lunes, 31 de agosto de 2020

Hay gusanos dentro.

Llevo tiempo queriendo colgar una entrada de arte estadounidense y hoy, que descanso de mi empleo de funcionaria contratada por ni más ni menos que por el mismísimo Washington, (en otra entrega ya hablaré de él), me decido. En esta ocasión nos vamos con el movimiento de la Ashcan School, la Escuela Ashcan. La palabra ashcan se podría traducir por un contenedor grande para depositar cenizas. El Philadelphia Record publicó en 1915 una viñeta del ilustrador George Bellows titulada Decepción del "ashcan", Disappointment of the Ash Can, en la que se veía a un hombre portando una lata, decirle a otro con un indiscutible acento neoyorquino: "Deys Woims in it". "Hay gusanos dentro". Bellows, consciente de que este arte era considerado basura por muchos, sobre todo por la élite, la cual rechazaba este gusto realista por retratar a las clases bajas urbanas en todo su abominable esplendor, recoge con humor ese rechazo.

Artists' evening
La tarde del artista de George Bellows.

Bellows,
aunque seguidor de dicha escuela, no es uno de sus fundadores. De hecho, fue un círculo de ocho, que, en realidad, debería reducirse a cinco, ya que tres de sus miembros pronto se alejaron del estilo ashcanizado pero aún se asocian al movimiento por los lazos de amistad que les unían con los miembros de este círculo, a los que debemos dicho estilo. Un estilo que, cronológicamente, arranca a principios del siglo XIX y que será el eslabón que dé a conocer al público americano el impresionismo francés por una parte, y, por otra, el arte moderno que se practicaba en esos momentos en Estados Unidos.

Es 1908, la fecha en la que se exhibe en la galería de arte Macbeth, en la famosa Quinta Avenida de Nueva York, las obras de Robert Henri, John Sloan, George Luks, Everett Shinn, William Glackens, Arthur Bowen Davies, Ernest Lawson y Maurice Prendergast. La paleta de los cinco primeros se caracterizaba principalmente por los colores sobrios y las pinceladas sueltas, a la manera impresionista pero sin los tonos pastel usados por los franceses, para retratar los barrios obreros de Nueva York y de Filadelfia, lugar del que, por cierto, despegó este movimiento. En cambio, la tabla de colores de Davies, Lawson y Prendergast es más brillante y, a veces, retrataban entornos alejados de la gran ciudad.

Seguramente sean Henri y Sloan los pintores más conocidos de este grupo. Henri, formado en la Pennsylvania Academy of the Fine Arts, en Filadelfia, bajo la tutela de Thomas Anshutz, que, a su vez, había estudiado con Thomas Eakins, el gran incitador victoriano, estaba profundamente influenciado por las obras de Velázquez, Goya y Manet. Siete veces, de 1900 a 1926, vino a España. De hecho, una de sus obras, el retrato de la Gitana española, en el Metropolitan de Nueva York, fue la primera obra de un autor ashcan que adquiriera el museo allá por 1914.

Henri, magnífico docente y maestro del retrato, fue el mentor de los otros cuatro. Como él, estos artistas también se dedicaban a dibujabar viñetas, muchas veces satíricas, para periódicos y revistas.

Sloan, más interesado en captar al ser humano en su contexto, toma, entre otros, a los ilustradores satíricos, Daumier y Du Maurier, como referencia. Su estilo desembocará en una apropiación personalísima del art nouveau francés y de las impresiones japonesas en madera.

A Luks, que fue corresponsal del Philadelphia Bulletin en Cuba para cubrir el conflicto entre Estados Unidos y España en 1895, le podemos considerar la influencia más directa, especialmente en el tratamiento que este hace de la luz, sobre un artista muy querido en Europa, quizás por su captación de una austera y misteriosa soledad, propia de novela negra americana, que resulta casi adictiva. La de Edward Hopper. Solo hay que fijarse en Bleeker And Carmine Streets para que nos hagamos una idea de la presencia de Luks en la obra de Hopper.

Luks, siempre deseoso de captar el dinamismo de la escena, famoso es su cuadro de una pelea de boxeo, Shinn, por su parte, parece tener más devoción por el circo y, siguiendo a Degas, por el mundo de las bailarinas. 

Glackens, al igual que Luks, también se encuentra más cómodo retratando escenas dotadas de dinamismo, en especial aquellas que captan el bullicio de Nueva York. Coches de caballos, compras navideñas, restaurantes o escenas en el parque abundan en su repertorio. Decir que, en su caso, Renoir es la luz que ilumina su trabajo.

