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jueves, 29 de febrero de 2024

Kit de inglés 380: It's the pits.

Esta semana nos vamos con una de olorosos, aunque no estamos hablando precisamente de manzanilla, sino de axilas, con It's the pits. Literalmente "son las fosas", y que podríamos traducir por es lo peor o es horrible

Pronunciación sobaquera: "its depíts". Y la buena aquí, con el bueno buenísmo de Sammy Hagar.  

Esta forma surge en los años 50 y arranca de los olorosos sobacos de los estudiantes universatarios. Aquí, otra expresión más tardía, es de los años 70, muy común entre los universitarios y, también, harto ventilada. 

martes, 21 de enero de 2020

¿Cual es el antídoto contra Trump?

Y ya que el lunes lo abríamos con los haceres de la Casa de famosos del rock, hoy seguimos con música. Buceando en la trayectoria de uno de los grupos que, meritoriamente, se ha hecho un hueco este año en el panteón, estoy hablando de los Dobbie Brothers, he descubierto que son practicantes de lo que se ha dado en denominar Yacht rock, en español música de yate. Este término comenzó a usarse en el 2005 a raíz de una webserie en la que se dramatizaba la vida de algunos músicos. 

La expresión se sacó de la serie para denostar a cualquiera que gustara de música blandengue, más adecuada para mecer las preocupaciones de uno al amor de su yate. Así dicho, parece que solo los pudientes le dan a este género, pero lo cierto es que, los que nos hemos criado en la nostalgia de finales de los 70 y los 80, tiramos del Yacht rock. Y aquí va una ola grande: el Thriller de Michael Jackson también se considera música de yate. El grupo Supertramp. También es yate. Chistopher Cross, con su Sailing y su huida a Méjico. Yatísimo. Phil Collins. Sí. También él. La lista es larga. Es a los Beach Boys a los que se les atribuye el origen de este gusto por el yate.

GERRY, PETER GOELET. REP. FROM RHODE ISLAND, 1913-1915; SENATOR, 1917-1929. HIS YACHT

El auge del sentimiento yatero se lo debemos a una persona que comenzó en el mundo de la farándula y que acabó de presidente, aunque fue con Nixon, los Vietnams y los Waterazos, cuando la música de yate despegó de las olas. La crítica social del What's Going On que Marvin Gaye lanzara en 1971 agobiaba a unos cuantos músicos que se dedicaron a explorar el arte de la evasión de la realidad. Este género, que es difícil de definir, tiene altas dosis de R&B, hace hincapié en la melodía, siente apego por el piano electrónico y las grabaciones se hacen preferiblemente en Los Ángeles, en los mejores estudios y con los mejores profesionales.

Algunos dicen que la música de yate está volviendo a resurgir. Por lo visto se utiliza como un antídoto contra Trump. ¿Funcionará?

lunes, 20 de enero de 2020

Screamin' Jay Hawkins pondría el grito en el cielo

Estoy convencida de que si Screamin' Jay Hawkins viera lo que sale de Ohio, en concreto de su Cleveland, a los que han elegido a los nuevos miembros del The Rock & Roll Hall of Fame les pegaría un grito de cuidado.

A bad outlook for harmony

Este año la Institución ha declarado que, The Notorious B.I.G., un rapero que, desgraciadamente, fue asesinado en 1997, y la portentosa Whitney Houston, que, como todos sabemos, le pegaba más que nada al rock, pertenecen a la santa casa. Su entrada ha dado portazo a otras figuras que, claramente, sí se dedican a esto del rock, como son la magnífica Pat Benatar, Judas Priest o Thin Lizzy también nominadas este año. Boston, con un primer álbum que lleva pegando en las ondas estadounidenses más de cuarenta años, o un Iron Maiden, por ejemplo, se encuentran entre los grupos que se lo merecen y ni siquiera se les permite la ilusión de estar ahí porque nunca han olido la nominación. Aquí dejo la lista con los miembros. Nótese que muchos de ellos, Madonna o Leonard Cohen, por citar algunos, tampoco deberían estar. 

La ceremonia de reconocimiento del honorcito será el 2 de mayo y se podrá ver en la plataforma HBO. Por lo visto, la Casa de los famosos del Rock & Roll, además de no ser capaz de distinguir entre rock y pop, tampoco es que deba andar muy bien de dineros. Steve Miller ya se quejó cuando le permitieron la entrada a tan prestigioso club. Solo dan dos entradas por barba. Una para el agasajado y un acompañante. Si quería ir con hijos y suegra, a pagar. Y claro, tendrán que sentarse con el homenajeado, no va a mandarlos al gallinero. Que se queden a su vera sale al orden de unos 3000 dólares por mentón.

Según Pete Pardo, el haber metido en este panteón a dos estrellas que desaparecieron en circunstancias trágicas, va a enganchar a bastante personal al que no le importará pagar una suculenta cantidad por ver a otras estrellas del cántico rendirles homenaje.

Screamin' Jay Hawkins, maestro del shock rock, tampoco está en el Hall. Y sus gritos bien que lo merecen.

martes, 10 de diciembre de 2019

Canciones para entrar a vivirlas ya

Hoy me ha llegado información de Go All the Way, (Recorrer todo el camino)un libro escrito por Paul Myers y S W Lauden. El título está sacado del álbum Raspberries, primer álbum de la banda que lleva el mismo nombre. No he leído el libro, pero los autores hacen un recorrido del power pop, un término acuñado por Pete Townshend del grupo The Who en 1967, para describir la música que su banda estaba creando. Como suele pasar, la denominación de origen no se queda en manos del inventor, sino que su onda expansiva toca otros cuerpos. 


No sé si el malhadado David Berman hubiera podido colarse en esta subcategoría del pop. Lo que sí es cierto es que, el huidizo y problemático artista, algunos dicen que sus letras, a veces plagadas de humor de corte abstracto son capaces de rivalizar con las de Dylan, era un poeta al que tampoco le faltaba destreza con la guitarra. Su voz, si acaso, era la más limitada de sus habilidades, aunque estaba perfectamente equipada para expresar lo que quería contarnos. Sobre todo, su infelicidad. 

Berman siempre abjuró de su padre, para él un mal padre al que comparaba con el mismísimo diablo. Un hombre dedicado a apoyar las armas y que, por lo visto, hacía y sigue haciendo bastante presión en el Congreso para que no se abandonen.

El arte de David Berman me recuerda mucho al de Daniel Johnston. Su talento son canciones para entrar a vivirlas ya que nos dejan el mismo gusto a soledad y tristeza atormentada que las que nos dejara Johnston. Aquí la prueba.