Y nos vamos con la guía de viajes de Victor Hugo Green, para los que no lo sepan,
verde en inglés es
green, hasta
Idlewild, en Michigan, uno de los pocos lugares en los que estaba permitido el acceso a veraneantes de color. La idea de hacer de Idlewild un paraíso para la gente de color con pudientes no salió de la comunidad de color, sino de unos cuantos especuladores blancos a los que se les hicieron los ojos chiribitas con la posibilidad de hacerse de oro. En 1912 compraron el terrenito que luego vendieron en parcelitas a acaudaladas familias. Madam C.J. Walker, una mujer que labró su fortuna en el negocio de los cosméticos y los productos capilares y a la que se considera la primera mujer de color que se hizo millonaria en Estados Unidos, adquirió una de esas parcelas.
A este paraíso no le faltaba de nada, de hecho se le conocía con el nombre del Edén negro de Michigan. Lagos para pescar, remar y nadar, zonas para ir de acampada y hacer sus barbacoas, montar a caballo o patinar. Por la noche, clubs nocturnos, los más famosos quizás fueran el Flamingo y el Paradise Club, para entretener a la clientela. Por la escena nocturna de Idlewild pasaron personalidades como Jackie Wilson, Sarah Vaughan, Louis Armstrong, Dinah Washington o Aretha Franklin.
Como le sucediera al libro de Green, la escena de Idlewild perdió su luz con la Ley de Derechos Civiles de 1964. Más información sobre Idlewild en el
Canal Smithsonian.
Curiosidad: Antes que Idlewild, estuvo Highland Beach, en Maryland. En 1893 Charles Douglass, veterano de la Guerra de Secesión e hijo de Frederick Douglass, el famoso abolicionista, harto de que Maryland le negara la entrada en las zonas playeras, decidió adquirir la suya.
Y otra curiosidad: Hacia 1900 parece que el juego que más se practicaba en las playas era el croquet. No confundirlo con el cricket.