jueves, 12 de noviembre de 2020

¿Secretario de Trabajo? ¿Secretaria del Tesoro?

Bernie Sanders le ha confiado a Biden que le gustaría ser su secretario de Trabajo, pero me parece que ni él ni Elizabeth Warren, que, a su vez pretende ser secretaria del Tesoro, van a conseguir el cargo de sus sueños con esta administración. El estrecho margen con el que se han quedado los demócratas en la Cámara de Representantes y el aún más ajustado en el Senado prácticamente les saca de la lista de los aspirantes al cargo. Hay dos asientos que todavía están en juego en el Senado pero el partido republicano de momento cuenta con 50 y el demócrata con 48. Recordemos que el grupo mayoritario en el Senado, el que consiga más de cincuenta y un votos, tiene derecho a vetar a los candidatos presentados. No veo yo a McConnell muy por la labor de dejar que los secretarios sean unos....unos... progres. A un centrista seguramente no lo vetarían, sobre todo si fuera una cara conocida que ya hubiera ocupado un cargo con Obama. Pero Sanders, que ya ha pedido ayuda a sus amigos los sindicatos para que lo avalen... 


Además, Biden también tiene que prestar atención a las opiniones de los grandes pensadores, a voces como la de Steven Pinker, que le han pedido que, si teme por la supervivencia del partido demócrata, que se aleje de la palabra socialismo. Y el tío Bernie exuda socialismo. 

Desde luego Biden no lo va a tener nada fácil a la hora de elegir, no ya por la presión para que se aparte de la endemoniada palabra, ni por la gran cantidad de aspirantes en su lista, sino porque Sanders, sin lugar a dudas, ha sido la estrella del voto joven, especialmente del latino. Y en Nevada, para más señas. Uno de los estados pendulares de estas elecciones. De llevarse los escaños que andan sueltos, quizás nos llevemos una sorpresa, aunque improbable.       

domingo, 8 de noviembre de 2020

La hora de Trump.

Como me quedé corta con las predicciones, aquí algunas más. En cuanto la silla quede vacante, tendremos la Hora de Trump, un show televisivo o podcastero desde el que el exmandatario pondrá a hoja de perejil a aquellos que le han querido mal. Y sus memorias, que lo mismo ya están escritas, requetecompradas y magníficamente remuneradas por una poderosísisima editorial, caen por Navidades.

Y sigo: Eric Trump, por lo visto al mayor el padre no puede verlo ni en pintura, se presentará a la presidencia en el 2024. Kamala Harris tendrá que vérselas con él. De ser así, doy por ganador al muchacho. En caso de que Ivanka, la favorita de papá, fuera la candidata, me parece que la victoria le costaría menos a Harris, ya que al electorado republicano parece que le cuesta más marcar la casilla con la opción mujer para la presidencia. 



Una pena que la diversión a la que nos tenía acostumbrados el presidente toque a su fin. Menos mal que, gracias a la magia de las ondas, aún podremos disfrutar de su desparpajo habitual.

jueves, 5 de noviembre de 2020

Kit de inglés 218: Put a foot in the door.

Esta semana, una de pie con put a foot in the door.  Literalmente "poner un pie en la puerta" y que equivaldría a nuestro meter la cabeza, hacerse escuchar o encontrar el momento oportuno 

La pronunciación de andar por casa: "guet a fut in de dooor". Y la buena aquí.


Esta expresión surge a partir de la insistencia de vendedores y predicadores, que, incapaces de aceptar un no por respuesta, metían el pie y la pierna en la puerta para que no les dieran con ella en las narices, obligando así al inquilino a que los escuchara. Como forma idiomática, es el periódico The Oakland Tribune el que nos la trae por primera vez en el verano de 1914.  


La frase que aparecía en The Oakland Tribune:

"You've got a mighty clever way of getting your foot in the door, and then we can't get it closed until the whole proposition is carried", said Turner."

«A usted se le da muy bien eso de meter la cabeza (encontrar el momento oportuno), y luego no podemos cerrar la puerta hasta que termine de hablar, "dijo Turner"».  

