Hace unos días escuchaba una de mis canciones favoritas de Frank Zappa,
Uncle Remus. El video incluido es un homenaje musical que Dweezil Zappa hizo a su padre. El sensacional George Duke, voz
y teclado.
Uncle Remus, aunque nombre ficticio, se piensa que está basado en un personaje de carne y hueso, Uncle George Terrell, un esclavo de la plantación de Joseph Addison Turner. Turner, también propietario del periódico
The Countryman, (
El Paisano)
, puso de aprendiz en su imprenta al joven
Joel Chandler Harris, a cambio de comida, techo y ropa. El jovencito, siempre con la espina clavada de ser hijo ilegítimo, pronto se hizo amigo de los más desfavorecidos, los esclavos que trabajaban las tierras de Turner. En los escasos momentos de ocio que unos y otros pudieran tener, no es difícil imaginarse al muchacho pidiéndoles con admiración que le contaran historias de sus ancestros.
Cuatro años estuvo con el propietario, hasta 1866. Después pasó a formar parte de otro periódico, también en Atlanta. El
Atlanta Constitution, pero sus oídos nunca olvidaron las narraciones del Tío George Terrel, ni las del Viejo Harbert o las de la Tía Crissy. Así, en 1880, sale su primera colección con la saga del
Tío Remus, un narrador afroamericano que contará las aventuras de distintos animales. Hermano Conejo, hermano Zorro, hermano Lobo o hermana Tortuga visitan con asiduidad sus páginas.
Harris, consciente de que se estaba adentrando en terrenos farragosos al intentar capturar, entre otras cosas, el dialecto de estos esclavos, dijo que su labor recopilatoria era una especie de homenaje a la tradición afroamericana, a la que, sin duda, veía amenazada. La polaridad se extendió como la pólvora. Las escritoras Alice Walker, Toni Morrison y el criticón de
Mencken, que lo eleva a la categoría de poco más que amanuense, se encuentran entre los detractores.
Del otro bando, figuras como Mark Twain, y si es palabra de Mark Twain parece difícil refutarla, llegaron a considerarlo "el único maestro que este país ha dado" en lo que se refiere a la captura del dialecto afroamericano. Rudyard Kipling escribió a Harris para hacerle saber que los estudiantes ingleses devoraban sus historias en las aulas. Y James Joyce, aunque no le mandó niguna carta, en
Finnegans Wake le hace un guiño con su "Romunculus
Remus".
Independientemente del efecto Harris, hay que agradecerle esa labor recopilataria, aunque solo sea para disfrutar del
Uncle Remus de Zappa y Duke.
Aquí, una tesis doctoral en español sobre lo fabuloso de Harris.