Lawson, fiel seguidor del impresionismo, resumía así su teoría pictórica: los colores deben usarse para reflejar tres emociones principales en el hombre: anticipación, entendimiento y retrospección.  
 
El canadiense Maurice Prendergast, el mayor de todos, siente predilección por el fovismo y el postimpresionismo, mientras que en Arthur Bowen Davies, observamos el gusto por el simbolismo y lo onírico. Davis sentía especial admiración por la obra del muralista francés Pierre Puvis de Chavannes. A sus esfuerzos debemos que se celebrara con éxito la Exposición Armory (Armory Show) de 1913, la cual sirvió para catapultar a artistas europeos, en especial a Matisse, Duchamp y Picasso. El precio a pagar por esa presentación a los ashcan les costó caro, ya que su estilo pronto quedó en el olvido, desbancado por los aires europeos y las corrientes modernistas que se estaban fraguando en Estados Unidos. Unos escasos años de gloria que, eso sí, allanaron el camino a otros grandes, como a nuestro bienamado Hopper. Los gusanos ashcanos resultaron ser de seda. Delicados y efímeros.

jueves, 27 de agosto de 2020

Kit de inglés 208: Big deal.

Y esta semana, un ¿a quién le importa?¿y a mí qué? bien grande con big deal. Su traducción literal "gran asunto".

Pronunciación para salir del paso: "big dil". Y la buena aquí, con estas sensacionales explicaciones de los múltiples usos de deal.

Esta forma, que se origina en los años 60 del siglo XIX, se utilizaba para referirse a "una cantidad importante de algo". En 1878, esa "cantidad importante" se mete en el mundo de la especulación financiera californiana para referirse a "grandes sumas". En 1915 comienza a utilizarse para referirse a "algo de especial importancia".

Pero la primera vez que se registra de manera escrita el uso irónico de la expresión figurada que nos ocupa sale de las páginas de la novela del Guardián entre el centeno, de J.D. Salinger, en 1951.

Foto de David Bosch. Cortesía de USDA ARS.

Frase:

Coronavirus. Big deal!
Coronavirus, ¿y a mí qué?

lunes, 24 de agosto de 2020

Pollo a la americana.

El director general de correos nos ha sacado de dudas: que los pollos llegaran sin vida se debe a la covid-19. No es que los animales hubieran contraído una infección por el coronavirus, sino que, con la pandemia, no todo el reparto llega a su hora.

Foto de Stephen Ausmus. Cortesía de USDA ARS.

Desgraciadamente al director se le olvidó mencionar que no permite que su plantilla haga horas extraordinarias, pues menudas pérdidas que tiene la organización al año, ni más ni menos que unos diez mil millones de dólares anuales. DeJoy tampoco quiso reconocer que Trump seguramente le estará apretando las tuercas para que intente retrasar lo más que pueda el envío de votos por correo.
Con esta presión unos pollos más menos...

El miércoles probablemente más con DeJoy como protagonista. Pollo a la americana.

El presidente y los pollos fritos.

Y, como estamos de cabeza con el servicio de correos estadounidense, una de pollos fritos recién salidos de este horno. Una partida de 4800 polluelos enviados con USPS, el servicio postal de Estados Unidos, no ha llegado viva a Maine, su destino. El retraso en el envío ha producido que los animales perecieran de hambre y sed.

Foto de National Archief .
Este tipo de envío avícola no es nuevo, sino que se trata de una práctica que se remonta a 1918. Y parece que USPS transporta bastantes pollos, hablamos de millones, sobre todo en las semanas que preceden a la Semana Santa. Eso sí, los pollos no pueden tener más de 24 horas de vida, aunque las aves adultas sí se pueden enviar, siempre y cuando pesen entre 200 gramos y 12 kilos. Patitos, emús, gansos, perdices, gallinas de Guinea, faisanes, codornices y pavos que no superen las 24 horas también son transportables.

El envío de abejas también es bastante frecuente. Estas chicas no pueden viajar en avión, a menos que sean reinas, que sí que aguantan el tránsito aéreo, siempre y cuando vayan acompañadas de un séquito no superior a ocho. Los escorpiones tampoco vuelan, solo se mandan por tráfico terrestre. Mamíferos y animales venenosos tienen prohibido el transporte, al igual que las arañas, aunque las crías de caimán, si no alcanzan el medio metro, sí que se pueden enviar.