Y para relajarnos, una de marihuana en..

Y para relajarnos, qué tal un recorrido por Arizona, Nueva Jersey, Dakota del Sur y Montana, que ayer mismo decidieron rellenar el circulito con el sí quiero al consumo de marihuana con fines recreativos, siempre que se sea mayor de 21. A celebrar el nuevo ciclo electoral con más impuestos... 

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Allá vamos...

Allá vamos.

Acción legal contra Pensilvania, por permitir recuento de votos enviados por correo dentro del plazo establecido y petición de Trump de recuento de votos en Michigan. Normalmente esta petición se contempla si la diferencia está por debajo del 1% . Seguramente caerá otra en Nevada.

Sí, señor presidente.

 A las diez vuelven a abrir las urnas en Allegheny, el condado donde vivo, para seguir con el recuento. Más de 144000 votos aún por escrutar. Y, lógicamente, el escáner de las tragaperras se atoró, con lo que habrá que contar unos 29000 votos a la vieja usanza. En Pensilvania, con un 64% escrutado, más de dos millones de voto todavía sin amo que, en estos momentos, el presidente clama son hijos ilegítimos a los que no hay que querer... Tengamos en cuenta que, los votos que quedan, son mayoritariamente demócratas, ya que el cuerpo republicano, más valeroso, no teme al virus, y prefiere confirmar in situ que su voto ha entrado.  

El conteo seguirá hasta el viernes por la mañana. En Wisconsin y Michigan supongo que terminarán antes. 

Me atrevo con predicción. Nevada, Michigan y Wisconsin para Biden. 270, la cifra mágica que Trump intentará llevar hasta el Supremo para que se estrene la nueva jueza. 

La verdad es que a América no se le puede echar en cara que no sabe cómo mantener el suspense. 

Y una cosa más. Ayer claramente se vio que, el partido republicano, es Trump.  Así que lo que el presi diga...

martes, 3 de noviembre de 2020

Calentando motores.

Calentando motores. 

A las 3 de la tarde solo dos almas para ejercer el derecho al voto. Fuera, dos pancartas anunciando a los candidatos de cada partido clavadas en el césped de la iglesia electoral. Las pancartas tienen que estar situadas a más de diez pies (unos tres metros) de la entrada, ya que está prohibido hacer campaña electoral bajo las narices, estos meses encapotadas, del votante. La mesa electoral, dos pupitres separados por una mampara de plástico transparente. Hay que enseñar carnet de conducir o algún tipo de identificación que contenga una fotografía. Cuando el miembro de la mesa da con el nombre del votante, este tiene que firmar. Se le pide que retenga el bolígrafo, ya que, a continuación, otro miembro en una mesa más lejana, le hace entrega de una papeleta blanca, kilométrica, una cartulina, en la que uno deberá rellenar de tinta azul, sin salirse, el círculo elegido. En caso de borrón o de que uno se salga del círculo, hay que repetir la jugada y pedir otra papeleta. Eso dicen las instrucciones en el margen superior izquierdo.

Primera opción el grupo demócrata. Segunda republicana y tercera libertaria. Y cuarta, a rellenar con el nombre del candidato que uno quiera. Ejemplo: Tom Cruise. Arnold Schwarzenegger quedaría invalidado ya que el pobre no nació en Estados Unidos y, por lo tanto, la presidencia le está vetada. 

El votante se sienta en unos pupitres más alejados. Están cubiertos por amplias orejeras de cartón blanco que llevan la bandera estadounidense estampada en el centro. Una vez acabado el proceso de selección, uno de los vocales da instrucciones al votante para que, en una maquinita que parece una tragaperras de bar, se meta la papeleta boca arriba. Hay que esperar unos segundos para que el aparato dictamine que todo está a su gusto y nos despida con un ha votado


Antes de salir, el vocal que tiene asignada la vigilancia de la puerta de acceso despide al votante con una pegatina, un duplicado del mensaje que dio la maquinita pero en papel: ha votado. 

Esperemos que ni la tecnología ni los profesionales que la tratan hagan de las suyas esta vez.