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miércoles, 28 de febrero de 2024

Ansiedad, de tenerte en mi boca ...

Hace unos meses Prezzo, una cadena de restaurantes británica, nos coloca una encuesta entre los chiquitos de la generación Z. Por supuesto, la encuesta está relacionada con la comida, en concreto con el menú. Prezzo nos dice que, de los 2000 adultos que participaron en dicho estudio, un 86% de los post-millennials indicó sufrir "ansiedad del menú". Esto es, no saber qué elegir. 

Algunos de los culpables de esa congelación: la abrumadora cantidad de platos ofertados, la posibilidad de que, una vez se decanten por algo, esté peor que la hamburguesa que se descongelan en casa y que, encima, les dejen el bolsillo tiritando por el sablazo que les meten. También está la pérdida de dotes interpersonales. La covid, lógicamente, ha exacerbado esta desaparición o congelación. Y otra causa, reconozco que esta me ha pillado por sorpresa: miedo a estancarse en la pronunciación del plato. 

Para solucionar esta parálisis, el screenager, jovencito criado a los pechos de una pantalla y de la Internet de banda ancha, pide a sus comensales que le elijan el plato. Lo único que no sabemos es si, una vez hecha la elección, el paralizado les monta un pollo por haberle elegido tamaño zapato. Aunque es entre los de la generación Z donde más se acusa esa ansiedad, las otras generaciones también se llevan lo suyo, y se quedan a 19 puntos del grupo en cabeza.

Siguiendo la estela británica, en Estados Unidos también se ha hecho un estudio parecido. Aquí la ansiedad es menor, aunque también se dispara en el grupo Z, con un 41% de ansiosos a la hora de pedir frente al 15% de los que intregran las listas de la generación X y baby boomers, los hijos de la Segunda Guerra Mundial.  

Aquí, otro estudio de la generación Z, también relacionado con el cuerpo. 

sábado, 6 de agosto de 2022

Kit de inglés 305: Blue-plate special.

Y como estamos en periodo vacacional, esta semana nos vamos de restaurantes con blue-plate special. Literalmente "azul plato especial" y que podríamos traducir por "menú del día". Aquí, la historia de esta expresión en español. El color azul del plato lo da el óxido de cobalto.  

Pronunciación casera: "bluuu pléit sssspéshial". Y la buena en este vínculo

www.loc.gov/

La primera vez que se registra de manera escrita parece ser en 1924, en un anuncio de la Asociación Cristiana de Jóvenes Mujeres, publicado en el periódico The Decatur Review de Illinois. Aunque según el comidista Daniel Rogov, esta forma ya se usaba con anterioridad y data de 1892. Rogov defendía que "el plato azul" lo vio escrito en un menú de un restaurante ubicado en la línea ferroviaria que cubría el trayecto Atchinson, Topeka y Santa Fe, y que pertenecía a la cadena de restaurantes Fred Harvey. Fue durante la Depresión cuando esta forma alcanzó su popularidad. 

Frase: The entree is a blue plate of meat and peas. 

El plato principal es un menú de carne y guisantes.



lunes, 17 de septiembre de 2018

Republicano hasta reventar

No sé si Jordan Peterson es republicano pero desde que se uniera por solidaridad a su hija en la práctica de la dieta del carnivorismo, Peterson está dando bastante de que hablar. Mikhaila Peterson, la hija de Jordan Peterson, hace meses que lleva practicando este régimen. Carne, sal y agua para combatir su artritis y su depresión. Según ella, la dieta parece que funciona. Peterson padre lleva seis meses menos que ella con la disciplina carnívora. En su caso no sabemos si le estará sirviendo para librarle de males, pero sí que a muchos demócratas esta decisión les está dando urticaria.

Kelly Weill, periodista del Daily Beast, apunta que el amor al filetazo, no es más que una artimaña republicana para provocar al diente consciente del demócrata, que ha optado por la soja como alternativa para aliviar el triste fin del animal y mitigar el impacto medioambiental.

Peterson no es pionero en esto de optar por la grasa animal. Mucho antes que él estuvo el Heart Attack Grill (El Grill del Ataque al Corazón). Un maravilloso restaurante que dio sus primeros pasos en Arizona, aunque luego se mudó a Dallas pero parece que por falta de pago finalmente recaló en la incomparable Las Vegas. Y ahí sigue. Con sus camareras vestidas de enfermera, sirviendo hamburguesas de una, dos, tres o cuatro derivaciones coronarias. La de cuarta categoría es casi un kilogramo de carne con sus aderezos. Patatitas fritas y Coca-Cola mejicana, hecha con caña de azúcar.  Los que pesen más de 160 kg. comen gratis. Y no está permitido compartir. Hay que comérselo todo.

Algunos han respondido muy bien al tratamiento basura porque se han quedado tiesos, incluyendo el portavoz del restaurante, un joven de 29 años, y clientes varios. El propetario del restaurante declara que no le pesa meter la dieta pornográfica por los ojos. Aquí dejo la entrevista con el doctorcito. Lo que no queda muy claro es si él y los parroquianos son republicanos hasta reventar o no se han enterado de lo que es la soja.