Y, mientras recuperamos al presidente, otro que también se recupera, y por mandato presidencial estadounidense. El uranio. El 30 de septiembre Trump firmó una orden ejecutiva declarando al uranio estadounidense especie amenazada.
Lógicamente, la incapacidad china y rusa a la hora de comprometerse a disminuir su producción, ha hecho que el gobierno estadounidense, que, desde el 2015 ha ido bajando considerablemente la suya, vea la seguridad del país y su estabilidad económica amenazadas.
De momento, la independencia estadounidense de proveedores extranjeros queda garantizada por la gran cantidad de existencias con las que cuenta. Para las armas nucleares, que tiran de tritio, isótopo radioactivo que se usa como combustible nuclear, esa independencia alcanza hasta el 2041. La Armada, que necesita uranio enriquecido para mover los reactores nucleares, está de suerte, ya que se prevee que, por lo menos, hasta mediados del 2050, tenga existencias. La preocupación del gobierno no es infundada, ya que, de momento, los proveedores extranjeros tienen prohibido vender uranio con fines militares.
Es en Utah, Tejas, Colorado y Arizona donde se encuentra el mayor número de minas de uranio del país. Sin embargo, muchas tuvieron que cerrar porque no eran rentables. Pero el uranio no solo tiene usos militares. TESLA, sin ir más lejos, necesita uranio para traernos el futuro a casa. Y ya que está por el mercado sostenible y las energías limpias, quizás Musk no tenga inconveniente en dejarse unos ahorrillos para estudiar fuentes alternativas, como el torio. China y La India ya llevan años experimentando con este combustible.
Y para los escépticos que piensen que las energías que no sean de origen fósil no pueden saciar la sed mundial y que necesitamos los combustibles fósiles como agua de mayo, aquí va un estudio, recientito, de la Universidad de Leeds. Según el estudio, con que, para el 2050, se aumentara un 17% la producción de energías de origen no fósil, los diez billones de personas que habitarán la Tierra en esa fecha podrán llevar una vida bastante digna y tendrán sus necesidades energéticas cubiertas.
Andrew Yang, uno de los pretendientes de la Casa Blanca en estas eleciones, ya se atrevió a ensalzaren su programa electoral los valores del torio como combustible alternativo. Y aquí, años antes, en el 2012, el ingeniero Kirk Sorensen, anunciando las posibilidades del mismo.