ser pistolas de caza de culata nacarada, pero ahora nada de nada. La organización considera que con semejante tarjeta de visita al dueño no le faltarán clientes que quieran adquirir los cromosomas del ganador/a.
De hecho, participar en este concurso puede suponer un desembolso de unos 100.000 dólares, (admisión, alimentación, cuidados médicos y adiestramiento, supongo, es a donde habrán ido a parar casi todos los costos). No cabe duda de que responder como es debido a las exigencias de un ganador es bien difícil.
Entre los participantes más selectos se encuentran el general Custer, la reina Victoria, el zar de Rusia o el filántropo J. P. Morgan.
Para los cinéfilos. En el 2000 Christopher Guest hizo una película divertidísima, Best in Show (Very Important perros), en la que se burla de esta celebración.
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