martes, 21 de noviembre de 2017

Un par de pavos

Abrimos la sesión del martes con el perdón a un par de pavos. De los que se comen. Los afortunados llevan nombre. Drumstick (Muslo) y Wishbone (Hueso de los deseos). La Federación Nacional de dicho animal lleva setenta años donando sus carnes a la Presidencia, que celebrará los indultos en el Rose Garden.

Aunque ya algunos presidentes comenzaron esta tradición de indultar a un pavo, con Kennedy empezó el escándalo, el perdón se hizo oficial con George H.W. Bush en 1989. Los condonados se envían a un santuario en Virginia, el Departamento de Ciencias de Animales y Aves en Virginia Tech. Supongo que en Virginia los pavos se sentirán como en casa, ya que de Virginia Tech han salido numerosos estudios que han tenido fuerte repercusión en la industria pava.

A los elegidos se los lleva, supongo que con todos los gastos pagados, a un hotel cercano a la Casa Blanca, en el que esperan hasta que se les presente en sociedad. Desconozco cuántos inquilinos tan alados y tan insignes conviven en Virginia Tech, pero no creo que sean muchos, ya que su esperanza de vida, con esas gorduras inducidas, no se lo permiten. Y admiten visitas una vez colocados en Virginia Tech. Esperemos que esta vez Trump tenga mejor mano con los pavos que con los Haliaeetus leucocephalus

lunes, 20 de noviembre de 2017

Malla uno a saber

La jugada de Cartas Contra la Humanidad (Cards Against Humanity) de agenciarse una parcela en la zona sobre la que Trump pretende alzar su muro no es que valga de mucho. Si acaso para recordarnos que el muro sigue ahí. Eso sí. Trump tendrá que desembolsarse unos cuantos dólares y unos cuantos meses para reclamar, acogiéndose a la Quinta Enmienda, el parche que le han quitado a 15 dólares por tahúr en edición limitada 150000 bromistas, cifra que rápidamente se alcanzó, y parchearlo con sus ladrillos o mallas. Malla uno a saber.   

Baalbec. The three great stones

viernes, 17 de noviembre de 2017

kit de inglés 67: crockpot

Ahora que se acercan el frío y las panzadas de Acción de Gracias, un artículo muy común en la cocina estadounidense es el crockpot. También conocido como slow cooker. 


¿Y qué es el crockpot? Una olla de cocción lenta que va por electricidad y una marca registrada de 1971 que saltó al mercado para hacer la vida de la mujer que trabajaba fuera de casa más llevadera. Funciona con electricidad. Las de los 70, que es la que tengo yo, cuentan con tres posiciones. Apagado, lento y más rapidito. La posición lenta requiere más horas de cocción, claro está. Unas ocho. El crock es nuestro pote, y suele está hecho de cerámica. Otro recipiente de metal lo recubre. La tapadera es de plástico o de cristal. La pronunciación es bastante sencilla.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Al servicio de la humanidad

Las maravillas de la tecnología. La FDA, La Agencia que se encarga de regular los medicamentos y los alimentos, va a permitir que una compañía saque al mercado una pastilla que nos avisa de que nos la hemos tomado. La pastilla en cuestión es un medicamento que servirá para tratar ciertos tipos de trastornos mentales.


Cómo funciona. 

El aviso no es instantáneo. La pastillita tarda como mínimo media hora en hacer notar su presencia. Tiene un sensor del tamaño de un grano de arena que se comunica con un parche que lleva la persona que se la ha tomado. Una aplicación hará el resto.

No se sabe si esto servirá para animar al  paciente a que se acuerde de tomarla, pero por lo menos, los médicos que hacen el seguimiento contarán con más información a la hora de recetar. Esperemos que la pastilla también sirva para dar mayor tranquilidad a sus allegados. 

De una patada de la vaca sale

Para los amantes de la arquitectura y de la madera. Un rascacielos hecho a base de madera en Chicago, con vistas al río. La broma, si se lleva a cabo, alcanzará una altura de casi 244 metros, unos 80 pisos. Y digo si se lleva a cabo porque los arquitectos y los ingenieros tienen que ponerse de acuerdo en cómo levantar este experimento. De momento, no hay en Estados Unidos ningún edificio de madera que tenga esa altura. El T3, en Mineápolis, en el estado de Minnesota, con sus siete pisos, es la estructura más alta hecha en madera.   

Cuenta la leyenda que fue la vaca de la señora O´Leary la que causó El Gran Incendio de Chicago allá por 1871. Las llamas, además de llevarse un buen número de vidas por delante, unas 300 personas, también calcinó unos 9 kilómetros cuadrados de terreno. El fuego se extendió como la pólvora ya que muchos edificios eran de mala calidad y otros de madera. De la patadita de la vaca salió el afán de modernización que hoy en día nos trae la Ciudad del Viento. 

La madera lógicamente está tratada. Es una madera tan dura que en el acero ve a su igual. Y es más maleable. Y, por supuesto, tampoco podemos olvidarnos del medioambiente. Por lo visto la madera es capaz de atrapar el dióxido de carbono que sobre en el aire. Desconozco si esta propiedad no pudiera resultar dañina para los moradores de la torre. Para el final lo de siempre. Los cuartos por los que saldrá la broma. Esperemos que, si se hace, no salga ninguna vaca. 

martes, 14 de noviembre de 2017

Janesville con Roger & Me

Nada mejor que publicar un libro contra la economía para que el establishment lo haga suyo. Esto es lo que le ha sucedido a Amy Goldstein, ganadora del premio al mejor libro sobre negocios y finanzas del año. La pieza merecedora de dicho premio lleva por título Janesville: An American Story (Janesville: Una Historia Americana). 


Creo que ya anuncié que la palabra americana y sus derivados, resaltados en las solapas de un libro o en cualquier otro despliegue visual, me parece que tienen más tirón que el chocolate. Supongo que el tribunal tampoco habrá podido resistirse a la llamada de lo americano, sin desmerecer, por supuesto, las virtudes de la obra de esta periodista que también cuenta con el Pulitzer. Tampoco debe perjudicar que un hijo de la villa sea Paul Ryan y que el tema tratado sean los efectos post General Motors que sufren los que viven de esta factoría. Quizás sea esta una nueva visita al Flint de Roger & Me, pero en papel. 

lunes, 13 de noviembre de 2017

Con el mismo traje no se puede ir

Aunque aún el calendario estadounidense no lo recoge, los meses de octubre y noviembre bien pudieran figurar como los meses del destape.

Kevin Spacey y Louis C.K. han reconocido su culpa. Pero cuando ya nos metemos en las arenas movedizas de la política, los supuestos acusados tienen más posibilidades de evitar que el nudo se los trague, aunque eso sí, del esfuerzo salgan medio magullados y con la ropa húmeda, arrugada y llena de mugre. Pero eso no importa porque enseguida se la sacude uno o la lleva al tinte, o simplemente la tira y la cambia por un traje a estrenar que le permitirá limar los incómodos recuerdos de lo que sucedió cuando era un mozo de treinta y dos, soltero, eso sí, y le daba por salir con menores. 


Con estas acusaciones está lidiando Roy S. Moore, el candidato republicano por Alabama al Senado. El 12 de diciembre supuestamente se iban a celebrar unas elecciones especiales para ocupar el asiento que dejara Jeff Sessions, pero con el escándalo quizás hayan considerado que sería conveniente darle un respiro al candidato para que coja fuerzas y le dé tiempo a sacudirse el barro que le quedaba encima. Por lo visto no había tenido tiempo de cambiarse.   

Y lo que son las cosas. Noviembre es el mes nacional de las figuras a imitar.