Hace tiempo que hablamos de Jim Crow, el personaje de ficción sobre el que se armaría la segregación racial en Estados Unidos. En 1934, bajo administración Roosevelt, se refinaron las prácticas discriminatorias para que los ciudadanos afroamericanos, asiáticos e hispanos no pudieran acceder a una vivienda. Este tipo de segregación lleva el colorido nombre de redlining, esto es, "delineado en rojo". Los mapas de las ciudades se coloreaban con cuatro colores. Cada color representaba la categoría de una zona. La zona demarcada en verde era la más codiciada. Por detrás, la azul, la amarilla y, la más temible y peligrosa. La roja.
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Para estimular la economía, Roosevelt concedió préstamos para la compra de una vivienda, pero solo a los blancos. Si, algún blanco que se hubiera valido de un préstamo hipotecario del gobierno quería vender su vivienda a un comprador que no fuese blanco, la transacción no se permitía. Y si, milagrosamente, un deudor que no fuera blanco conseguía hacerse con un préstamo, su banco amigo se aseguraba de rematarlo, poniéndole el seguro de la casa a millón para así quitarle la casa.
Desde 1968, a raíz del asesinato de Luther King Jr., esta práctica de colorear con verde, azul, amarillo y rojo los mapas de las ciudades para establecer su valor, es ilegal.