En unas horas el director de USPS, Louis DeJoy, le contará al Congreso que ha pasado con los pollos, aunque la atención se la llevará el presidente, no los pollos fritos.

viernes, 21 de agosto de 2020

Kit de inglés 207: Take a rain check.

Y hoy nos vamos a mojar con la lluvia. Take a rain check. Literalmente "tomar un cheque de lluvia", y que deberá traducirse por dejar para otro momento.

La pronunciación para salir del paso: "Téik a réin chek". Y la buena aquí, con la fantástica explicación del profe Ávila.

Como nos cuenta el profe, esta expresión sale del mundo del béisbol a finales del siglo XIX. En caso de que lloviera y el partido de béisbol tuviera que cancelarse, los asistentes recibían un resguardo valedero para otro encuentro.

[Opening Day 1923 Yankee Stadium (baseball)]
Frase:

Trump takes rain check on Yankees pitch blaming busy schedule.

Trump se escuda en que tiene un horario apretado y aplaza el lanzamiento de honor con los Yankees.

jueves, 20 de agosto de 2020

Librobuzón, ya.

Foto de Peggy Greb. Cortesía de USDA ARS.
Hace tiempo que quería colgar una entrada en el blog para hablar de los contenedores que se utilizan en Estados Unidos para devolver libros y, el coronavirus y una noticia en el Diario de Ibizame lo han recordado.

Años atrás le pregunté a una de las bibliotecarias de Fuenlabrada si existían contenedores para devolver el material prestado. La respuesta fue negativa. Ahora, el coronavirus parece que está llevando a España a adoptar este método.

En Estados Unidos, no sé cómo funcionará en otros países, este tipo de devolución es muy común. Y tiene su lógica. Si uno no puede presenciarse durante el horario de apertura al público, siempre puede devolver el material en mitad de la madrugada.

En estos buzones que se ven por Estados Unidos, a veces se pueden ver dos lengüetas, una para libros y otra para material audiovisual, de este modo le ahorramos al bibliotecario tiempo en la clasificación. Aquí dejo una muestra de un contenedor con dos departamentos. También los hay simples, es decir, buzón único sin separador. Y también tenemos la lengüeta incrustada en un ladrillo del edificio. Una pequeña rampa por la que brevemente se desliza el material prestado termina en una cesta en la que esperará hasta su clasificación o, en estos meses, al centrifugado y clasificación.

De momento, no he podido dar con el inventor de este tipo de contenedor, pero el de la basura, ese que tiene ruedas, fue patentado en los años 30 por el político demócrata y empresario George Dempster, natural de Tennessee, aunque por lo visto los contenedores ya existían en tiempos prehistóricos, aunque áun no eran de plástico, claro.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Clínica bulera.

Al paso que lleva la burra, dentro de poco tendremos que restaurar las clínicas para combatir los rumores, como esas que el presidente Roosevelt abrió durante la Segunda Guerra Mundial para evitar el bajón moral del tropel americano. Las clínicas, dependientes de la Oficina de Información de Guerra, filtraban bulos como estos:
  • Que una bomba llenita de gérmenes de peste bubónica se lanzó en Oregón.
  •  Que las mujeres del cuerpo voluntario del servicio de emergencia, en inglés WAVES, eran propiedad de los oficiales y que estos podían hacer con ellas lo que les viniese en gana.
  • O que el pelo de una mujer empleada en una fábrica de munición, tras hacerse una permanente en la peluquería, estalló en llamas. 
The Boston Sunday Herald - Ladies want it
Gordon Allport y Robert Knapp, profesores de Psicología en Harvard, fueron los directores de la primera clínica de desinformación y que fue establecida en Boston. En un principio se pensó en abrir veintiocho clínicas más, todas en universidades. Estas funcionarían con una plantilla voluntaria de profesores y estudiantes. Sin embargo, el proyecto no cuajó, demasiada información en manos civiles, decidió el gobierno, y Robert Knapp tuvo que buscarse otras alianzas. La encontró en el periódico el Boston Herald. En sus páginas, cada domingo, saldría la falsedad de la semana a desbancar. Bajo el bulo, también aparecía publicada la explicación correcta. 

Y sí. Kamala Harris es americana. Aunque algunos se nieguen a creerlo y vuelvan a las andadas con el vergonzoso birtherismo.